XII. UN NUEVO MUNDO.

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Drusso y Livio estaban atónitos ante lo que veían sus ojos, por más de mil años esperaron el retorno de Crissio y ahora que este se encontraba frente a ellos no podían dar crédito a lo que veían. Los tres vampiros se mantuvieron en silencio por un minuto, Crissio no decía una sola palabra y el par no tenía idea de que decirle o colo darle la bienvenida, al final Drusso decidió hacer su primer movimiento.
- Mi señor, es bueno bueno verle de vuelta- Drusso le hablo en latín, pues era la lengua que el inmortal conocía -  permítame ayudarlo por favor.
- ¿Quien rayos eres?
- Mi señor, soy yo, Drusso.
Los ojos del inmortal lo barrieron de pies a cabeza, el gigante se acercó a él tratando de estrechar su mano, pero en acto fugaz tomo el antebrazo del gigante y le dio un golpe en el pecho con la palma de su mano haciendo que el impacto lo arrojará contra la pared del mausoleo.
- ¡Drusso!
Antes de que el general pudiera auxiliarlo este también fue atacado por el recién despierto Crissio.
- Crissio ¡Detente soy yo!
Pero fue en vano, el poderoso puño del cónsul se estrelló contra la sien de Livio, de haber sido humano el golpe habría sido fatal. Con ambos en el suelo Crissio aprovecho la oportunidad y salió del mausoleo.
- Livio ¡No dejes que escape!
Drusso estaba mal herido por lo cuál el general salió solo a interceptar a Crissio, este se encontraba corriendo, confuso entre los pasillos de la casona, la estructura no era comparada a las casas que el conociera por lo que se sintió confuso, desorientado y todo le parecía amenazante. Livio lo vio entre el corredor, tomo una de las espadas de hierro que se exhibían en las paredes y la arrojó directamente contra Crissio, sin embargo, los reflejos de esté actuaron primero y bloqueo la espada con si brazo, la hoja de hierro se partió en dos, Crissio miró a su viejo amigo con fuego en los ojos.
- ¡No me reconoces Crissio!
El solo crispo los puños y se dirigió a Livio amenazadoramente.
- Así será entonces.
El primer golpe fue esquivado por Livio, pero no tuvo suerte con el segundo, un fuerte golpe en el estómago casi lo dejó sin aire, el contraatacó pero su puño fue detenido por la mano una mano de hierro, Livio no lo podía creer, era muy fuerte, Crissio levantó su puño y golpeó fuertemente la mandíbula de Livio, sus largos colmillos volaron por los aires en ríos de sangre, no importaba pensó Livio en unos segundos volverían a crecer, así que se puso de pie y continuó tratando de atacar pero no tuvo éxito, Crissio estaba a punto de dar el último golpe, pero una lanza rasgo el aire, se dirigía a él, en una increíble maniobra Crissio la sujetó en su trayectoria, le dio un par de giros y la devolvió a quién se la había arrojado, Drusso se hizo a un lado apenas, la lanza le rozó el oído izquierdo.
- ¡Mi señor tiene que escucharme!
Hizo caso omiso y saltó desde una ventana al exterior.
- ¡Maldición! ¡Vamos Livio!
Pero era tarde, el inmortal había desaparecido entre la oscuridad de la noche.

Crissio comenzó a correr rápidamente, ¿A dónde? no lo sabía, no sabía dónde estaba, no sabía que estaba sucediendo, las calles, los edificios, las luces, todo era extraño, en su temor, saltó sobre los postes de luz destruyendo los faros de un solo golpe, más al tratar de cruzar una calle fue golpeado por un auto, el auto se abollo en su frente, Crissio permaneció consternado ante el vehículo que tenía en frente.
- ¡Oye imbécil! ¿Que estás haciendo?
El conductor salió agresivamente y se percató de que Crissio estaba completamente desnudo.
- No sé cómo lo hiciste pero pagarás por esto.
El ruido del motor parecía molestarle, ignoró a su interlocutor quién no paraba de decirle insultos, Crissio levantó su brazo y de un solo golpe perforó el cofre del auto y extrajo el pesado motor arrojandolo por los aires, este se fue a estrellar contra los vidrios de una joyería cercana, al ver eso, el propietario del auto huyó gritando del lugar.
Crissio continuó su carrera, a lo lejos se oían las sirenas de unas patrullas, las unidades de policía recibieron el reporte de un demente desnudo causando destrozos por las calles, una de estas unidades vio a Crissio correr cerca de la avenida del parlamento, por lo cuál comenzaron a perseguirlo, pero a pesar de tener el vehículo a la máxima velocidad no podían darle alcance.
- Es muy veloz.
Crissio dejo atrás el parlamento y entró a una capilla cercana.
- Lo tenemos.
El par de policías encontró la puerta hecha añicos, sus piernas comenzaron a temblar mientras agitaban sus armas  y linternas entre la oscuridad. Surgido de las sombras, Crissio saltó sobre u Is de los policías, desgarró su cuello y comenzó a beber la sangre, aterrado el otro policía comenzó a disparar, aunque las balas atravesaron la piel de Crissio, no le causaron ningún daño.
- ¿Quién eres tú?
Por toda respuesta recibió un golpe en la cara que le rompió el cuello; Crissio levantó los dos cuerpos y los arrojó a las profundidades del río Danubio y permaneció mirando la luminaria de la ciudad y preguntándose donde estaba.


A la orilla del río Danubio, Crissio miraba la ciudad que se elevaba frente a él, era muy diferente a lo que el conociera, las estructuras eran grandes muy grandes, casi como el coliseo o el palacio del emperador, en cada esquina había una luz, pero no parecían antorchas, eran más intensas, se inclinó frente al río y vio su reflejo, su rostro manchado de sangre la sangre del miserable que lo atacó; una a una las balas fueron saliendo de su cuerpo, eran similares a los proyectiles que usarán las legiones con las hondas, pero solo era plomo no había de que preocuparse.
- Alaya.
No pudo evitar decir su nombre y recordar su rostro, sus labios, el aroma de su cabello, llevó la mano a su pecho, allí reposaba la cicatriz de la herida causada por el fragmento de la espada de plata que usará para tratar de y quitarse la vida. De pronto escuchó un ruido, una camioneta negra se detuvo frente a él, de ella bajaron dos tipos en trajes negros, se acercaron lentamente a él y cuándo quedaron palmo a palmo de él, se arrodillaron solemnemente.
- Drusso, Livio, ¿Que está pasando aquí?
- Ha pasado mucho tiempo mi señor.
- ¿Cuánto?
- Más de mil señor.
La respuesta dejo helado a Crissio, mil años, más de mil años habían pasado desde que se sumiera en el sueño de la muerte, ¿Cómo había sucedido? ¿Por qué seguía allí?. Livio desplegó una prenda que llevaba bajo su brazo y con ella cubrió el cuerpo del vampiro, era su vieja capa de cónsul, dejándose llevar por ambos abordó el vehículo aún sin saber que era.
- ¿Dónde están los caballos?
- Todo a su tiempo mi señor, lo pondremos al día.
Cerró los ojos y exhausto se quedó dormido.
- ¿Crees que este bien?
- Han pasado siglos, pero confío en que así será.
Continuaron su camino, pasaron la casa dónde estuvieron alojados, ahora estaba rodeada de policías y bomberos, pues la habían destruido con el fin de borrar todo rastro del despertar de su amo, esto los llevó a otra de sus tantas casas cerca de allí. Llevaron a Crissio a las habitaciones superiores, y esperaron a que despertará de nuevo.
- ¿Como es posible? Su fuerza es mayor que antes.
- Recuerda,la fuerza de un vampiro aumenta de acuerdo a su edad, y Crissio tiene más de mil años, casi dos mil, y no importa cuánto tiempo haya estado dormido, su cuerpo siguió evolucionando.
- Es un alivio que este de nuestra parte.
- Eso espero.
Crissio despertó, está vez miró a Crissio y Livio detenidamente y se convenció de que eran ellos, sus amigos.
- Drusso...yo quería morir.
- Lo siento mi señor, pero, al parecer la herida que se causó en el pecho solo lo hizo dormír todo este tiempo
- ¿Alita? ¿Malael? ...¿Alaya?
- Lo siento, todos están muertos.
Y a lágrima surgió de sus ojos, lo sabía, pero eligió hacer la pregunta.
- General Livio, ¿Cómo es posible?
- Le pedí a Drusso que lo hiciera ya ahora mírame, todo un vampiro.
- Y tu Drusso ¿cómo lo hiciste?
- Fue usted, ¿No lo recuerda? La noche en que murió la señora Alaya, usted me mordió la mano y fue así como yo me convertí.
- ¿Eres como yo?
- No exactamente, a diferencia de usted y Livio, yo puedo exponerme al sol, pero también soy vulnerable como cualquier humano, bebo sangre y puedo consumir alimentos humanos.
- ¿Cómo es eso posible?
- No lo sé aún señor.
- Aún no toleró la idea de seguir con vida, y si una espada de plata en mi corazón no es capaz de privarme de la vida, entonces nada lo hará y está vida sin ella...sin Alaya, solo es...solo es...una vida vacía.
- Crissio, nosotros...
- Déjenme solo, por favor.
- Crissio, está a punto de amanecer, será mejor que  no intentes nada.
El par salió de la habitación, pero se mantuvieron detrás de la puerta para vigilarlo, no podían permitirse que se expusiera otra vez.
- ¿Estará bien Drusso?
- Despertó después de 1900 años Livio,¿Tu qué crees?
Allí permanecieron sin escuchar nada que pudiera parecer un riesgo.

Al otro lado de la ciudad de Budapest.
- Ya se los dije, el sujeto se estrelló contra mi auto, saco con una sola mano el motor y lo arrojó como si fuera algodón.
- Será mejor que cambie su historia, el reporte decía de un hombre corriendo frenéticamente por la ciudad causando desastres y al único que encontramos en ese estado fue a usted.
- Inspector entiendame, huir aterrado de esa cosa.
- Huyó y luego mató a dos policías.
- ¿Qué? ¡Por supuesto que no! Yo no maté a nadie!
Un golpe a la puerta detuvo el interrogatorio, el inspector abrió y una mujer con traje sastre, falda a la rodilla y zapatos altos se presentó.
- ¿Quien es usted?
- Agente especial Aneska Gorog, me haré cargo de su hombre.
- Ya era hora, empezaba a agotarme de esté tipo, bueno, es todo suyo, adiós.
La agente Aneska cerró la puerta, se acercó a la cámara de seguridad y conectó un dispositivo de repetición.
- Hola.
- Hola.
- Señor Airaham, por favor dígame todo lo que vió.
- Ya se lo dije al inspector, ¿cuál ves la diferencia?
- La diferencia es que yo estoy dispuesta va creerle, hablé y lo ayudaré.
El señor Airaham contó con detalles su encuentro con Crissio, sus acciones y la increíble acción con el motor del auto.
- ¿Puede describirlo físicamente?
- Alto, robusto, sus músculos parecían de acero, ojos negros y piel morena casi cobriza, estaba desnudo.
- ¿Algo más ? ¿Algún detalle minúsculo?
- ahora que lo dice si, tenía un par de colmillos muy largos, como una bestia, como un...oh Dios...¡Un vampiro!
- Escuche señor Airaham, usted saldrá de esto, pero lo mejor será que no diga nada acerca de un vampiro, no le creerán y tendrá problemas en el juicio.
- Si está bien, no diré nada.
Aneska se levanto, se colocó detrás de él y le sujetó la cabeza con ambas manos.
- Se que no dirá nada señor Airaham, pero prefiero asegurarme.
Hizo un brusco movimiento y le rompió el cuello, salió del cuarto al tiempo que llegaba otro hombre.
- Soy el abogado del señor Airaham.
- Adelante, es todo suyo.
El abogado entró y Aneska se dirigió a la salida de la comisaría, entonces el abogado alertó a los policías del homicidio, todos se movilizaron buscando a Aneska, pero está había desaparecido.

A Crissio le parecía un mal sueño la situacion en la que ahora se encontraba, la última vez que vio el mundo este estaba rodeado de villas y comarcas, ahora las ciudades abarcaban kilómetros, con gigantescas estructuras de metal y bestias mecánicas que se movían solas.
- Así que este es el nuevo mundo Drusso.
- Si mi señor, la humanidad evolucionó bastante.
- ¿Que pasó con el imperio?
- Malas decisiones, malos emperadores.
- La historia de siempre, no me sorprende, Roma estaba destinada a caer, pero dime una cosa ¿Cómo es que Livio está aquí y tab joven como lo conocí?
- Es un inmortal como usted señor, yo lo convertí.
- Así que ese fue su deseo y lo cumplió.
- Ha estado todo esté tiempo aquí, esperando su regreso.
- Me dijiste que tu eras diferente, explicate.
- No se como explicarlo, pero soy distinto, la luz no me daña, tengo la fuerza y velocidad de un vampiro ordinario...
- ¿Vampiro?
- Es como se denomina a nuestra especie.
- Continua.
- Tengo las ventajas de los inmortales, pero también soy vulnerable, las armas comunes me dañan e incluso podrían matarme, vivo del consumo de sangre o alimentos humanos, en realidad no soy inmortal, solo soy longevo, me conservó eternamente joven.
- Aún así, es bueno tenerte aquí, lamento haberlos atacado.
- Descuide señor, estámos bien.
Tocaron a la puerta de la habitación, Drusso le dio paso ahora al general Livio, Crissio sonrió al verlo, se dieron un fuerte abrazo.
- Livio, así que tú también.
- Somos lo único que queda de aquellos tiempos Crissio, debemos preservar algo de ello.
- La era moderna parece más caótica que antes, no se cómo han sobrevivido los hombres.
- Se matan unos a otros al igual que antes, pero han sabido mantenerse en esta tierra.
- Me costará trabajo adaptarme.
- No te preocupes, Drusso y yo te ayudaremos.
Y así fue, durante una semana le ayudaron a aprender todo lo relacionado con la era actual, en esa semana, Crissio había aprendido todo lo que le toma a una persona aprender en quince años, esto debido a que el cerebro de un inmortal retiene diez veces más información que el cerebro humano, una segunda más bastó para que Crissio estuviera listo, al finalizar el periodo de estudio Crissio dominaba ya trece lenguas, tanto escritas como habladas, manejaba los aparatos existentes como si los conociera de toda nos vida, física, química, matemáticas, está última disciplina era la de mayor agrado para el y ya la dominaba desde tiempos imperiales.
- Es todo un prodigio mi señor.
- Deja de llamarme así Drusso, la era de los esclavos quedó atrás, llámame Crissio.
- Como prefieras Crissio.
- ¿Que ocurrió con la fortuna que tenía?
- Ha crecido a cada día, vivirás sin preocupaciones.
- Gracias Drusso, gracias por todo.
El gigante estrechó la mano que le ofreciera Crissio y sus ojos se cristalizaron.
- Es hora de otra lección Crissio- irrumpió Livio- ven conmigo.
- ¿Que sigue ahora?
- Combate, eres talentoso, pero el combate también ha evolucionado.
- El combate es un lenguaje universal Livio, estaré bien
- No lo dudo, pero allá afuera hay grupos humanos que quieren exterminarnos, de alguna manera descubrieron nuestra existencia debido a vampiros que no tuvieron cuidado al exponerse, la mayoría de éstos grupos son ineptos, pero es mejor no bajar la guardia.
- Está bien, mustrame.
Livio lo instruyó en el uso de las armas de fuego, Crissio las dominó rápidamente, pero le parecía una forma vanal y simple de pelear, si, la efectividad de las armas al ejecutar un enemigo era alta, pero el honor y la decencia del combate desaparecía de esta manera, por lo cuál prefirió el uso de las armas punzo cortantes.
- Eso me recuerda algo, espera.
Livio desapareció tras la puerta de la sala de entrenamiento, no tardó mucho en volver con una manta.
- Mira esto.
Debajo de la manta yacía un Gladius en perfecto estado.
- Es...
Reconoció la hoja de acero, la empuñadura de marfil.
- Es la espada que te obsequiará Alaya. La preservamos todo esté tiempo.
Crissio tomo la espada, deslizó sus dedos por la afilada hoja de acero y la recordó.
- Gracias, muchas gracias.
Crissio salió de la sala y volvió a su habitación, se asomó a la ventana y vio la ciudad iluminada por la luz artificial.
- Al demonio, todo se acabó, ella ya no está aquí y yo sí, el cónsul y héroe de Roma ya ni existe más ahora solo seré Crissio, ahora solo seré yo.
Se paró sobre el barandal del balcón y se dejó caer al vacío, el suelo se hizo añicos y un pequeño cráter se formó en el sitio dónde aterrizará, guardo su espada entre los pliegues de su gabardina negra y sonrió al contemplar la luna llena.
- Hace siglos que no cazo, esto va a ser divertido.
Y con una sonrisa se perdió entre las sombras de las calles de Budapest.

se fue ¿cierto?
- Si, lo hizo.
- Será mejor que lo sigamos de lejos, aunque haya aprendido rápido no quiere decir que ya pueda andar por allí.
- Como sea, vamos de una vez.
Crissio caminaba por las calles iluminadas por los faroles, la arquitectura propia de Budapest le encantó y más aún le pareció magnífico la efectividad de los relojes actuales, ya lo tendría que estar adivinando el tiempo para no ser sorprendido por el sol; mientras caminaba vio a una pareja tomada del brazo dirigirse en sentido contrario a él, la chica parecía contenta y el enamorado, cuándo pasaron a su lado la joven golpeó el costado de Crissio y debido a su fortaleza ella cayó al suelo.
- ¡Oye! - exclamó el varón, Crissio lo ignoro y le tendió una mano a la chica para que se levantara, ella aceptó la ayuda y de pronto se perdió en los profundos ojos negros del vampiro.
- Gracias.
- ¿Como te llamas?
- Kriska.
- Mucho gustó Kriska, continúen su camino, hasta pronto- se despidió besando la mano de la joven, ella se quedó anonadada mientras Crissio se retiraba, este a su vez miró discretamente atrás, la chica volvió al brazo de su pareja pero volteaba a verlo a él.
- Execelente perfume Kriska, no lo olvidaré.
Y continuó su camino, un inconfundible olor llegó a su nariz, se trataba de vampiros, más vampiros, por un momento pensó que se trataba de Livio y Drusso, pero este aroma era distinto, diferente, eran jóvenes. Siguió el aroma, este se hacía cada vez más fuerte, vio un grupo de tres de ellos ingresar a una casona sin ventanas, se acercó y trató de entrar pero un sujeto alto y músculoso se lo impidió.
- Lo siento pequeño, no puedes pasar.
- Me gustaría saber el motivo.
- No me agradas, los de tu tipo están en alcantarillas, ¿por qué ni vas con ellos?
- Me estás exasperando.
- No me importa ¡Largo!
Pero se mantuvo allí, no se movió un solo centímetro.
- Parece que no entiendes.
Lo sujetó por el hombro tratando de empujarlo, pero se encontró con una fuerte resistencia.
-¿Que hacés?
La fuerza empleada contra esa resistencia provocó que se le rompieron el brazo, cayó al suelo, ante los pies de Crissio.
- Tranquilo, ya sanará.
- Maldito, pasa, pasa.
Crissio entró solemnemente a la casona y el panorama cambio drásticamente, la casona era amplia y oscura, luces intermitentes de neón la alumbraban envuelta en un ruido musical estridente, era una de esas cavernas de vampiros de las que le hablara Drusso.
Caminó entre empujones y golpes de los presentes que bailaban de un lado a otro, mesas bañadas en sangre, vampiros extrafalarios y vulgares sin respeto alguno por sus víctima, de pronto al fondo del salón se alzó una plataforma, la música y el ruido cesaron, en la plataforma estaba un vampiro con el torso desnudo y pecho bañado en sangre.
- ¡Hermanos míos! Es la hora del sacrificio.
- Siiiiiiiiiiiii.
- ¡Ellos nos nutriran está noche, su sangre joven nos mantendrá eternos!
Todos estallaron de júbilo al ver un par de niños, una niña de aproximadamente 13 años y un niño de 8.
- Si, sangre joven.
Todos lo animaban diciendo su nombre, ¡Antón! ¡Antón! ¡Antón! este sujeto estaba a punto de morder el cuello del niño pero Crissio se lo impidió y de una patada lo tiró de la plataforma.
- ¡Son unos miserables!
Antón se levantó del suelo y todo mundo miraba ahora a Crissio.
- Vanales sacos de sangre, no merecen la inmortalidad.
- ¿Quien rayos estés tú?
- Lo que ustedes nunca serán, mirense, patéticas sanguijuelas, no son más que la sombras de la gloria que una vez tuvimos.
Antón salto hacia él, furioso, arrogante, quería matarlo.
- No tienes idea de con quién te has metido.
Lo atacó pero Crissio lo esquivó fácilmente, la debilidad de Antón le mostró que tenía solo unos meses de ser transformado, Crissio lo tomó de la cabeza y la estrujó hasta hacerla explotar,los asistentes huyeron asustados, pero Crissio los mató uno a uno, hasta solo dejar uno vivo.
- No disfrutó las matanzas, pero no tolerare esté comportamiento, ve, diles a todos los que conozcas sobre lo que pasó aquí.
- ¿Por qué no lo dices tú mismo?
A su espalda estaba otro vampiro, vestía de negro y llevaba una Katana con él.
- Ah, aún hay más.
- Mi trabajo era cuidar de Antón, ahora me matarán, pero si llego tu cabeza quizá no lo hagan.
- Tómala si lo deseas.
- Está Katana es tierras niponas, el poderoso dragón del amanecer vertió su sangre en ella, deberás agredecer el morir por su filo.
La lucha inicio, su rival era ágil y rápido, movía la Katana como si fuera de aire, cuándo el filo de la hoja rozó su rostro sacó entonces su Gladius.
- Así que eras un samurái.
- Hace cuatrocientos años que sirvo a la orden imperial oscura, pero me traicionaron, ahora estoy por mi cuenta.
El Gladius y la Katana, dos armas legendarias en manos respetables. Pero a pesar de la agilidad del samurái este cayó ante Crissio.
- No te culpes, peleaste con honor ¿Cuál ves tú nombre?
-Akiyama.
- Yo soy Crissio, de Roma.
-¿Crissio?
Akiyama se puso de pie y se inclinó ante él.
- Ha sido un honor luchar con usted y más aún tenerlo de vuelta.
Esto dejo desconcertado al romano, pero no pudo preguntar nada, Akiyama tomó su arma y se fue de allí rápidamente, el otro vampiro que dejará vivo ya había huido, soltó a los niños y  los llevó a la calle ordenandoles que se fueran de allí.

A lejos Kriska, ahora en su casa, asomaba entre la noche buscando los ojos negros que la habían cautivado, Crissio llegó hasta ella, ambos sonrieron, ella no sabía por qué. Al amanecer la encontraron como dormida, con una sonrisa en el rostro y sin una gota de sangre en sus venas.
El suelo estaba totalmente cubierto por sangre negra, de aquí a allá había brazos, piernas y cabezas de desdichados vampiros masacrados, el hombre se inclinó lentamente y con ambas manos levantó la cabeza de Antón.
- Mírate idiota, te dije que tuvieras cuidado.
El hombre deslizó un dedo con una uña alargada sobre la frente de Antón y dibujo una estrella sobre la pálida piel del infeliz, después, como si no le importara en lo absoluto la arrojó de nuevo al suelo ensangrentado.
- ¿Quien hizo esto?
- Señor Garlikov, este chico dice que lo sabe.
El vampiro sobreviviente a la masacre fue arrastrado por dos sujetos vestidos con uniformes de asalto totalmente negros y grandes armas de fuego.
- ¿Tú lo viste?
- Si...si...si lo vi.
- ¿Quién fue?
- No se su nombre, pero se trataba de uno de los nuestros.
- ¿Un vampiro los masacró a ellos?
- Si, lo hizo, decía que no éramos más que sombras de lo que una vez fueron.
Garlikov se llevó la mano al mentón pensando, los vampiros antiguos solían hablar así, pero ya habían matado a la mayoría ¿Quién podría haber hecho eso?.
-¿ Como era él?
- Grande, fuerte, nunca vi a nadie como él.
- ¿Cómo es que te dejó con vida?
- Para que contará lo que sucedió.
- Dime ¿Cuánto hace que te transformaron?
- Dos semanas.
- Ese idiota de Antón, se merece un lugar entre los muertos, sabes no estoy en contra de la conversión de nuevos reclutas, pero está noche fueron demasiados, les dije claramente que fueran discretos.
- Señor...yo...
No hubo más conversación, con un par de golpes el cráneo del joven vampiro fue hecho añicos.
-¿ Alguien más sabes quién rayos hizo esto?
- Es un antiguo, señor.
Akiyama apreció de entré las sombras con su katana siempre en mano.
- Akiyama, ¿dónde estabas cuándo pasó esto? Tenías la misión de proteger a ese imbécil, ahora dime ¿cómo que un antiguo?
- Tenía por arma un Gladius romano y su jerga era propia de otros tiempos, además su forma de pelear es honorable.
- Esos bastardos y su honor, por eso los exterminarnos, muy bien, Akiyama búscalo y tráeme su cabeza.
- Si conseguiré su cabeza, pero lo haré por mí, ya no trabajo para usted.
- No digas estupideces, todos trabajan para mí.
- Pues se acabó.
- Bien, que así sea , chicos.
Sus hombres levantaron sus armas para atacar a Akiyama, pero antes de que pudieran presionar los gatillos de las armas, cayeron ante el filo de la espada del samurái.
- Ineptos.
- Me iré Garlikov y espero que no cometa la tontería de ir tras de mí.
Y de un salto ágil salió por las ventanas de la casona confundiéndose con las sombras de la noche.
- Muy bien, limpien esté desastre, tenemos un vampiro que buscar.

Crissio yacia sobre el cómodo sofá de su habitación, leía las memorias de Flavio Josefo, historiador de Roma, mientras se dejaba llevar por la música envolvente de Vivaldi, la sinfonía de otoño sonaba suave en las bocinas cuándo Livio entró en la habitación.
- Dime qué ese bastardo de Calígula murió sufriendo.
- Así fue Crissio, el senado lo asesino como ocurrió con Julio César.
- ¿Por qué no figura mi nombre en ningúno de los pasajes de la historia?
- Después de tu "muerte" Calígula ordenó que no se hablará de ti.
- Ese maldito, pero bueno, tengo una segunda oportunidad.
Crissio se levantó de su asiento y vertió sangre de una botella en dos copas de cristal.
- Este nuevo mundo no está tan mal- decía mientras le entregaba una copa a Livio- pero los vampiros de ahora son solo niños descuidados.
- ¿Eso justifica lo que hiciste la noche anterior?
- Veo que ya te enteraste.
- Es más fácil enterarse de todo hoy en día, Drusso está preocupado, los vampiros que mataste pertenecían al cambio Garlikov.
- La familia inmortal rusa.
- ¿Ya lo sabías?
- Me conoces Livio, hago lo que sea para estar informado.
- ¿Y que piensas al respecto? Es uno de los clanes más poderosos de este lado del mundo.
- Lo que pienso hacer es destruirlo y que sepan que Crissio está de regreso.
- Nadie sabe de ti.
- Tendrán que saberlo.
- Crissio ¿que te está ocurriendo? Tu no eras así.
- ¿Que me está ocurriendo? Ocurre que Alaya no está conmigo, ella murió por mi culpa y mayor parte de mi ser murió con ella, la amaba Livio, la sigo amando, pero ella jamás volverá, debía ser inmortal como yo, pero falle, ahora allá afuera hay cientos de malditos que poseen esa Inmortalidad sin merecerla y yo acabaré con ellos, ahora dime ¿Estás conmigo?
- Siempre, ya estaba cansado de estar tras un escritorio.
Se dieron un fuerte apretón de manos, sus músculos se tensaron por la fuerza.
Crissio estaba cubriendo su dolor, su tristeza, pero todo el tiempo estaba en su mente el rostro de Alaya.
- Alaya, te amo- decía una y otra vez y su  corazón lloraba con él sin poder morír, la vida eterna era un agujero vacío sin ella a su lado, tal vez si nunca la hubiera conocido ella habría tenido una vida feliz y y fuera de todo peligro.
- Oh Alaya, tu nombre suena ahora como una melodía que jamás existió, tu alma descansa ente flores y rosas de los campos Elíseos, pero ya no te tengo a mi lado, mi corazón siempre será tuyo, daría lo que fuera por ver tu rostro una vez más.
No existía nada, ningún retrato, ningún busto, nada salvo la imagen de ella en su memoria, entonces pensó claro, podría hacerlo, le solicitó a Drusso lienzos y pinturas, el recuerdo de Alaya jamás se desvaneceria.
Pasó todo un día y una noche encerrado, pintando, iluminando, marcando cada detalle de su rostro, sus labios, sus ojos, a la madrugada había terminado, se impresionó asi mismo por su trabajo, y cayó de rodillas frente a la pintura, la imagen era tan real, la había pintado, en el jardín de su vieja casa en Roma, cada detalle, los árboles las flores, ella sentada ataviada en sus ropajes blancos con el cabello suelto agitado ligeramente por el viento, sus labios, rosados, su ojos, sus ojos parecían mirar a través del lienzo, sus ojos, parecían vivos. Allí arrodillado frente a la pintura, sonrió y lloró, lloró como el día en que ella murió.
Garlikov había logrado dar con el responsable de la masacre en la casona, aún desconocía su identidad pero supo que se trataba de un vampiro de gran fuerza, la búsqueda había durado tres semanas, Crissio, era así como lo llamaban los vampiros solitarios de las calles , en esas tres semanas, el vampiro antiguo había logrado controlar la región de Budapest, no había formado un clan, pero los demás inmortales le cedían el territorio con el fin de no entrar en conflicto con él, para Garlikov esto era extraño, era poderoso ser de la noche, pero no parecía ejercer fuerza sobre los demás, si los clanes pequeños seguían así, el perdería pronto su lugar.
- Diablos, si tan sólo Akiyama ni se hubiera ido.
- Señor, me tiene a mi.
- Lo se Alone, se que eres de los mejores, pero si es verdad que esté tal Crissio tiene más de 1900 años es uno de los inmortales más fuertes, ha ido aniquilando o intimidando a los clanes, no es alguien con quien en realidad quisieras tener un problema.
- ¿Cómo reaccionaremos?
- Quiero una entrevista con él ¿Puedes conseguirla?
- Por supuesto, déjelo en mis manos.
- Adelante entonces.
Alone era un vampiro que fue transformado en la edad de 17 años, los tenía desde hace 89, enérgico y decidió, calculador y un verdadero ególatra, creía en la supremacía de los vampiros y se preguntaba por qué los clanes lo tomaban lo que les pertenecía en realidad. Cruzó y saltó por los techos de las viviendas, un hombre tuvo el infortunio de cruzarse en su camino, pues había subido al techo a fumar un cigarrillo y mirar las estrellas,no vio a Alone, nadie lo vio, solo sintió una corriente de aire y después la tibia sangre que salía de su estómago junto con sus intestinos.
A Alone solo le tomó unos minutos llegar a la casa de Crissio, saltó el enrejado y suavemente en el césped del patio.
- Uff, que fácil.
Pero hablo muy pronto, un sistema de alerta se activo y de pronto una red pesada de plata cayó sobre él.
- ¿Que diablos?
- No te muevas mucho niño- dijo el gran Drusso- esa red fue muy costosa.
Los hilillos de la red cortaban lentamente la piel de Alone, pero no emitió grito algunos.
- Explicate o dejaré que era red te corte.
- Soy Alone de la casa Garlikov, mi señor desea una entrevista con Crissio.
Drusso miró de reojo al chico, la red ya había causado grandes estragos en su piel, la sangre negra comenzaba a fluir, retiró la red y lo ayudó a levantarse.
- No se que quiera Garlikov con Crissio, pero te advierto que si intentas algo esa red será el menor de tus problemas.
Crissio lo llevo al interior de la casa, su experiencia en este tipo de cosas le indicó que Alone no era un peligro, tocó a la puerta de la biblioteca, desde adentro se escuchó un "pase" y Drusso abrió lentamente la puerta, allí estaba Crissio, en un traje negro con un libro entre las manos.
- ¿Que ocurre Drusso?
- Este niño quiere decirle algo.
Algo en la persona de Crissio impresionó a Alone quién de inmediato se arrodilló frente a él, Crissio molestó se acercó y le ordenó que se levantará.
- ¿Eres a caso un esclavo?
- No señor.
- Entonces no te arrodilles, ante nadie.
Alone se levantó sin dejar de mirar a los ojos negros de Crissio.
- ¿Que es lo que quieres?
- Mi señor Garlikov desea una audiencia con usted.
- Garlikov eh, creí que jamás lo haría, después de matar a todos sus hombres.
-¡ Entonces si fuiste tú!
Furioso Alone se lanzó al ataque, Drusso no se movió ni preocupó, el puño de Alone se impactó en la mejilla derecha de Crissio, pero este de mantuvo sereno.
- Tu fuerza es muy vacía muchacho, ve y dile a tu señor, como lo llamas, que lo esperó mañana a esta misma hora, ah y que no intente nada estúpido.
Alone se quedó impresionado, nadie había logrado soportar un ataque suyo, pero ahora estaba allí él, Crissio que no sintió absolutamente nada con su potente golpe - ¿Quien es él en realidad?- pensó y se decidió a saber más sobre él.
Acompañado por Drusso salió de nueva cuenta a la calle.
- La próxima vez toca el timbre.
- Espero que haya próxima vez.
De vuelta al interior de la casa, Crissio reanudó su lectura, el título qué tenía en sus manos era la odisea, le fascinaba la historia y la mitología griega.
- ¿Crees que Garlikov tenga pensado venir en paz Drusso?
- No lo creo, has destruido la mitad de su gente.
- Como sea, no tienen oportunidad.
- No deberías tomarlo a la ligera.
- No lo hago por qué tengo a ti y a Livio ¿Verdad?
- Siempre , ya lo sabes.
- ¿Ajedrez?
- Por qué no.

A lo lejos, en una de las torres de la catedral, un hombre se cubría de la lluvia que había comenzado a caer, cerró una laptop que llevaba con el y una pétrea sonrisa se dibujó en su rostro.
- Genial, no me esperaba esto, los dos, serán los dos.

Las calles jamás habían estado tan tranquilas como esa noche, no existía el ruido, no existía el alboroto, el silencio era total y casi poético, después de la serie de homicidios y desaparición en la ciudad, se decretó un toque de queda mientras se realizaban averiguaciones sobre lo ocurrido.
- ¿Estás completamente seguro de esto?
- Por supuesto, será está noche.
Desde la una camioneta, una pareja vigilaba la solitaria calle que daba hasta el río Danubio, usando unos binoculares localizaron un auto negro muy lujoso, se estacionó frente a una de las lujosas casas, el chófer descendió y abrió la puerta a otro sujeto, el individuo, alto y robusto salió abotonando su saco y quitándose el sombrero de ala ancha.
- Es él- dijo la mujer - Leonid Garlikov, líder de la familia de vampiros más grande del este de Europa, desde hace unas semanas sus casas y seguidores han caído.
- Parece que nos han estado ahorrando el trabajo.
- Eso sería bueno si no se tratara de otro ser repulsiva como él.
- Un vampiro matando vampiros, ¿por qué?
- Supremacía quizá, en 200 años nadie se había atrevido a atacar a Garlikov y su presencia aquí sera tal vez, para negociar paz.
- Mira allí hay otro- su acompañantes le señaló al joven vampiro detrás de Garlikov.
- Alone, joven pero muy fuerte, si tenemos suerte nos desharemos de el también, toma ponte ésto.
- ¿Que es?
- Sudor de vampiro, ellos pueden olernos a miles de kilómetros, con esto no podrán saber que hemos llegado.
- Espera Beca, espera a los demás.
- No hay tiempo.

Adentro Crissio recibía a Garlikov con una sonrisa y un fuerte apretón de manos, este correspondió de la misma manera, por mero protocolo.
- Tengo entendido que quiere tratar asuntos conmigo señor Garlikov.
- Ha estado matando a los míos, ¿Usted cree?
- Creo que tiene miedo, mucho miedo de mi y de lo que soy capaz de hacer y ya lo he demostrado, ustedes han exterminado a la mayoría de los antiguos ¿Y para qué? crear vampiros más jóvenes y decadentes que pueden controlar...
- Crissio, solo quiero paz.
- Paz, bonita palabra, le diré, tengo casi 2000 años, soy de los más viejos, luché en el ejército romano y pasé por muchas cosas, no creó en la paz, solo le diré esto, ya vio de lo que soy capaz, dígale a todos los vampiros, a todos los clanes que Crissio está aquí y que si me inoportunan o molestan habrá consecuencias.
- Qué gracioso, ¿como lo hará?, Cada clan está compuesto de casi mil vampiros.
- Mirenos, somos suficientes, ellos dos son de la misma era, recuerde que la fuerza de los vampiros está en su edad.
Garlikov casi escupe la sangre que bebía de una copa, era eso impactante, tres antiguos en una misma casa, eso complicaba las cosas.
- Acepté mis términos Garlikov y lo eliminaré de mi lista.
Garlikov miro los ojos negros de Crissio, era  extraño, pero le dio la impresión de que el si cumpliría con su parte, miró a Alone y este dio una mirada de compresión.
- De acuerdo Crissio, lo haré.
- Lo ves, ha sido fácil.
Garlikov se tragó su orgullo, un orgullo que no había sido mancillado en 200 años, pero estaba en terreno peligroso, tres vampiros antiguos el seguían el paso.
Crissio solicitó a Garlikov que Alone se quedará a entrenar con Drusso, pero el joven se negó, su atención estaba con Garlikov.
- Como desees niño.
En ese momento se escuchó un estallido en la entrada principal, los guardias, quienes eran humanos cayeron acribillados por letal grupo de asalto, cinco personas en total con trajes tácticos entraron a la propiedad, los guardias de Garlikov también cayeron solo quedaban los vampiros, Crissio fue el primero en salir, uno de los intrusos disparó una granada hacía el pero el inmortal la sostuvo con una sola mano, está explotó sin causar ningún daño.
- Es él, ¡disparen!.
La ráfaga de balas fue detenida por Drusso, Livio y Alone, Garlikov seguía ocultó en el interior.
Los diez atacantes comprendieron ante lo que estaban.
- ¡Plata!
Los ojos de los vampiros se abrieron con terror,pero Drusso actuó rápido, y mató a tres de ellos antes de que abrieran un ataque.
- Drusso ¡Vuelve aquí- Crissio grito desesperado por su leal hombre, hubo una explosión de humo, fuego, balas y luego silencio.
- Oye tú, Crissio ¿verdad?
- ¿Quien eres tú?
- Te hemos esperado oro siglos.
La mujer atacó a Crissio con un sable, este se cubrió con un brazo y el metal del sable se partió en dos, ella no desistió en su ataque, pero su fuerza y velocidad eran muy inferiores a las del  inmortal.
- Sabes que no puedes conmigo.
- Lo se, te estaba distrayendo.
Dos tipos más aparecieron de la nada,  Crissio a penas y esquivó dos estacas de plata, sujetó la cabeza de uno de ellos y lo estrelló contra la pared, sus globos oculares salieron eyectados del cráneo, el segundo recuperó su arma pero antes de hacer algo fue atravesado por la espada de Livio.
- Se acabó Crissio- dijo la mujer apuntando su arma - es momento de tu...
Sus palabras quedaron en el aire, Alone le arrancó el corazón.
- Todos fueron neutralizados.
- Livio ¿Donde está Drusso?
No hubo respuesta alguna, Livio no supo que decir. Después del alboroto notaron el cuerpo decapitado de Garlikov, irónicamente su fin llegó esa noche.
- Esa mujer sabía mi nombre.
Crissio se inclinó sobre ella y le quitó un medallón que llevaba al cuello, Livio noto qué era igual al broche de Sir Wilfred hace años.
- Crissio ¿Lo reconoces?
Por toda respuesta lo hizo pedazos entre su mano y murmuró.
- ¡Sejano!.


- ¿Cómo es eso posible?, yo mate a Sejano con mis propias manos.
- Crissio, debemos irnos de aquí, ¡Ahora!
- ¡No me iré sin Drusso!
- Descuida Crissio, aquí estoy.
El coloso de Ébano, emergió de entre las sombras triunfante, llevaba consigo la cabeza de uno de los cazadores.
- Maldito Drusso, creí que te habían matado.
- Aún no señor, aún no.
- Bueno ya  estamos todos, vámonos, las autoridades no tardarán en llegar.
Crissio miró al joven vampiro con la cabeza agachada contemplando el cuerpo de su amo, parecía triste.
- Alone, ¿Vienes?
El joven no supo que decir, pero fue clara su respuesta cuándo entró al auto que Livio llevó , Crissio encontró un sobreviviente del ataque y sin pensarlo más lo llegó con él.
- ¿A dónde vamos Livio?
- A una última casa que nos queda aquí en Hungría, deberías pensar en ser más discreto Crissio o contratar un seguro.
- Todo se acabó, el clan Garlikov estaba muy mal, muy fracturado, ya habíamos sido atacado por los cazadores pero nunca de esta manera, ya no me queda nada.
La mirada del joven se perdió por la ventana trasera del auto, allí atrás se había quedado el cuerpo decapitado del señor al que servía.
- ¿Por qué no vienes con nosotros?
- ¿Como dice? ¡Ustedes fueron enemigos del clan¡
- Olvídate del clan niño, un clan solo reúne a los vampiros para aprovechar lo mejor de ellos.
- ¿Y cuál es la diferencia con ustedes?
- Nosotros no somos un clan niño - respondío Drusso desde el asiento delantero- somos una familia.
Hubo un silencio, un silencio en el cuál Crissio miró fijamente a Alone y éste trataba de evitar hacerlo; después de unos minutos de vuelta llegaron a una casa más pequeña que la anterior, según Drusso, la última que tenían en esa ciudad, Crissio le preguntó que pasaría con los cadáveres de los vampiros caídos.
- Hay un vampiro en el ministerio de justicia, se encarga de eliminar ciertas evidencias. ¿Que haremos con él?
- Llevenlo adentro, necesito hacerle unas preguntas.
El paso de los años no fue en vano para Crissio, sabía cómo hacer hablar a cualquier persona.
- ¿Quienes son ustedes?
- pudrete Idiota.
Crissio presionó la rodilla fracturada fuertemente con su mano, el sujeto gritó aterradora mente.
- Responde o la próxima será la segunda rodilla.
- ¿Prometes no matarme?
- No sufrirás.
- Pertenezco a una orden de cazadores llamada " La espada de plata", está nació hace casi dos mil años.
-¿ En dónde?
- En Roma, cuándo un trío de valientes guerreros persas persiguió a un vampiro, se les conocía como los tres grandes, ellos respondieron al llamado de un soldado de Roma, el les dió las armas y los medios para acabar con los demonios bebedores de sangre, ningúno de ellos sobrevivió a ese vampiro, pero, en 1218, se encontró entre el bosque de Roma unos antigüos papiros que hablan sobre el vampiro que había asolado al imperio hasta el punto de hundirlo.
- ¿Quien escribió esos papiros?
- Aquél al que consideramos nuestro padre e inspiración para hacerlo. ¡Sejano!
- Sejano, ¿Un ejemplo?
- A partir de entonces se creó la orden de la espada de plata, siguiendo los pasos de los valientes persas y el gran Sejano, quienes dieron sus vidas para acabar con los chupa sangre, esa es nuestra misión, nuestro legado. Durante siglos hemos estado buscando y exterminando a los tuyos .
Crissio se llevó una mano a la cara y comenzó a reír en carcajadas sonoras.
- ¿Valientes? conoces el nombre de ese vampiro que los acabó.
- Solo los mejores de la orden lo saben.
- Te diré una cosa, eso a quiénes llamas valientes, solo eran un trío de asesinos de los que Sejano se aprovechó.
- ¿Que sabes tú de ellos?
- Darían, Izad , Arash, los tres asesinos persa, fueron fácilmente manipulados por Sejano, y el fue un cobarde que jamás dio la cara en los combates.
- ¿Cómo sabes eso?
Crissio extendió los brazos cuál si fueses  a dar un abrazo al cazador.
- Yo, yo maté a uno de ellos, estás manos mataron a uno de los asesinos y también al traidor de Sejano, yo soy Crissio.
La entonación de sus palabras dejó anonadado al cazador y empezó a temblar. Crissio le dio la espalda dispuesto a dejar el lugar.
- Livio, encargarte de él.
- Pero, pero dijiste que no me matarias.
- Dije que no sufrirás, Livio, que sea rápido.
Se sentó en una silla en el comedor de el casa y llegó a su mente todo lo que hizo Sejano en su época, la muerte de Dejar, sus peleas, el homicidio de Alaya, aún muerto seguía causando problemas.
- Maldito seas Sejano, aún estando muerto fastidias  mi vida.

Lejos de allí, en las fronteras de la ciudad, una mujer tecleaba sobre una computadora leyenda artículos periodísticos sobre extrañas desapariciones y asesinatos, dio un giro sobre su silla, acomodó sus lentes sobre sus ojos cafés y continuó con su trabajo, una notificación apreció en la pantalla de su ordenador, lo abrió y recibió una noticia.

" Señora Aneska, Crissio ha despertado, perdimos a todos, desconocemos el paradero actual de los vampiros"

La notificación era muy desagradable, pero no le importó en lo mas  mínimo.
- Bien ,es hora de comenzar el verdadero plan.
Se recogió el cabello y se quitó el medallón del cuello, ese mismo que viera Crissio y Livio, un medallón que tenía la imagen de una espada romana por una cara y la imágen de Sejano por la otra.



















EL BESO DEL INMORTALWhere stories live. Discover now