𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 5

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La brisa marina era sin duda la mejor sensación que ella había experimentado, podía llegar a entender y compartir el amor de Alexia por el océano

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La brisa marina era sin duda la mejor sensación que ella había experimentado, podía llegar a entender y compartir el amor de Alexia por el océano. Las estrellas adornaban aquel manto azulado oscuro que cubría toda su cabeza. Era sin duda una noche hermosa a la luz de una luna llena preciosa.

Celeste dejó escapar un suspiro para abrazarse a si misma con fuerza. Afortunadamente la cena había terminado bien, su actuación fue bien vista y todos aplaudían al concluir una canción. Ella estaba satisfecha con eso. Agradecía la oportunidad que le brindaba el Titanic.

—Es una noche bastante fría señorita —sintió una voz tras su espalda asustándola levemente, mas el sobresalto se detuvo cuando unas cálidas manos se posaron sobre sus hombros dejando una chaqueta ahí —, debería abrigarse más.

La pelirrosa observó a Kyojuro hubiecarse a su lado con una gran sonrisa, esa que no había quitado de sus rostro desde que se conocieron. El destino parecía volver a unirlos en la proa del barco cuando ya todos, seguramente, descansaba en sus camarotes. ¿Qué horas podrían ser? ¿La 1.00 a.m, tal vez las 2.00 a.m? Ella no lo dudaba.

—Muchas gracias por su caballerosidad pero es culpa del diseñador de este horrible uniforme —bromeó aferrándose con fuerza a la tela que él le había dado.

Rengoku estalló en risas, llevó ambas manos a su estómago para trata de calmarse pero nada parecía poder hacerlo —. Así que ya sabe quién soy, señorita.

—Me enteré de una forma extraña y turbia —lo observó durante un segundo, él solo miraba al frente, su expresión no parecía titubear ni un segundo, ella se preguntaba cuanta confianza y autoestima podría tener.

—Bueno, sólo por ser usted le permitiría usar lo que quisiera en la cena —, Rengoku se giró en el lugar para recostarse al barandal y mirarla a ella, con esos penetrantes ojos y esa peligrosa pero peculiar sonrisa.

—¿En serio? —cuestinó emocionada.

—No podría negarme cuando vi el brillo en sus ojos sólo por pensar que podría deshacerse de esas ropas —reapondió rápidamente —, desde que nos conocemos me ha parecido una mujer distinta.

—Entonces... —ella se posicionó frente a él— ¿puedo tirarlo por la borda?

Kyojuro alzó una ceja a pesar de que seguía sonriendo —Claro.

—Bien —, sin previo aviso y justo en el lugar, Celeste lanzó al suelo la chaqueta del rico y comenzó a deshacer los lazos del vestido, cuando ya lo hubo hecho trató con todas sus fuerzas de quitárselo, pero curiosamente se atascó justo antes de salir su cabeza —¡Ayudame! —pidió tras unos segundos en los cuales él procesaba lo loca que estaba aquella chica.

Tras reaccionar al joven no le quedó más remedio que tomar el vestido y jalar con fuerza hacia arriba —. Nunca pensé que desvestir a una mujer fuera tan difícil.

—Ahorra los chistes para después, me estoy ahogando aquí adentro —le dijo ella decesperada.

Unos minutos de forcejeo surgieron en la proa del barco, gracias a Dios que a nadie se le ocurrió visitar el lugar a esas horas de la noche, podrían haber sido malinterpretados. Al fin, después de tanto, Rengoku logró sacar, de un moviemiento, la pieza de ropa de Celeste.

—Aqui está —lo movió en su mano mientras ella lo observaba.

—Pensé que moriría en un vestido tan feo —suspiró aliviada.

—¿Qué hacemos con él? —cuestionó dándole una rápida ojeada, por en sima sólo traía un ligero vestidito corto blanco, lo que en aquellos tiempos era llamado ropa interior, sólo que la chica no usaba corsé, por lo cual algo se lograba ver, y déjenme decirles que Rengoku notó que no estaba mal dotada. Su vista descendió un poco hasta sus pies descalzos, espera... ¿pies descalzos?

En ese momento el decidió dejar de intentar entenderla o comprender sus acciones, porque supo que nunca lo haría. Celeste siempre sería un puzle lleno de sorpresas, maravillosas e inesperadas soprepresas.

—Ya te dije —contestó para agacharse, tomar la chaqueta y ponérsela por completo —, lanzarlo por la borda.

Ella tomó el vestido para aventarlo al mar con todas sus fuerzas, no cayó muy lejos por el aire en su contra, pero si logró divisar como poco a poco se hundía en el mar. Ella sonrió feliz para dar varias volteretas y hubiecarse lejos del lugar.

—Me siento libre —lo miró —, ya no hay vuelta atrás, ¿estás preparado?

—Claro que si —contestó de igual modo —, siempre que pueda escuchar tus veladas.

—¿Te gustarón? —ella agachó la cabeza para recoger un mechón de cabello y colocarlo tras su oreja mientras sonreía como niña tonta, avergonzada y feliz.

—Tienes mucho talento —halagó con total seguridad.

—En ese caso... —la muchacha retrocedió unos pasos para acercarse a un banco. En sima de este se encontraban su violín y el estuche, ella tomó con cuidado el instrumento para volver a colocarse al lado de Kyojuro —, tu me das tu chaqueta, yo te regalo está melodía, aceprala, espero que te alcance.

—¿Vas a tocar a estas horas? —se carcajeó.

—Esta bien —ella le sonrió por en sima del hombro sinceramente —, será como una canción de cuna, deja que te arrope.

—En ese caso... —Kyojuro tomó su mano libre para depositar un suave y fugaz beso —, voy a disfrutar de ella, señorita.

Celeste observó el lugar y mordió su labio inferior ligeramente, todo en su interior decía "peligro", una misteriosa alarma se activó y revolvió su estómago como nunca antes, aún así, ella decidió no ponerle fin. Con mucho esfuerzo y dedicación tocó su violín.

Y ahí, bajo las estrellas y la luna, sólo con ellas de testigo, aquellos jóvenes tuvieron un profundo acercamiento, donde las palabras ya sobraban, las miradas no eran suficientes y los sentimientos afloraban.

Y ahí, bajo las estrellas y la luna, sólo con ellas de testigo, aquellos jóvenes tuvieron un profundo acercamiento, donde las palabras ya sobraban, las miradas no eran suficientes y los sentimientos afloraban

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Lean comeindo palomitas ( ̄ω ̄)🍿

ʟᴀ ᴠɪᴏʟɪɴɪsᴛᴀ ᴅᴇʟ ᴛɪᴛᴀɴɪᴄ •|ᴋʏᴏᴊᴜʀᴏ ʀᴇɴɢᴏᴋᴜ|• ✓Where stories live. Discover now