𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 13

1.3K 214 89
                                    

Celeste no era del tipo de chica de quedarse quieta, no en un barco como el Titanic

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Celeste no era del tipo de chica de quedarse quieta, no en un barco como el Titanic. Cuando Kyojuro abandonó su habitación, ella aprovechó para asearse un poco y vestirse decente. Decidió confiar en las palabras de su amado, confío en que él sería capaz de encontrarla, hasta en el rincón más intrincado de la embarcación. Así que no la asustó el hecho de perderse entre las multitudes.

Era una mañana hermosa, más que ninguna que haya visto nunca. Nadie quitaba la sonrisa de tonta de su rostro.

No había sido un sueño, eso habría pensado, si Rengoku no hubiera aparecido en su habitación con una propuesta tan loca como la que hizo. Estaba dispuesto a presentarla ante la clase alta, no le importaba el hecho de que no tuviera dinero o no estuviera a la altura, ni siquiera había vacilado para romper su compromiso con Sofía. Estaba demostrando que no la veía como algo pasajero, que de verdad estaba interesado en ella, y que de ser posible, quería pasar tanto tiempo como se le fuera permitido a su lado.

Pero era difícil de creer, era difícil porque él era tan perfecto, tan cabelleroso, tan gentil, tan amable, tan dulce. Kyojuro Rengoku era la representación del hombre de ensueños de las novelas que solía leer; y eso solo la ponía nerviosa, la hacía sentirse una hormiguita a su lado, incapaz de llegarle a los talones.

El sol sobre sus ojos la sacó de esos pensamientos.

Después de todos los altibajos de su vida, podía estar ahí, era tan afortunada. Si nunca hubiera luchado por sus sueños, si hubiera decidido que era mejor morir en aquella mugrosa calle, si se hubiera rendido, jamás tendría nada de lo que poseía ahora, jamás lo habría conocido.

Después de tanto caminar, sin darse cuenta, decidió tomar asiento y disfrutar de la brisa marina, porque a veces la vida era eso, detenerse en el lugar y mirar a tu alrededor, detenerse y gozar del momento.

Sin darse cuenta, terminó al lado de otra chica, la cuál, vestía también un tanto peculiar, enseguida dedujo que se trataba de una pasajera de terca clase por las ropas viejas que portaba, además, la muchacha miraba al suelo del barco, como si hubiera perdido algo ahí . Celeste decidió ignorarla y observar el cielo azul, admirando su belleza.

Pasaron largos minutos, en los cuales, ninguna dijo nada.

—Yo te conozco —dijo de repente la otra, ganádose la atención de la protagonista —, eres la violinista.

—Pues si —la mencionada rascó su nuca con vergüenza, le sorprendió que la reconocieran —¿Y tú quién eres?

La muchacha solo le contestó con una sonrisa nostálgica y volvió a bajar la vista. Celeste había tomado eso como un "no quiero hablar de mi" y lo respetó, no tenía por qué contarle su vida a una desconocida.

La expresión en el rostro de aquella joven parecía tan triste y confusa, que la pelirrosa decidió que era mejor dejarla sola y no insistir. En tiempos como esos, las personas buscan la soledad del silencio para comprenderse mejor a sí mismas. Con mucha calma y movimientos lentos, se puso en pie, dispuesta a abandonar el banco, pero la temblorosa voz de su compañera la detuvo.

—Mi nombre es Erika —suspiró, luego alzó la vista para sonreírle —, soy la hija del capitán.

Celeste chilló y gritó como muñequita maniática en su cabeza. La hija del capitán. ¿Por qué vestía así? ¿No veía que confundía a la gente?

—¿Te aflige algo? —inquirió, casi que de forma inconsciente, lo que la llevó a tapar su boca rápidamente.

—Tienes buen ojo, Cele —contestó entre risas sinceras Erika, tomándose la atribución de llamarla de forma cariñosa. Cuando se hubo calmado, retomó sus palabras —. Me aflige lo mismo que a todas las mujeres, supongo yo, el amor.

La de orbes dorados chasqueó los dientes en aprobación, pues si, a todas las mujeres, de un modo u otro, nos come la cabeza el amor.

—¿Te ama? —volvió a cuestionar, a sabiendas de que estaba abusando de la poca confianza.

—Me amó —corrigió hundida en una pena indescriptible, sus ojos se cristalizaron y su sonrisa se torció por completo. Erika trató de disimularlo, pero sabía que era imposible —, murió hace dos años.

Celeste farfulló mil maldiciones y se juró que un día de estos se iba a arrancar la lengua larga que poseía.

—Lo siento mucho —confesó con total sinceridad, apenada por hacerla recordar aquello.

—Me prometí no volverme a enamorar, por miedo de que algún día se escapara de mis brazos —Erika ignoró las disculpas de la violinista a propósito —. Pero recientemente ha comenzado a gustarme alguien. Es demasiado pronto para decir que es amor, sin embargo, mis sentimientos crecen por segundo y la imagen de mi antiguo amor va desapareciendo lentamente, el dolor sigue latente, pero cuando estoy con él, se disepa. Tengo miedo por estas emociones y ya no sé cómo detenerlas.

Celeste guardó silencio, buscando que decirle a aquella jovencita. Realmente no había entendido ni de la mitad de lo que dijo, y estaba segura de que Erika solo confesó aquello para liberarse, no buscando un consejo de una total desconocida. Pero aún así, quería transmitirle su opinión, quería brindarle un poco de valor.

—No lo niegues —depositó, con inseguridad, una mano sobre el hombro de la otra —. Negarlo solo dolerá más, las ganas de verlo seguirán ahí, el deseo de estar a su lado será latente en todo momento, y tarde o temprano, el arrepentimiento por dejarlo ir se abrirá paso. Aprovecha la segunda oportunidad que te dió la vida.

Erika miró incrédula a la pelirrosa, formuló un pequeño "gracias", casi inaudible y cerró sus ojos, dejando que la canción del mar la arropara.

Celeste le había dicho que abrazara ese sentimiento, porque por experiencia propia, ella sabía que era innegable, y que tarde o temprano, el amor triunfaba.

Aunque nunca más volvería a saber de aquella joven, la complació el hecho de saber que la había ayudado, y que, en algún lugar, en algún momento, ella podría ser feliz, junto a quien ama.

Aunque nunca más volvería a saber de aquella joven, la complació el hecho de saber que la había ayudado, y que, en algún lugar, en algún momento, ella podría ser feliz, junto a quien ama

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

.
.
.

Palabras del autor:

Y ustedes dirán:

¿Por qué mierdas metes a otro personaje si nosotras queremos escenas con Rengoku?

Y yo diré:

Ese personaje es importante, no para ahora, pero si pronto.

Y entonces ustedes dirán:

ESCENAS CON RENGOKU HEMOS DICHO.

Y yo:

Ok, próximo capítulo ಥ‿ಥ

Lea comiendo palomitas ( ̄ω ̄)🍿

~Sora.

ʟᴀ ᴠɪᴏʟɪɴɪsᴛᴀ ᴅᴇʟ ᴛɪᴛᴀɴɪᴄ •|ᴋʏᴏᴊᴜʀᴏ ʀᴇɴɢᴏᴋᴜ|• ✓Where stories live. Discover now