La historia del invierno. - Cap. 17

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-¡Afrodita no es una recompensa, ni un objeto, es una diosa, como las demás, y no es solo una diosa guapa, también es inteligente, o ¿te tengo que recordar cuando te venció en segundos?, eres miserable, ella merece respeto! (Ares)

Me fui muy enfadado de la sala, desde luego Afrodita es la única que hace que mis ojos se pongan tan rojizos, no podia estar más enfadado, tenía ganas de matar a Hefesto, a Zeus y a cual quiera que me molestara.
Cuando salí del palacio de mi padre, Hades, mi tío, me vio, y me dijo...
-Ares, joven, ¿estas bien? (Hades)- Dijo mientras me ponía una mano en el hombro.
-¿¡Como mierda voy a estar bien!? (Ares)- Dije mientras se me saltaban unas lágrimas y miraba enfadado al suelo.
-Joven...Acompáñame a mi humilde palacio y cuéntame lo que te pasa. (Hades)
-Gracias tío Hades. (Ares)

Hades siempre había sido mi referencia parental, básicamente me crio el, ya que mi padre estaba muy ocupado acostándose con miles de humanas, de pequeño, cuando lloraba porque mi madre mi regañaba por ser como soy, él me consolaba y me llevaba a su palacio, donde me enseñaba a defenderme y a ser más fuere, y con el y con Perséfone y Hermes jugábamos a las escondidas por el inframundo, Hermes y Perséfone también son mis hermanos, bastardos, pero son mis hermanos y mi tío los que me han criado, por eso los aprecio tanto.

Después de contarle todo lo que pasaba a hades, me dijo que mi historia le recordaba a alguien, a otras dos personas que de verdad se amaban pero era un amor prohibido, le pregunte quienes eran, y el me contesto; "¿es que no te sabes la historia del invierno?", entonces caí en la cuenta, ese amor prohibido era el de Hades y Perséfone, que por culpa de su amor, Demeter cada seis meses se ponía triste al no tener a su hija Perséfone cerca suyo, y creo el invierno y el otoño...

Le di las gracias a Hades, me despedí de él y de Perséfone, e hice caso a el consejo que me dio Hades, "persigue tu amor, aunque sea a escondidas", salí del inframundo, y me fui a mis aposentos, abrí la puerta, y...
-¿¡Dita!? ¿Qué haces aquí? (Ares)- dije mientras ella se daba la vuelta.

Ares y Afrodita, un amor prohibidoHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin