En la cama del cápitan

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Llegar al cuartel dentro de la seguridad de las murallas con esa cantidad de bajas, le dolió a la humanidad.

Padres, hermanos, amantes e incluso pequeñas criaturas viviendo un horrendo duelo.

Regresar al cuartel sin mi mejor amiga.

Dejé mis cosas en la habitación que me pertenecía y me tire ahí por no se cuanto tiempo dejando a mi cuerpo descansar.
La puerta resonó despertándome, ni si quiera me di cuenta cuando se había echo de noche.

Hice inmediatamente el saludo militar componiendo toda mi postura —Comandante Kim, ¿En que puedo servirle?

—Cadete Izumi, vengo aquí para agradecerle en nombre de todo el cuartel por habernos salvado— Hizo una reverencia ante mi.

—S-señor...

—Eres una gran guerrera y serás condecorada junto con el capitán, también necesitaremos un informe de tu parte donde describas cada movimiento, sonido y todo lo que hayas presenciado en el búnker. Sería de gran ayuda para la investigación.

Asentí con respecto —Si, señor. Debió llamarme, no debió tomarse la molestia de venir hasta aquí...

—No soy tan firme y estricto como algunos dicen por aquí, no soy como el capitán ya sabes quien —Susurro para mi e intente esconder la sonrisa que me había sacado su comentario.

—Muchas gracias.

—Agradecido estoy yo, descansa cadete, pasa por mi oficina mañana, aún hay cosas que quiero saber de primera mano.

Nos despedimos con el saludo militar y cerré la puerta de nuevo.

Era de noche todos debían estar ahora en sus habitaciones, tomé mis cosas de baño y caminé hasta las regaderas del cuartel que se ubicaban una planta abajo.
Lave mi cuerpo limpiando todo lo vivido, visualizando algunas marcas nuevas. Sentí mi cabellera ligera cuando cerré la llave de agua, me seque un poco y coloque una camisa blanca de botones en mi torso y unos pantalones limpios. Me dirigí a la puerta para salir de ahí pero al abrirla me encontré con los ojos afilados que me daban las órdenes. Su cabello estaba alborotado y su camisa desabotonada hasta la mitad.
Recordé el momento, Justo antes de que llegara el capitán Jung, cuando Yoongi había tomado mi rostro entre sus manos reconfortándome en aquel maldito búnker.
Nuestros ojos estaban unidos y no había nada que los separara.

—Déjame pasar Izumi.

Di un paso atrás sin romper la conexión y el dio un paso más.

—¿Como está tu brazo?— Pregunté pero mi voz salió casi en un susurro.

—En una pieza— Contestó observándome detenidamente.

Mi camisa estaba empapada, el rubor subió a mis mejillas al percatarme de esto y me pude percatar que el suyo tambien aunque se borrara en un instante.

—¿No vas a quitarte?— Pregunto el pelinegro frente a mi.

—¿Que?— Mi voz no habría podido salir más provocada.

—Sal de aquí inmediatamente. Es una orden.



Me recosté en la cama y vi al cerrar mis ojos las escenas del búnker repetirse en mi cabeza, después de unos momentos todo se tornaba oscuro y los demonios estaban aquí. Desperté de golpe empapada en sudor, con los latidos acelerados e híperventilando, estaba temblando no podía controlar mi miedo de ninguna manera.

Dejé que mis instintos me guiarán, camine hasta el lugar más seguro que conocía en la oscuridad, llegue a esa puerta y le di unos cuantos toques sigilosamente.
Vacile un poco, ¿Estaba fuera de mis cabales? ¿Me estoy volviendo loca? Iba a retirarme, caminar por ahí el resto de la noche pero al girarme el estaba ahí parado frente a mi, con un vaso de agua con una expresión neutra.

Girl meets evil: The eternal | JJK + MYG Donde viven las historias. Descúbrelo ahora