ʟᴀ ᴠɪᴏʟɪɴɪsᴛᴀ ᴅᴇʟ ᴛɪᴛᴀɴɪᴄ •|ᴋʏᴏᴊᴜʀᴏ ʀᴇɴɢᴏᴋᴜ|• ✓

𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 6

Era preocupante lo hermoso que veía Celeste el sol esa mañana. Iluminando con sus fuertes rayos todo el Titanic y a ella misma, aquel deslumbrante e inalcanzable sol se veía un poco como Kyojuro. No pueden culparla por eso, los ojos del chico parecían un fuego vivo y audaz, capaz de quemar cualquier alma y...

—Celeste despierta —se golpeó ambas mejillas con fuerza, la chica solía hacer esa acción cuando se encontraba distraída o cuando creía que debía concentrarse.

—¿Qué tiene tu atención? —cuestinó Alexia con una sonrisa antes de cerrar el camarote a sus espaldas. Ambas habían decidido dar un paseo matutino antes del desayuno.

—Mi presentación de esta noche —mintió, y no solo fue descubierta por sí misma, sino que también por su nueva amiga, quien alzó una ceja incrédula y cruzó sus brazos.

—No debería indagar en tus asuntos íntimos, pero tu verás, lo que sea que te tiene así —la pelinegra cerró sus ojos y puso una sonrisa de medio lado —... es peligroso.

—No inventes y vamos a comer —rápidamente negó y comenzó a caminar.

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Después de un tranquilo y exquisito desayuno Alexia tuvo que seguir su camino y dirigirse a la enfermería, al parecer tenía un peculiar paciente que requería gran parte de su tiempo. Celeste decidió que era un día demasiado precioso para desperdiciarlo en su habitación, así que con alegría, ¿y por qué no decirlo? también con ganas de encontrarlo, se dirigió a la cubierta del barco. Así que deseando que Kyojuro estuviera donde ayer, dirigió sus pasos.

Cada segundo pesaba más que el anterior ¿Por qué es tan difícil?, esa sensación de esperanza, pero de temor a descubrir la verdad. Sabía que si no lo encontraba sería como un jarro de agua fría.

Ayer ni siquiera durmió. Paso toda la noche con el chico, charlaron horas, las risas adornador en el ambiente, él fue tan amable, la miraba de una forma que... que le encantaba, que la hacía sentirse especial.

Cuando estaba cada vez más cerca agachó su cabeza, cerró sus ojos y rogó a cualquier dios que estuviera escuchando su plegaria, que no fuera un sueño, y que él también haya ido a aquel lugar, a esperarla.

El tiempo se detuvo cuando sintió un carraspido, unos cálidos dedos se posaron en su mentón obligándola a alzar la vista. Un suspiro no fue suficiente, frente a ella se encontraba Rengoku, ligermante agachado, con una mano detrás se su espalda y sonriendo, como de costumbre. El fuego en su mirar provocó que la luz que Celeste admiró esa mañana se quedara pequeña, era diminuta ante esa intensidad. Un aura de paz la envolvió, a ambos.

—Volvemos a encontrarnos —comentó al notar el silencio en el que estaba envuelto la chica.

—¿Será que me acosas? —bromeó tras recuperase.

—No puedo negar que vine aquí esperando encontrarte —confesó sin vacilación alguna.

Ella se atragantó con su propia saliba, quisiera poder ser tan sincera como él, poder decirle que su corazón comenzaba a acelerase con fuerza y que también quería verlo. Pero justo en ese instante se guardó sus incipientes sentimentos para sí misma. Jamás le había pasado tal cosa con nadie y menos con un desconocido, estar asustada es lo normal.

¿Saben lo vulnerable que se sentía con tan solo unas palabras?

—¿Entonces acepta su crimen? —llevó ambas manos a su cintura para mirarlo divertida.

—Que mi castigo sea gozar de su compañía tan sólo unos minutos —contestó ahogando una carcajada —, tengo poco tiempo.

La curiosidad y atracción por aquella chica crecían cada vez más, cada vez que la veía, cada vez que ella hablaba, cada vez que tocaba el violín, cada vez que se movía. Crecía cada segundo más, porque Rengoku nunca conoció una mujer tan viva como ella.

—Una oferta tentadora, quisiera negarme, pero como usted es el gran dueño de este barco no me queda más remedio que aceptarla.

Ambos comenzaron a caminar a la par, codo con codo. Llamaron la atención de más de uno, todos se quedaban mirando como el hombre más rico de Reino Unido se tomaba la molestia de hablarle e incluso sonreirle a una mujer de clase media-baja. Nadie podía creer lo que veía. Y en una esquina, su hermano Senjuro, que también mantenía una amena plática con una chica, no pudo evitar sonreír al verlo tan feliz, Kyojuro se veía radiante.

—Me preguntaba si podría estar presente en sus prácticas de violín —soltó de repente sorprendiendo a su acompañante.

La chica desvío la mirada con un notorio sonrojo —¿Te gustan?

—Amo como tocas el violín y la pasión que le pones —confesó sin más provocando que la chica sonriera como tonta —. Nunca conocí una mujer tan apasionada.

Que momento más hermoso, no tenía nada de especial, tan sólo dos jóvenes sonriéndose, en un mundo de mentiras, si encuentras alguien con quien ser quien quieres, alguien con quien ser sincero, una persona que te haga sonreír, no lo dejes ir, no lo hagas, justo como Kyojuro sintió al verla suspirar con una pesar.

—Practico en las tardes, cuando el sol se está poniendo, justo antes de la cena para ir directo al comedor, así que no creo que...

—Perfecto —interrumpió el chico alejándose unos pasos —, ahora mismo tengo cosas que hacer pero nos vemos aquí a esa hora.

—Pero tú... —hizo una pausa pensando en todas las contradicciones y obstáculos que tendría que pasar para lograr semejante locura. Ella sabía que era él era un hombre ocupado, alguien que antes de la cena debería hacer cosas como cortejar a su prometida —, podemos cambiar la hora, no tienes que entrar conmigo al gran salón.

—Arruinas lo maravillosa que eres cuando te menosprecias —le dijo mirnado su reloj de mano —, nos vemos.

Tras escuchar aquellas palabras pequeñas y revoltosas mariposas comenzaron a hacer cosquillas con sus grandes alas en las paredes de su estómago. Celeste sintió que la niña emocionada y tonta de su interior salía a flor de piel, se sintió vulnerable pero fuerte.

Una frase y miles de sentimentos...

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Palabras del autor:

Amo este libro ;-;

Amo a Kyojuro ;-;

Por favor vota o comenta que te está pareciendo. No es lo mío desarrollar los romances rápidos, pero me estoy esforzando mucho.

Lean comiendo palomitas (￣ω￣)🍿

~Sora.