XV. LA ROSA MARCHITA REVIVE.

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CAPÍTULO 5. LA ROSA MARCHITA REVIVE.

Cada tejido muscular, cada capa de piel se tensaba al máximo, los músculos de los pies se impulsaban con increíble fuerza permitiendo a Crissio poder saltar de un edificio a otro sin mucho esfuerzo, su aterrizaje era suave, como una pluma descendiendo del aire, sus manos tocaron el asbesto del techo provocando fisuras pequeñas pero hechas solo con las yemas de sus dedos; desde que había despertado, hace unos meses, no había estimulado su cuerpo, ahora se sentía libre, como en los tiempos antiguos en los que corría por los bosques, ahora,esos bosques estaban invadidos por enormes estructuras de hormigón y hierro.
- ¿Cómo sucedió esto? - se preguntaba el inmortal, mientras su sombra era proyectada en el suelo por la luz de la luna llena, continuó su camino pero fue interrumpido por una patrulla italiana, dos oficiales bajaron de ella y le ordenaron a Crissio que bajará del techo, el inmortal solo sonrió y hecho a correr de nueva cuenta. La velocidad con la que lo hizo impresionó a los oficiales que iniciaron la persecusión desde la patrulla, solicitaron refuerzos y pronto dos patrullas más se unieron a la persecución, Crissio miraba divertido a los oficiales tratar de alcanzarlo, uno de estos se asomó por la ventana del vehículo y se arriesgó a disparar, una lluvia de plomo cubrió a Crissio, en su velocidad uno de esos proyectiles logró acertar en su talón provocando que tropezara y la carrera vertiginosa lo hizo caer abruptamente por una bodega abandonada.
- ¡Allí! ¡Vamos!
Crissio se levantó de los escombros, un tubo le había desgarrado la piel de la frente, el hueso del cráneo podía verse, múltiples cristales se incrustaron en su brazo izquierdo, pero no fue problema, pues las heridas comenzaron a sanar, escuchó como los oficiales entraron a la bodega.
- ¡Debe estar herido! Busquemos el sitio de  la caída.
- ¿Viste como corría? Era muy veloz.
- Pues después de esto no volverá a correr.
Dos de los seis oficiales rieron ante la broma, pero su pronto sus risas fueron ahogadas, cuándo sus compañeros voltearon para ver el motivo del fin de las risas los vieron tendidos en el suelo con las gargantas abiertas de lado a lado.
- ¡Maldición!
Un oficial se agachó para revisarlos, estaban muertos, se habían desangrado en segúndos.
- ¿Dónde estás maldito?
Comenzaron a disparar a todos lados sin darle a nada, Crissio saltó del techo cayendo en medio de ellos, su poderoso puño perforó el pecho de uno de ellos y extrajo su corazón, recibió disparos pero no le hicieron nada, golpeó a otro oficial en la cara con la fuerza suficiente para romperle el cuello, solo dos de ellos quedaban.
- ¡Disparale, dispara!
El grito de horror fue lo único que se escuchó en la trágica noche, Crissio abandonó la bodega no sin antes incendiar los cuerpos, su rostro, manchado de sangre, expresó satisfacción después de lo ocurrido.
Después de la cacería volvió a casa, Drusso dormía, cada día parecía más cansado, esto le preocupó, Drusso era semi vampiro, mientras bebiera sangre el podría vivir como hasta ahora, pero su cuerpo parecía degenerar su estructura lentamente, como un mortal, cerró la puerta de su habitación y siguió hasta la suya, en el centro del cuarto estaba a él lienzo que preparaba, una representación del palacio imperial de Tiberio tal como el lo recordaba y con detalles que nadie podía imaginar, el lienzo estaba a la mitad, pronto lo terminaría, pero antes de continuar pensó en lo que acababa de hacer con los oficiales, si, su intención era salir y buscar una presa de la cuál aprovechar su sangre, pero está vez la matanza había sido brutal y sin sentido, él siempre consideró matar solo si fuese necesario, solo para sobrevivir, pero está vez se dejó llevar por un impulso incontrolable en su interior, lo deseaba, lo quería hacer y no le importó en lo más mínimo la muerte de esos hombres.
Apagó la luz del cuarto, tomo su paleta de colores  y volvió al cuadro, en la oscuridad pintaría mejor, en la oscuridad se sentía más cómodo.

Lejos de allí, en las comarcas de Rumanía, Nod, el auto denominado dios vampiro, permanencia en un templo subterráneo, un templo ocupado por el durante los últimos siglos, un par de subordinados le llevaban a una doncella atada de pies y manos que sollozaba por su vida, Nos ordenó a los subordinados que se retiraran quedándose a solas con la mujer.
- No, por favor, por favor- suplicaba la chica.
- Querida, soy más viejo que el tiempo y siempre me han súplicado, lo siento, tus lágrima no tienen ningún efecto en mi.
Ella rompió en llanto, Nod se hincó a un lado de ella, la sujetó por la barbilla y sacó su larga lengua, una lengua similar a la de un reptil, lamió el rostro de la mujer y después, sin ninguna contemplación arrancó la piel de su cuello, no murió al momento, solo gritó presa del intenso dolor que la invadía en ese momento.
- Gracias querida.
Se inclinó sobre la herida bebiendo toda la sangre de la aterrada chica.
- Sabes que no me gusta que me observen.
- Acabo de llegar señor.
Un vampiro con rasgos orientales y una Katana atada a la cintura emergió de las sombras.
- Tengo entendido que tiene un trabajo para mí.
- Así es Akiyama, lo tengo, ve a Italia, a Roma y tráeme la cabeza del antiguo, la cabeza de Crissio.
Akiyama inclinó la cabeza, Nod le ofreció más armas pero él aseguró que su Katana sería suficiente.

- ¿Estás seguro de esto señor? Con ese tal Nos por allí no es muy seguro que este fuera.
- Tranquilo Drusso, se lo que hago - respondió Crissio mientras se colocaba la chaqueta, Alone se había encargado de llevar el lienzo hasta al galería de arte de la señorita Adara Lordanou que era el lugar al cuál Crissio se dirigía.
- Solo tenga cuidado.
El gigante palmeó la espalda de Crissio, sintió que lo podría quebrar y dio la vuelta perdiéndose en los pasillos de la mansión, cuándo el ahora pintor bajaba las escaleras y cruzaba la puerta principal se encontró con Alone quien iba en compañía de dos hermosas jóvenes.
- ¡Alone! Sabes que aquí no.
- Tranquilizate papá - Crissio odiaba que lo llamará así- llamé sacie por está noche.
- ¡Como sea! ¿Llevaste los lienzos?
- Por supuesto, la señorita Lordanou te espera en  veinte minutos.
- Gracias.
Subió al automóvil negro qué lo esperaba, y el conductor, arrancó llevando a Crissio a su destino.
Adara lucía hermosa, para la ocasión, su prometido había invitado al caballero inglés interesado en los cuadros de Crissio quién iba acompañado de su esposa.
- Adara y yo conocimos al autor  de tan magníficos cuadros de forma muy cercana.
- Ya lo creo señor Rinaldi,ya lo creo- expuso el caballero inglés de forma aburrida, su esposa por el contrario estaba interesada en conocer personalmente a tan magnífico hombre.
- Por cierto- expuso la señora Howllan- ¿no es trágico lo que sucedió con mademoseille Ferrec?
- ¿Qué ocurrió? - repuso su esposo quién desconocía la noticia.
- Oh Seymour, ¿Como es que aún no lo sabes? Mademoseille Ferrec se estrelló en su auto la noche del baile, la policía dice que estaba totalmente alcoholizada.
- Dejemos a los muertos descansar Abbey, es lamentable tan vergonzoso fin- inquirió el señor Howllan- pero la dama nunca se consideró por su discreción al beber.
- Cambiando de tema- intervino Adara - veamos los cuadros del señor Grimaldi, llegaron hace una hora, por aquí por favor.
La pareja siguió a la joven valuadora, la casa Lordanou se caracterizaba por conseguir las más exquisitas piezas de arte en el mundo y Crissio Grimaldi era su más reciente descubrimiento, Adara veía en los cuadros de Crissio, romance, melancolía, orgullo y dolor, Rinaldi por el contrario, se encargaba de la división de subastas  de la misma casa  y solo le interesaba las ganancias que Crissio pudiera aportar a ellos.
En el salón de exhibición se tenían dos lienzos enviados por Crissio, uno de ellos representaba el gran palacio de Tiberio, la exactitud de la escena era algo que superaba las expectativas, la segunda pintura era en realidad más oscura, escenificaba una batalla, una batalla contra el dios de la guerra Marte, los legionarios eran comandados por un guerrero cuyo casco impedía distinguir el rostro.
- Son muy diferentes a las pinturas que exhibió en el baile, pero son igual de maravillosas.
El caballero Seymour Howllan se inclbanaba discretamente para apreciar los detalles de la pintura.
- ¿Y en cuánto está valuada Adara? - preguntó Rinaldi, la pareja Howllan puso los ojos en blanco ante tan sosa pregunta.
- Eso se discutirá una vez que el señor Grimaldi este aquí.
- ¡Bravo querida!
Rinaldi no se daba cuenta en realidad del anhelo de Adara por que llegará Crissio.
- Parece que su hombre está fascinado por el antiguo mundo de Roma, cómo si hubiese conocido a la gente de esa época.
- Tal vez lo hice - la potente voz de Crissio invadió el recinto - en otra vida por supuesto.
Su porté, elegante e imponente, dejo perplejos por un momento a los cuatro admiradores de sus pinturas, Adara sonrió y Rinaldi trago saliva al verlo, la presencia de Crissio lo intimidaba.
- Señor Grimaldi, bienvenido, permítame presentarle al señor y la señora Howllan.
- Es un placer conocerlos - Crissio estrechó la mano del señor y besó cortésmente la de la señora.
- Es usted todo un caballero señor Grimaldi, ya no hay hombres cómo usted.
- Señora Howllan, no existen los hombres cómo yo.
Hubo risas y miradas, Rinaldi se acercó a Crissio, había algo en  persona que incomodaba al inmortal, se saludaron y Crissio estrechó la mano de Rinaldi demasiado fuerte.
- Woo, es fuerte señor Grimaldi.
- No tienes idea.
- Debí decir que en realidad esperaba adquirir una de sus piezas, por lo menos una de su colección personal señor Grimaldi.
- Usted tendrá que disculparme señor Howllan, pero esas piezas son muy importantes para mi.
- Lo entiendo.
- Así que me tome la libertad de pintar estas dos obras solo para usted señor Howllan.
- Eso es muy amable de usted Grimaldi, pero entenderá que no puedo pagar los diez millones que ofrecía en un principio.
En ese momento Rinaldi palideció.
- Lo entiendo muy bien, no se preocupe lo tiene que hacerlo, señorita Lordanou ¿Nos ayudaría?
- Por supuesto.
El perfume que Adara llevaba era de esencia de lilas, llevó a Crissio a épocas pasadas.
- ¿Podría usted estimar cuánto vale la pintura?
- Siendo del mismo autor señor Howllan y tratándose de la misma técnica que los lienzos anteriores, esta obra podría llegar a costar dos millones de dólares.
- ¿Qué? ¿Dos millones?- repuso indignado Rinaldi.
- Estoy dispuesto a dar tres millones por ambas señor Grimaldi.
- ¿Por ambas?
- Disculpé señor Rinaldi, estoy dirigiendo lo atención al autor de las pinturas.
- Tres millones por ambas, me parece bien.
Rinaldi se retiró de la conversación y apresuró una copa de vino, la transacción no era muy conveniente para la casa, sobre todo después de la primera oferta de diez millones, Adara se retiró para dejar solos a ambos hombres, Crissio le daba detalles de la pintura al señor Howllan, mientras ella no le apartaba la vista.
- Es muy atractivo ¿cierto Adara?
- Señora.
- Si que lo es querida y ese comportamiento tan galante, he notado como lo miras.
- ¿Disculpé?
- ¿Cuánto tiempo llevas con Rinaldi?
- Siete años, hace dos me pidió matrimonio.
- Dos años comprometidos, eso no es bueno.
- ¿A qué se refiere?
- Disculpame querida, pero tú prometido besos muy frívolo, míralo allí, casi hace una rabieta por la propuesta de mi esposo, es muy inteligente si, pero nada sensible.
Adara guardó silencio, miró a Rinaldi, quién no paraba de hacer cuentas en una agenda.
- He visto como miras a Grimaldi, el es todo un caballero.
- ¡Lo acabamos de conocer señora!
-¡Oh niña por favor! Mis años no son un adorno, se cuándo el amor llega de verdad.
La señora Howllan se retiró bebiendo su copa de vino, Adara se quedó pensado en aquellas palabras, en ese momento Crissio volteó a mirarla y ella sintió que el piso se abría a sus pies.



El señor Howllan llamo a Adara, ella se acercó lentamente sin dejar de mirar a Crissio.
- El señor Grimaldi y yo hemos llegado a un acuerdo, pagaré por ambas pinturas la cantidad de tres millones de dólares.
- Si el señor Grimaldi así lo ha aceptado con gusto realizaremos la transacción.
- Adara, señor Grimaldi, ¿me permiten un momento por favor?
- Claro, señor Howllan, denos un segundo.
- Adelante.
Crissio y Adara se movieron a un rincón de la galería junto con Rinaldi.
- Crissio, entiendo que usted es un hombre de millones que no le importa el valor del dinero, pero se que le importa el valor de su trabajo y la cantidad que ofrece Seymour Howllan no es la indicada para usted.
- Señor Rinaldi tiene razón, pero ya lo dijo usted, tres millones no es nada y no me interesa más, pues yo siempre llevó tres millones en el bolsillo por lo que llegué a necesitar.
Ante la respuesta de Crissio Rinaldi miró a Adara en busca de apoyo pero la mujer se mantuvo respetuosa ante la decisión de Crissio.
- ¡Pero Adara! De esa forma la casa obtendrá a penas trescientos mil dólares, no es nada conveniente.
- Puedo renegociar con Howllan - manifestó Crissio- llegar a otro acuerdo.
- ¿Lo haría?
- ¡No! - intervino Adara - no es necesario señor Grimaldi, aquí sabemos respetar las decisiones.
- Pero...
- Olvídalo Rinaldi, no permitiré que la reputación de esta casa caiga a los suelos solo por qué no sabemos respetar acuerdos, Howllan es uno de los hombres más importantes de Europa, ¿Tienes idea de lo bochornoso que sería perder a un cliente cómo el? Prefiero perder setecientos mil dólares a perder la  reputación de la casa.
- ¡Está bien! - estalló Rinaldi - hagan lo que quieran, no seré yo el ingenuo.
Y sacudiendo las manos al aire Rinaldi abandonó la galería, Crissio miró a Adara y rio discretamente.
- Disculpé tal escena señor...
- Llámame Crissio.
- Está bien, Crissio, disculpé la rabieta.
- Si su prometido hubiera esperado habría sabido que hice un acuerdo con el señor Howllan por cinco cuadros más, cada uno en tres millones.
- ¡Es magnífico!
- También acordé que usted se encargaría de exhibirlos en Londres.
Los ojos de Adara brillaron ante la noticia, Crissio había logrado mantener a Howllan en la casa Lordanou. Se cerraron los acuerdos y se despidieron del matrimonio Howllan quienes debían partir de regreso a Gran Bretaña al amanecer.
- Entonces señor Grimaldi, ¿Le gusta mucho la historia de la antigüedad?
- Mire está ciudad señorita Lordanou, toda ella es soberbia, la magnificencia de sus estructuras, pero antes de todo esto era aún más hermosa, olvide por un momento las carreteras y los vehículos, olvidé los clubes y cafés e imaginé mercaderes por la gran calzada, imaginé un guardia pretoriano en cada esquina de la antigua ciudad, esto alguna vez fue el poderío del mundo conocido, hubo valientes guerreros y brillantes damas, hubo muchos seres corruptos pero eso no le quitaba su belleza al poder ver Roma. Cada pintura es la representación de esa belleza ahora muerta - un nudo se hizo en su garganta- la representación de una era que jamás regresará.
Adara lo miraba con admiración, las palabras y la forma en que las entonó demostraban nostalgia.
- Es como si hubieras estado allí Crissio.
- Quiero pensar que así fue.
- Eres más interesante de lo que pareces, no creí que fueras tan...
- ¿Si?
- Tan apasionado, en cada pintura hay vida y dedicación.
- Hago lo mejor que puedo.
La mano de Adara temblaba y se reflejó en el movimiento irregular de su copa, por extraño que parezca, la copa se rompió en su mano creando un ligero corté en sus dedos pero emanando sangre.
- Yo...lo siento.
Crissio miró la sangre derramandose por su mano, la estrechó revisando la herida.
- No es nada grave.
- Disculpame debo lavarme.
- Solo es sangre.
Crissio sujetó la extremidad ensangrentada con ambas manos y la llevó a sus labios, Adara extasiada sintió su corazón palpitar aún más rápido combinado con esa sensación que la invadió en el baile.
- ¿Qué hace? - preguntó con voz baja y jadeante, la respiración se hizo más rápida al sentir los labios de Crissio sobre la piel de sus dedos.
- Solo es sangre- repitió Crissio y contemplando los labios rojos de Adara, no pudiendo evitar besarlos, Adara se sintió libre, se dejó llevar por el beso del inmortal, sabía que no estaba bien pero tampoco deseaba rechazarlo.
- Lo siento, no debí.
- Disculpame un momento Crissio.
Adara se perdió entre los pasillos de la galería dirigiéndose al tocador, Crissio se llevó las manos al rostro.
- ¿Qué es lo que estoy haciendo?
Mientras esperaba a la señorita Lordanou contempló los demás cuadros de la galería, pero hubo uno que le llamó la atención, era un paisaje de una colina verde, una joven llevaba un cántaro hacia una casa de estilo griego en la cima de la colina, la casa le pareció familiar.
- Esa pintura data del abuelo de mi abuelo - dijo Adara haciendo sobresaltar a Crissio- decía ver a esa mujer en sus sueños.
- Disculpa, ¿De dónde proviene tu familia?
- Hace dos generaciones que estamos en Italia, pero en realidad la familia proviene de Corinto, de un largo linaje de comerciantes.
Crissio puso una cara sería, miró su Rolex para contemplar la hora, eran casi las 23 hrs.
- Lamentó tener que dejarte, pero ya tengo que retirarme, supongo que el señor Rinaldi vendrá por ti ¿Cierto?
- Si, no te preocupes.
- Hasta pronto Adara.
- Hasta pronto y gracias.
Crissio cruzó rápidamente los pasillos de la galería, dio la orden a su chofer de volver a la mansión el sólo y cuando se aseguró que nadie lo veía dio un alto salto sobre los edificios y corrió si te ellos hasta este detenerse en un callejón.
- Dios, ¿acaso será...?
Sus pensamientos quedaron suspendidos a causa del sonido de pasos entre la oscuridad del callejón.
- Esperó que esa Katana esté bien afilada- repuso Crissio.
- Descuida - contestó Akiyama mostrando sus largos colmillos - quizá no la utilice.
Crissio se quitó la corbata y el saco que llevaba puesto y se recogió las mangas, un nuevo enfrentamiento entre vampiros estaba por iniciar.
- ¿Quién te envío? Nod o Aneska.
- Eso no tiene importancia Crissio, lo único que me interesa es acabar contigo.
- No eres el primero que dice eso.
- Pues seré el último.
Akiyama dio un gran salto preparando su puño, la velocidad era asombrosa, pero Crissio se movió aún más rápido provocando que el puño de Akiyama se impactará sobre el asfalto, fragmentos pedregosos volaron por el aire.
- ¿Eso es todo?
Sereno, el vampiro japonés dio dos patadas en el aire, su rival logró bloquear los golpes sin dejar de sonreír.
- ¿De que ese trata esto?
- ¿No lo entiendes? En mis 400 años nunca nadie me había humillado como tú lo hiciste, está afrenta debe ser pagada con tu sangre.
- ¿Y es por eso que te aliaste con él? ¿Con ese tal Nos?
- ¿Como lo sabes?
Crissio se movió rápido, sorprendió a Akiyama quien a penas logró detener el puño que se dirigió a su rostro, la fuerza de Crissio era admirable, Akiyama luchaba por mantener el puño a raya.
- Te lo diré, toda tu persona trae el aroma de ese cretino, ¿Como es que alguien como tú aceptó trabajar para él?
- Los samuráis como yo necesitan de un maestro, y tú eliminaste al señor Garlikov y me humillaste en combate, ahora yo acabaré contigo.
Con un ágil movimiento, Akiyama dobló el brazo de Crissio golpeó dos veces sus costillas y propinó una patada en el vientre, el antiguo inmortal cayó al suelo.
- No fui yo quién mató a Garlikov - se puso de pie fácilmente, sin ninguna herida - pero si quieres limpiar el fracaso de tu pelea con sangre que así sea entonces.
Akiyama entendio que los golpes no serían suficientes para derrotar a tan fuerte adversario, la fuerza de Crissio era descomunal,  solo un vampiro podía compararse a él y vencerlo, el dios vampiro Nos, pero la ira que Akiyama sentía en contra del antiguo cónsul de Roma era más grande que su lógica.
- ¿Esa Katana es de plata?
- Usar plata entre nosotros - contestó mientras la desenvainaba - es desonrroso, es por ello que contesta espada de acero abriré tu pecho y arrancaré tu maldito corazón.
- He estado en miles de batallas, he  visto miles de atrocidades y ten por seguro que tus palabras son solo vibraciónes vacías en el aire.
Con ambas manos en el mango de la espada Akiyama se arrojó hacia Crissio a tremenda velocidad, a pesar de lograr esquivarlo pudo sentir el filo del arma a centímetros de su rostro, un giro, Akiyama preparaba el segundo golpe, está vez su abdomen fue víctima del sable, una ligera cortada surgió en su vientre, la blanca camisa se tiño se sangre, al no tratarse de un arma de plata la herida sano de inmediato. Crissio ni tenía tiempo de contraatacar, los constantes ataques de Akiyama lo mantenían ocupado evadiendo el increíble filo del arma, su rival supo utilizar esa distracción y golpeó ambas rodillas de Crissio, se escuchó un sonido seco, ell inmortal cayó arrodillado, el levantó la espada dispuesto a clavarla en la cabeza de Crissio, pero este detuvo la hoja entre las palmas de sus manos, las rodillas empezaban a sanar pero no tenían aún la fuerza suficiente para ponerse de pie. La fuerza lo estaba venciendo Akiyama veía su victoria, pero Crissio no estaba dispuesto a morír, la espada alcanzó el punto máximo de tensión y se partió en dos, Akiyama retrocedió estupefacto, Crissio, con la punta en la mano se puso de pie y la clavó en el cuello del vampiro oriental, abundante sangre negra brotó de la herida, Akiyama se llevó la mano a la garganta y se sentó sobre el frío suelo del callejón.
- Esa espada era legendaria, mátame ya.
- No, yo he ganado el segundo encuentro, vivirás y le dirás a Nos que el será el siguiente, nadie se mete con Crissio Patronius Magnus sin afrontar consecuencias.
- Tienes honor Crissio, espero volver a pelear contigo.
- Yo también.
Crissio le dio la espalda y pretendía salir del callejón, se escuchó el silbido de una flecha, Akiyama, aún herido se levantó rápidamente para advertír al inmortal, pero fue demasiado tarde, la flecha, de plata pura, entró por su espalda y la punta salió por el pecho, atravesando limpiamente el corazón de Crissio.
Akiyama se arrancó el arma del cuello y buscó al autor de tan cobarde ataque, una silueta oscura se dibujó en el suelo lo vio huir, pero lo alcanzó rápidamente, era un vampiro delgado, demacrado y de baja estatura, llevaba consigo una ballesta.
- ¿Acaso no tienes honor?
- Olvídate de eso Akiyama, el dios vampiro lo quiere muerto a como de lugar.
Furioso Akiyama sujetó su cabeza y la arrancó del cuerpo arrojandola al suelo.
- Tu también morirás- decía la cabeza - nadie debe interponerse en la tarea de Nod.
Sin más piso la cabeza dejando sólo una masa sanguinolenta en el suelo, regresó rápidamente al sitio dónde cayera Crissio, pero ya no lo encontró, solo la flecha manchada de sangre rota por la mitad.
- Crissio, espero que estés bien.

- ¿Y bien? - preguntó el corpulento vampiro desde la cornisa de una ventana, dos vampiros más débiles estaban atrás de él mientras observaban a Crissio caminar por las calles dejando un rastro de sangre.
- Es nuestra oportunidad, ¡ está herido!
- ¡Si! ¡Hagámoslo ahora!
- ¡Esperen!, será mejor eliminar a toda su estirpe, esperemos a que nos lleve a su refugio.
Crissio no tenía idea de que lo estaban siguiendo; todos los vampiros de Europa le habían jurado respeto y lealtad, pero el surgimiento de Nod, quien se autodenominaba el dios vampiro lo había cambiado todo, en un principio quería a Crissio de su lado, pero al negarse se propuso eliminarlo, después de todo él, Drusso y Livio, eran los últimos de una generación conocidos como los antiguos y por lo tanto los más poderosos hasta entonces, a Nod no le convenía en lo más mínimo que esos tres estuvieran en su contra, por ello también envío un grupo a Canadá para rastrear y eliminar al general del antiguo ejército romano y algunos vampiros más a encargarse de Crissio, pues sabía que la honorabilidad de Akiyama podría ser un defecto en sus planes.
El trío de vampiros seguía a Crissio de cerca, este no podía cerciorarse de su presencia, la herida estaba cobrando factura.
- ¡Ahora!
Al grito del que parecía ser el líder, los vampiros rodearon a Crissio riendo y mostrando largos y amarillentos colmillos.
- ¿Quienes son ustedes?
- Un respaldo, una garantía en caso de que Akiyama fallará en su cometido, verás Crissio, eres una piedra en el camino del dios vampiro, un obstáculo en la supremacía de nuestra especie.
- ¿Otra vez con eso? Deberás decirle a tu jefe que me importa un bledo lo que traiga entre manos.
- Quizá sea así, pero tenemos una indicación y debemos acabar contigo, así que adiós Crissio.
Uno de los vampiros se arrojó hacia el con ambas manos extendidas, Crissio a penas si lo esquivó, el brusco movimiento le causó un agudo dolor, el segundo dio un puñetazo que Crissio detuvo pero el tercero pateó su costado rompiéndole dos cosas, su debilidad y toxicidad a causa de la plata retrasaba la recuperación y regeneración, el dolor que sentía era humano, muy humano.
Con el trío rodeándolo, se levantó levantó lentamente, la pierna izquierda tembló y fue ineficiente para soportar el peso, Crissio cayó nuevamente al suelo de rodillas.
- Estás acabado.- replicó el líder y sacó de entre su pantalón una estaca de plata, los otros dos sostenían las manos del herido vampiro, Crissio no dijo nada. Fue entonces que un ágil y rápido Alone emergió de la oscuridad, pateó al vampiro líder en el rostro y lo arrojó al suelo, escorias de pavimento volaron por los aires cuándo la cabeza de aquel sujeto se impactó en el suelo, los otros dos soltaron a Crissio y atacaron a Alone, pero era muy rápido, el más débil de los tres de aprovechó de la debilidad de Crissio y la atención de Alone puesta sobre su compañero para intentar terminar el trabajo, pero antes de que pudiera levantar la estaca una fuerte mano de ébano le sujetó la muñeca y lo levantó del suelo, con su mano libre, el vampiro golpeó varias veces el abdomen de Drusso, pero sus golpes no hacían nada en los músculos de acero del gigante, muy tranquilo Drusso lo levantó hasta su altura y dio un potente cabezazo a su rival, el cráneo del vampiro estalló al igual que un globo, murió al instante, al otro lado, mientras Crissio seguía arrodillado, Alone ya se había encargado del otro vampiro, solo quedaba el líder, el que parecía ser el más fuerte, este se levantó del suelo y al ver a su camaradas caídos y la imponente presencia de Drusso hecho a correr hacia la oscuridad, pero se escuchó un leve quejido y su cabeza inerte rodó por los suelos, Akiyama había vuelto.
- ¿Vienes por él? - preguntó, imponente Drusso.
Akiyama, por toda respuesta, dio una reverencia al gigante y le cedió su segunda Katana como muestra de paz.
- Apresurense a llevarle adentro, está muy débil.
Drusso levantó al inmortal del suelo y lo llevó al interior de la casa, Alone se apresuró llevar varias bolsas de sangre para la recuperación de su mentor, al ver a Akiyama algo débil le arrojó una de las bolsas, el samurái agradeció con la mirada. Cinco grandes bolsas de sangre después Crissio se recuperó al instante, frente a él, Drusso, Alone y Akiyama lo miraban detenidamente.
- ¿ Qué pasó con el que me atacó?
- Me encargué de él, era un enviado de Nod.
-¿ Y los otros tres?
-Tambien están muertos.
- ¿Tu me ayudaste Akiyama?
- Nadie debe morir sin honor, Nod me ha insultado al enviar a estos a matones, ahora yo lo mataré a él.
- Bien - dijo Alone - por qué necesitamos toda la ayuda posible.
- Olvídalo, yo trabajo solo, Nod está en Rumanía, está reuniendo una legión de vampiros, todos los que una vez juraron lealtad a Crissio ahora le han dado la espalda, un vampiro más fuerte que tú ya surgido y los clanes lo seguiran.
- ¿Creí que un samurái jamás traicionaba a su maestro?
- Nod no es mi maestro. Crissio, ja sido todo un honor concerte, pero ahora debo partir.
Les dio la espalda y  se dispuso a salir de la casa.
- ¡Oye! Necesitarás ésto.
Drusso le arrojó boa larga katana y Akiyama le sonrió dejándolos sólos.
- ¿Dejaras que se vaya?
- Si, jamás cambiará de opinión.
- ¿Qué vamos a hacer? Ya lo oíste, ese tal Nod está preparando un ejército en nuestra contra.
- Contrataacamos, llama a Livio, y Drusso, por última vez, llama a Aneska.
Drusso miró con desaprobación a su amigo, pero sabía que no tenía opción más que obedecer. Al quedarse solo Crissio se asomó por la ventana y contempló la noche estrellada.
- Nod, el único dios aquí seré yo.
Dos días habían pasado desde la audiencia de Crissio con el matrimonio Howllan, Adara no había tenido noticias de él en ese corto tiempo, quizá se encontraba ocupado en los lienzos encargados por Lord Symour Howllan, pensó ella, pero no era eso lo que le provocaba recordarlo, sino aquel beso, aquel beso que la hizo sentir en el cielo, nunca, en los anteriores siete años, Rinaldi le había hecho sentir eso, ni siquiera cuándo en realidad estaba enamorada de él y de pronto Crissio, en un beso espontáneo la llevó a páramos lejanos.
La luz del mediodía se filtraba por la ventana de su oficina, Adara observaba una pintura sumamente hermosa traída por Rinaldi desde Nápoles de un pintor en pleno crecimiento, el autor era hijo de un almirante de la Marina de Italia.
- ¿Y bien? - , preguntó Rinaldi entrando abruptamente en la oficina.
- ¿Por qué no tocas?
- Lo siento, ¿que tienes sobre la pintura?
- Nada bueno, ¿Cuánto pagaste por ella?
- 1200 dólares.
- Rinaldi, esto no vale más de 150
- ¿Qué dices?
- Mira esto, la técnica es muy simple y la calidad de la pintura es pésima- señaló varios puntos decolorados del lienzo- sin mencionar que parece salido de algún ático, quizá se haya pintado hace cinco o seis años.
- ¿Quieres decir que me estafaron?
- No, simplemente no supiste ver lo que te estaban ofreciendo, ¿te molestaste en ver otras obras del autor?
- No, no tenía tiempo para eso, tenía que ir al muelle con Rizzoli para aclarar las transferencias de nuestros embarques, ¿recuerdas? tú te encargas del arte, yo de los negocios.
- Pues no deberías meter tus narices donde no debes.
- Lo lamento, la vi, me gustó y creí que podríamos sacar algo de ella y en vez de eso salí perdiendo.
Rinaldi se llevó las manos a la cintura y miró por la ventana, parecía sumamente molesto, Adara se acercó a él y lo abrazó por detrás.
- ¿Por qué no salimos a comer querido?
- ¿Ahora?
- Hace tiempo que no salimos.
- Adara lo siento, hay una reunión muy importante a la que tengo que asistir, no puedo faltar.
La mujer bajo el rostro y esbozó una mueca Rinaldi no se percató de ello.
- Está bien, como sea, llévate tu pintura de aquí, no la quiero en mi galería.
- Lo lamento, pero está noche yo prepararé la cena.
- Bien, esperó que llegues pronto.
Rinaldi tomo la pintura y se dispuso a salir de la oficina de su prometida.
- Espera.
-¿ Si?
Se acercó a él y lo besó apasionadamente, pero de el solo recibió un beso frío y simple.
- Adiós.
- ¿Todo está bien?
- Si, adiós.
Sin más Rinaldi atravesó la puerta y se perdió en las escaleras descendentes de la galería de arte Lordanou, Adara se tocó los labios, hizo sus comparaciones, en siete años los besos de Rinaldi habían perdido su pasión, ni siquiera recordaba la última vez que le dijera te amo o la última vez que tuvieron una cita, para él solo eran negocios y negocios. Se sintió tentada por un repentino pensamiento y después de luchar un rato consigo misma tomo el teléfono y marcó un número, la señal comenzó a sonar en la bocina y alguien contestó.
- ¿Si? ¡Diga!
- ¿Crissio?

Del otro lado de la nación, a miles de kilómetros de allí, Akiyama retornaba al castillo oculto de Nod, su presencia fue suficiente para que los vampiros guardianes le permitieran la entrada, llevaba consigo una bolsa de lana rojiza, abrió de un golpe dos grandes puertas de hierro y vio a Nod sentado en su trono de piedra.
- Ah, Akiyama, has vuelto.
El por toda respuesta le arrojó a los pies la bolsa de lana que llevaba, de ella salió rodando la cabeza cercenada de uno de los matones enviados.
- ¿A caso estás molesto?
- Me enviaste a mí, ¡la tarea era mía!
- Y dime, ¿Crissio está muerto?
- No puedo respetar un acuerdo si no respetas mis términos, te dije que Crissio era mío.
Nod se levantó del trono, dejo caer la túnica que lo cubría, la apariencia del dios era muy distinta, ahora era alguien fornido, con grandes músculos, cabello largo hasta media espalda y un rostro afilado.
- Dime Akiyama, ¿Has olvidado quién soy yo?
- Solo eres un vampiro más con delirios de grandeza.
- No Akiyama, yo soy el salvador, el que llevará a los vampiros a la cúspide del mundo, esta tierra será nuestra, colo siempre debió serlo, pero si en mi camino se cruzan seres como Crissio o incluso como tú no dudaré en borrarlos del mapa.
La altura Nod era considerable, sobre todo ahora que había cambiado, superaba a Crissio y Drusso quiénes eran demasiado altos, el samurái instintivamente llevo la mano a la katana.
- ¿Lo vas a intentar?
- ¿Por qué no?
Intentó desenvainar la espada, pero la velocidad de Nod se lo impidió, un fuerte golpe en el rostro hizo volar al samurái por los aires, sus colmillos cayeron, ni importaba pronto crecerían de nuevo, se puso de pie, pero Nod ya estaba frente a él, una patada en el estómago lo dejó sin aire.
- Eso es todo.
Akiyama estaba perdiendo sus fuerzas.
- Te diré algo, si logras darme un solo golpe, te perdonaré la vida.
Lo intentó, una lluvia de golpes cayó sobre Nod pero ninguno dio en el blanco, Nos por su parte dio un fuerte puñetazo perforando el estómago de Akiyama.
- Hasta nunca.
Estaba derrotado, soltó su espada, seguía con vida pero su cuerpo no respondía, Nos llamó a dos guardias y les entregó el cuerpo del samurái.
- Despedazen su cuerpo, que no quede nada.
Los guardias salieron del recinto, Nod se limpió la sangre del honorable vampiro, trono sus dedos y jalo de una cadena, un hombre respondió al llamado, estaba desnudo, amordazado, con la cadena al cuello, su cuerpo desnudo temblaba de pánico.
- Ya me divertí con Akiyama, es hora de un pequeño entremés.
Si el hombre llegó a gritar nadie lo escuchó en la productividad del castillo de Nod.

El sol comenzaba a descender tras las colinas, en la fuente de Neptuno, ubicada en la plaza del Popolo, Crissio esperaba pacientemente a Adara quién le había pedido verlo allí, consultó su Rolex y vio la hora 18: 45, Adara no tardaría en llegar; se preguntaba el motivo de la repentina cita solicitada por la dama, quizá se trataba de los lienzos encargados por el señor Howllan, de los cuáles por cierto, no había iniciado ni uno, pero ese era el menor de sus problemas, desde su despertar se vio en vuelto en todo tipo de querellas, en un inicio, los mismos vampiros lo querían matar solo por ser el último inmortal antiguo junto a Livio y Drusso, posteriormente una orden de caza vampiros basada en los preceptos de Sejano buscaba su cabeza y el último, un vampiro poderoso que se autodenominaba dios, era como si el mismo fuera en realidad un imán de muerte y destrucción, recordó las palabras que dijera hacia cientos de años, "si la fatalidad y la muerte son lo único que me acompañará, las llevaré conmigo a cada rincón", el despertó con esa idea, despertó con la idea de hundir un mundo corrompido y despreciable, pero al conocerla a ella, todo cambio.
- Lamentó la tardanza señor Grimaldi.
Crissio sonrió discretamente al verla, lentamente tomo su mano derecha y la elevó hasta sus labios aplicando un suave beso que erizó la piel de Adara.
- Una dama jamás llega tarde.
Ella devolvió la sonrisa, Crissio siento una inapacible sed al contemplar sus labios rojos y escuchar el latir nervioso de su corazón.
- ¿Te sientes bien Adara?
- Claro.
Lo que en realidad Adara sentía era una mezcla de ansiedad, emoción y pánico, pero ¿Por qué todo junto?, Crissio ofreció el brazo a la dama y ella lo tomó, comenzaron a caminar por la plaza, el porte que irradiaba Crissio hacía voltear a las demás y algunas de ellas ni pudieron evitar suspirar al verlo y al ver el comportamiento tan caballeresco de aquel misterioso hombre.
- Dime Crissio, ¿Como crees que haya sido todo esto en la antigüedad?
- Creó que fue un lugar hermoso, la estructura actual de Roma también lo es, pero no puede compararse con la originalidad del pasado, ver la gran calzada de la ciudad dirigirse al inmenso coliseo y al palacio imperial, los guardias pretorianos en cada esquina de las calles tratando de mantener el orden, por aquí y por allá los mercaderes con sus insumos milagrosos y artefactos extraños ver tierras lejanas, Roma fue un paraíso, claro hasta que subió al poder ese maldito de Tiberio - las palabras de Crissio cambiaron de inspiradoras a amenazadoras- un maniático ególatra con falta de valor y más aún miserable, Sejano, prefecto de la guardia y segundo al mando en el imperio, una vil serpiente manipuladora que estuvo a punto de hacerse con el poder del imperio, de no ser...
Crissio calló, sus palabras se estaban saliendo de contexto.
- Lo siento Adara, me apasiona la historia de Roma.
- Hablaste de ellos como si los hubieras conocido.
- Tal vez los conocí. En otra vida claro.
- Yo también lo creo - Adara se soltó del brazo de Crissio y caminó directo a una de las fuentes de la plaza- creó que en algún momento las personas conocieron a otras en tiempos remotos y que en alguna otra vida se vuelven a encontrar.
Ella metió la mano en el agua tibia de la fuente,una lágrima brotó de su mejilla y se perdió en el aire, el sol ya se había ocultado, las luces de la ciudad alumbraban ahora la plaza.
- ¿Estás bien?
- No, tuve un malentendido con Rinaldi, él... él ya no es cómo antes, siento que ya no lo conozco o mejor dicho, nunca lo conocí.
- Pero están a punto de casarse ¿No es así?
- Me comprometí con él hace siete años Crissio, ¡Siete!, a estas alturas no debería de estar casándome con el, sino divorciarme, lo cierto es que solo mantiene el compromiso por lo beneficioso que resulta para el que se relacioné su nombre con la casa Lordanou.
- Si sabes eso ¿Por qué lo permites?
- Por la casa Crissio, el nombre de la casa está en juego, ¿Te imaginas lo que sucedería si la representante de la galería de arte rompe su compromiso con su prometido?
- Con todo respeto Adara, es más lo que sucede sabiendo que han pasado siete años desde su compromiso.
Ella se limpió la lágrima de su mejilla y volvió la cabeza hacia Crissio sonriéndole.
- Tan vez tienes razón.
- Se de Rinaldi, se que está en quiebra, que lo único que lo sostiene es ese compromiso contigo, ha afianzado algunos negocios con Rizzoli y su compañía naviera, hace unos días fue a verme para ofrecerme una inversión en dicha naviera.
- ¿Y que fue lo que hiciste?
- La naviera ahora es mía, aunque he dejado a Rizzoli a cargo.
- Supongo que Rinaldi no esperaba eso.
Crissio tomo su rostro entre sus mando, la miró directo a sus ojos, ojos color miel debajo de pestañas rizadas, Adara abrió ligeramente los labios, él se acercó lentamente pero de pronto Adara apartó el rostro alejándose del beso del vampiro.
- Lo siento Crissio.
- No, yo lo siento, lo que pasó la noche anterior no debería de suceder de nuevo.
Los bellos ojos de Adara se sumieron en una tristeza profunda, nunca debió pedir a Crissio el verse.
- Dime, ¿estás trabajando en los lienzos?- preguntó cambiando drásticamente el tema.
- Estoy en ello Adara, estará todo a tiempo.
- Esperó que puedas venir con nosotros a Londres.
- Por supuesto, el señor Howllan no me perdonará el que no asista.
Adara sonrió aunque no era la respuesta que esperaba.
- Te importa si te acompaño a tu hogar.
- En absoluto.
Cruzaron la vía principessa Clotilde, dejando atrás la plaza, una vez más Adara sujetaba el brazo de Crissio, el camino fue silencioso, hasta llegar a una gran casona, la casa de Adara.
-Crissio, lamentó... lamentó mucho mi actitud hace unos momentos.
- Descuida, todo está bien.
- Esperó verte pronto por la galería.
- Créeme, allí estaré.
- Adiós.
Crissio dio vuelta hacia la calle para retirarse, pero entonces Adara lo retuvo del brazo.
- ¡Espera!
- ¿Qué ocurre?
Ella lo sujeto de la cabeza y lo besó fuertemente, abrazando su cuello, Crissio respondió al beso.
- Tienes que entrar.
La noche corrió entré los besos y caricias a los que se entregaron, mientras Adara sentía las caricias de Crissio, experimentó sensaciones que hace tiempo había olvidado, sensaciones que incluso no conocía y solo deseaba que la noche fuera eterna entre los brazos de ese hombre, de ese vampiro.

Adara despertó a las 02:40 am, Crissio la miraba con sus penetrantes ojos negros, ella sonrió al verlo y acaricio su rostro con sus suaves manos, él por su parte, tomo ambas manos y las besó tiernamente.
- Yo...debo irme.
- Lo se, no te preocupes, entiendo.
- No es una despedida.
- Claro que no, nos veremos en la galería.
Se dieron un último beso, Crissio se visitó y bajó las escaleras de la casa, cuándo ella escuchó que la puerta se cerró corrió hacia la ventana para verlo una vez más, de pronto y con asombro vio como Crissio saltó al techo de otra casa y después, antes de que se perdiera en la oscuridad, vio como saltaba entré los techos con gran facilidad.
- Oh Dios, ¿en que me he metido?

Crissio decidió descender entre los callejones y continuar su travesía a pie, quería evitar otro encuentro con los policías y por ende otra masacre, colocó sus manos en los bolsillos pensado en Adara,  pensado en sus besos, en su piel, por primera vez, desde que despertará, había dejado de pensar en Alaya. De pronto se detuvo a medio y oscuro callejón, una objeto cortó el aire, silbó entre el espacio, Crissio levantó rápidamente la mano y detuvo la flecha entre sus dedos, una flecha de plata.
-No me equivoqué contigo- dijo una voz femenina- eres ese tal dios.
- Veo que recibiste mi mensaje...Aneska.
- Si te refieres a Anatoli, si, lo recibí.
- No se quién carajos pueda ser Anatoli, pero supongo que está muerto.
- Y ahora te toca a ti.
Levantó la ballesta y disparó tres flechas más, Crissio las esquivó una a una pero no sé percató de la proximidad de Aneska quien portaba una estaca de plata, Crissio a penas logró detener su muñeca a unos centímetros de su pecho.
- Impresionante, pero dime, ¿Tu fuerza humana habría podido perforar mi cuerpo?
La arrojó, Aneska dio una voltereta para evitar caer.
- Me subestimas Crissio, mis mejores hombres no podrían contigo, pero se que yo si.
Se quitó la chaqueta de cuero que llevaba puesta descubriendo sus brazos y un chaleco táctico, sus músculos eran prominentes, Aneska era fuerte.
- ¡Una vez más!
Con una velocidad que Crissio jamás había visto en un mortal, ella lo atacó con dos dagas, igualmente de plata, alcanzó a rasgar las ropas de Crissio, este se sobrepuso y empleó más fuerza para alejarla de él.
- ¡Basta Aneska! ¿Por qué quieres matarme?
- Por qué son una plaga, una plaga que nunca debió existir.
Continuó con su ataque, Crissio estaba en apuros, Aneska era tan rápida y fuerte como una vez lo fuera Sejano, el recordarlo lo llenó de ira y dio una fuerte bofetada a la cazavampiros, ella rodó por el suelo escupió algo de sangre y se levantó de inmediato, pero Crissio la inmovilizó epretando su cuello.
- ¡Deja de atacarme!
Ella pataleaba tratando de liberarse, sus ojos se enrojecieron, Crissio la miró y después la arrojó al suelo, tosió un par de veces y se levantó  tambaleándose.
- ¿Por...por qué no me mataste?
- Por que te necesito.
- ¿Qué rayos dices?
- Me llamaste dios vampiro, por lo tanto ya sabes de la situacion, pero atacaste al vampiro equivocado.
En ese momento aparecieron de diez a doce sujetos con largas armas de asalto, Aneska le hizo una seña para que bajarán las armas.
- Explicate.
- El vampiro que buscas, se llama Nod, el se hace llamar el dios de los vampiros, es muy fuerte, más fuerte que yo.
- Eso es imposible.
- También lo creí yo, pero mientras estaba dormido, los clanes de clanes de vampiros exterminaron a los antiguos, vampiros de mi edad 2000 años o más, y con ellos mismo dieron pie a Nod para atacar, el jamás habría aparecido a no ser que no existieran los suficientes vampiros para atacarlo, ahora soy el único antiguo y el único capaz de enfrentarse a él.
- ¿Por qué debo confiar en ti?
- Por qué no queda vampiro alguno que se oponga  a él, Aneska, no tendrás ningúna oportunidad si lo enfrentan solos, Nod es mucho más fuerte que yo.
- ¿Como podemos estar seguros de que saldremos vivos?
- De ninguna manera, quizá ningúno de nosotros viva, ni siquiera yo.
Aneska cruzó los brazos, habló en ruso con sus subordinados.
- Está bien Crissio, te ayudaremos, pero si  tratas de traicionarnos yo misma clavare tu cabeza en una pica.
- Estoy de acuerdo y haré lo mismo si uno de los suyos se atreve a atacarme. Te llevaré con Nod, lo mataremos.
- ¿Por qué lo haces?
- No tengo intención alguna de salvar a la gente, pero si Nod convierte a todo el mundo en vampiros no quedará nada que le motivo a mi existencia.
- Tenemos un trato entonces.
Y así, vampiro y cazadora estrecharon sus manos creando una alianza temporal, la pregunta era, ¿Serían suficientes para enfrentar al dios vampiro?

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