ʟᴀ ᴠɪᴏʟɪɴɪsᴛᴀ ᴅᴇʟ ᴛɪᴛᴀɴɪᴄ •|ᴋʏᴏᴊᴜʀᴏ ʀᴇɴɢᴏᴋᴜ|• ✓

𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 1

La joven se encontraba corriendo agitada por las calles de la ciudad con dirección al puerto. La maleta que traía en sus manos, sencilla, pequeña y simple, se balanceaba debido a la velocidad que la chica alcanzaba. En su espalda portaba un estuche bastante peculiar agarrado con cintas a lo largo de su pecho.

Llegaría tarde, seguramente el barco sarparía sin ella, y su aventura terminaría antes de siquiera haber comenzado. ¿Quién la mandaba a dormir tanto?

Brincó varios obstáculos, esquivó otros muchos, sintió el claxon, estarían a punto de embarcar. Afortunadamente estaba cerca, con mucha rápidez lo lograría, tenía que usar los pies. Después de eso, jamás decidiría dormir "cinco minutos más", siempre terminaban en dos horas.

Ya se veía el Titanic, majestuoso y gigante, imponente a cualquier ojo humano. Los sirvientes estaban terminando de recoger las cosas y las últimas personas estaban abordando.

Pasó a través de la multitud y justo cuando creyó que un milagro había ocurrido una mano la detuvo.

—¿A dónde cree que va señorita? —interrogó uno de los marineros mientras ya los últimos abordaban.

—A subir al barco —se acomodó la ropa y respiró un poco para sonreír.

—Llega usted demasiado tarde, los de su clase ya abordaron —dijo él mientras la miraba de arriba a abajo alzando una ceja y con una expresión de desacuerdo en su rostro.

—¿Disculpe? —cuestinó ofendida —Yo soy la violinista del Titanic.

—¿Una violinista mujer? —rió —no se brule de mí, y menos con esos trapos encima.

—¿Qué tiene mi vestido? —anonadada, tomó una punta de su traje blanco para examinarlo, a ella le encantaba —. Es mucho mejor que todos esos trapos que se ponen las mujeres ricas

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A unos metros de ahí y unos minutos antes llegaba un auto modernizado. Las personas se apartaban dándole paso, ya sabían quien era el que llegaba.

Kyojuro Rengoku y su hermano menor Senjuro Rengoku salieron del coche, ellos si podían darse el lujo de llegar a la hora que les plazca. Eran los dueños del barco y los hombres más ricos del país. El negocio de la familia había estado floreciendo durante años y para la generación de ambos, consistía en un capital bastante amplio.

Las vistas se posaron en aquellos atractivos y ricos chicos. Ambos caminaban tranquilos al puerto, con los sirvientes en sus espaldas cargando el equipaje, niguno de los dos era de viajar con mucho, algunos trajes y zapatos para conservar la presencia que exigía su trabajo, pero nada más. A pesar de su posición económica eran sencillos y apreciaban los pequeños detalles de la vida.

A su paso iban dejando suspiros y miradas de envidia. Kyojuro, el mayor de los dos se acomodó la chaqueta con una sonrisa y divisó, a tan sólo unos pasos de ahí, una pequeña y curiosa discusión.

Una muchacha, de largos cabellos rosados recogidos en una trenza, ojos dorados como el oro, piel pálida como la nieve y figura menuda, se enfrentaba con gran osadía a un fortachón marinero, encargado de mantener el orden.

Tocó el hombro de su hermano y apunto en la dirección de ambos —¿Ves eso de ahí?

—Si, una mujer que seguro no tiene pasaje intentando entrar a tu barco —respondió tranquilo, aún a sabiendas de lo que haría su justo hermano.

—Siempre decides las cosas sin dar oportunidad a los demás de desarrollarse —removió un poco su cabello en señal de cariño —. Voy a ver que tal.

—Lo supuse —soltó con una sonrisa mientras trataba de acomodarse el desorden que había dejado el otro.

Kyojuro se acercó a donde estaban ambos y logró escuchar como la chica defendía su "sencillo vestido", una risita se escapó de sus labios, ahí debía darle la razón, las vestimentas de las mujeres de hoy en día tampoco eran de su agrado, llevaban demasiados adornos y joyas para su gusto.

—¿Qué pasa aquí? —interrogó antes de que él contestara de manera grosera el alegato de tan activa dama.

—¡Señor! —hizo una mini reverencia —. Esta señorita desea abordar el Titanic y seguro no tiene ni pasaje.

La pelirrosa lo miró con la boca abierta para luego sacar de entre sus pechos el papel —Si tengo, imbécil.

—Una mujer con temperamento —describió rápidamente Rengoku bastante confundido—, jamás había visto una de esas.

—No somos muy comunes —le sornió por en sima del hombro —. Estamos en peligro de extinción.

—Déjala abordar —sentenció rápidamente.

—Pero señor, llega extremadamente tarde, estamos a punto de zarpar —alegó agachando la cabeza.

—Bueno, yo también llego tarde —se cruzó de brazos y abrió sus piernas, solía hacer esa pose desde niño —¿El barco ya dejó el puerto?

—No, señor —contestó rápidamente el marinero.

—Pués déjalo estar —fue lo último que dijo, segundos después tomó a la chica de la cintura para obligarla a caminar a la par, le daba pequeños empujonsitos.

La muchacha lo miró como pudo con la boca levemente abierta, parecía bastante rico, un hombre de clase. Se preguntó que hacía un tipo como él defendiendo a... alguien como ella. No era que se menospreciara, no, ella no era ese tipo de mujer, sabía su lugar, simplemente que los varones se creían muy superiores y era bastante raro encontrarse con uno justo, y más aún su es poderoso.

Luego hechó una ojeada a su espalda para encontrar al marinero, a quien le dedicó una mueca y segundos después le sacó la lengua.

Kyojuro se carcajeó agudamente al observar aquel gesto divertido. Acababa de conocer una mini bomba y lo mejor es que la había dejado entrar a su barco.

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Palabras del autor:

Trataré con toda mi alma que no sea el caso de esta saga. Porque me encuentro re emocionada.

Lean comiendo palomitas (￣ω￣)🍿

~Sora...