𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 8

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Celeste sujetó con fuerza el violín contra su pecho

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Celeste sujetó con fuerza el violín contra su pecho. Al finalizar la tonada solo reinó silencio entre ambos, bastante cómodo a decir verdad. El sol se había ocultado por completo y en el cielo sólo se podían encontrar estrellas, parpadeantes, brillantes y hermosas. Un momento tranquilo y pacífico.

La chica quería saber muchas cosas, tenía tanta curiosidad por el hombre que estaba a su lado, quería conocer todo. Así que con esfuerzo se armó de valor para preguntar:

—¿Cúal es tu historia triste? —fue casi un murmullo pero totalmente audible por Kyojuro, quien terminó por posar su viste en ella.

—¿Historia triste? —repitió para sí mismo buscando el significado de aquellas palabras, procesando aquella cuestión.

—Si, todos tenemos una —alegó para entregarle el violín. Segundos más tarde ya se encontraba trepada en los barandales, sentada de espaldas al mar y mirándolo sólo a él.

—Es muy audaz ser absolutista —pareció pensarlo un momento —, pero supongo que hasta yo tengo ese tipo de historia.

Ella asintió con una sornisa melancólica y surgió otro pequeño duelo de miradas, en el cual no luchaban contra lo que empezaban a sentir, no, tan sólo examinaban con paciencia lo que había en los ojos del otro. Rengoku tenía unos luceros brillantes, llenos de vida, parecían un eterno fuego ardiente. Celeste, en cambio, portaba una majestuosa mirada, tranquila, profunda y calmada, parecían un extenso océano en una puesta de sol, sus ojos no eran azules, pero Kyojuro se perdió en ellos, no parecía que su portadora era la mujer más energética y luchadora que él jamás haya conocido.

—Mi madre es mi historia triste, aunque yo no la llamaría así, ella me dio demasiadas cosas como para llamarla de ese modo —relató sonriendo para mirar el horizonte —, murió cuando era un adolescente, mi hermano era tan sólo un niño. Desde entonces mi padre ha sido un poco estricto, nada de lo que hago parece agradarle; cada decisión, cada paso que doy es impropio de un hombre de negocios como yo. Parece ser que para poder triunfar en este mundo hay que pisotear a los demás, y no estoy muy de acuerdo con esa filosofía.

—"En un mundo de maldad debes ser más malvado que nadie para sobrevivir" —citó Celeste con una expresión seria. Rengoku la miró e hizo un ruido con su garganta de duda —, es mi historia triste. La verdad soy huérfana.

—Vaya —él se movió intranquilo e incómodo —, no era mi intención despertar tus Demonios.

—Mis demonios nunca duermen —le contestó para poner una mano en su hombro tranquila —, no te preocupes, yo inicié esto —tras conseguir que Kyojuro se relajara ella se acomodó nuevamente —. Desde que tengo memoria vivo en el ofarnato de Santa Rita, no es lúgubre ni oscuro, no si lo miras desde afuera, esta bien pintado y las paredes no se están cayendo, pero... Madam Verónika solía decirnos eso, ella era un pcoo dura con los niños, corrompiendo las inocentes almas con sus maquiavélicas enseñanzas. Desde que tenemos uso de razón sólo nos enseñan cómo subsistir en el mundo real, y no es bonito; solíamos hacer trabajos duros, si no cumplíamos las reglas éramos castigados de una forma peculiar. Cuando cumplí once años me escapé, corrí con todas mis fuerzas lejos de ahí. En la gran ciudad estaba perdida, sin nadie a quien acudir, me estaba muriendo de hambre.

ʟᴀ ᴠɪᴏʟɪɴɪsᴛᴀ ᴅᴇʟ ᴛɪᴛᴀɴɪᴄ •|ᴋʏᴏᴊᴜʀᴏ ʀᴇɴɢᴏᴋᴜ|• ✓Where stories live. Discover now