Junto a tí.- Cap. 25

702 57 4
                                    

- Te amo Afrodita, más que a nadie... (Ares)- digo y le de devuelvo el beso.

Después de eso ella coge mi mano con fuerza, como si tuviera miedo a perderme, yo sonrío levemente sin darme cuenta, el sentimiento de sentirme amado llena mi corazón, Afrodita me conduce hacia su habitación, ya allí ella y yo empezamos a besarnos, después Afrodita comienza a quitarse la ropa, y yo a su vez la ayudo, ella da unos pasos para atrás tirando de mi camisa para que la siga sin separarme de ella, cuando esta a unos pocos centímetros de la cama Afrodita se hecha para atrás lentamente quedando acostada boca arriba, yo me inclino hacia ella y pongo mi rodilla en su cama...

(Ahora Ares y Afrodita juegan a las cartas, es decir, tienen sexo, y no puedo relatar ese encuentro ya que soy menor y sin experiencia. Gracias por la comprensión. Atte: CV)

Después de unas horas, Afrodita y yo estamos acostados en la cama desnudos, cubiertos por una manta por el frio, ella está posada en mi hombro de lado, con su mano acariciándome el pelo que me cae al cuello, yo la sujeto por la espalda con mi brazo izquierdo, y el derecho lo tengo debajo de mi cabeza, estamos en silencio, pero en este caso no es incomodo, ya que ambos estamos contentos de estar juntos otra vez, de repente Afrodita para de jugar con las puntas de mi cabello y dice:
- Ares, ¿porque me rechazaste antes de irte a la guerra? (Afrodita)
- Afrodita, yo... Solo pensé que sería mejor para ti así. (Ares)
- No, no lo fue, creí que me habías dejado de amar... (Afrodita)
- Yo... Lo siento tanto, de verdad. (Ares)
- Seamos amantes Ares. (Afrodita)
- Me parece bien, pero nadie debe saberlo, por tu bien. (Ares)
- ¿A qué te refieres? (Afrodita)
- A que si alguien quiere hacerme daño no debe saber que te amo, porque entonces irá a por ti, y te hará daño a ti, y eso nunca me lo perdonaría... (Ares)

Ella asiente con la cabeza, sabe que es verdad lo que digo, para tranquilizarla le empiezo a acariciar su larga melena rubia y le doy un beso en la frente, seguido de esto ambos nos dormimos.

Al día siguiente al despertarme, me doy cuenta que todavía no ha salido el sol, pero tampoco falta mucho para eso, así que rápido me empiezo a vestir para que Apolo no nos pille como esa vez. Al terminar de vestirme, miro a Afrodita, está durmiendo plácidamente con una sonrisa en su cara, así que no la despierto, para no molestarla.

Antes de salir de su habitación le dejo una nota, en la que escribo "Espero con ansias nuestro próximo encuentro mi vida." Mientras la escribo es imposible que no se me escape una leve sonrisa, después de eso no me queda más remedio que irme antes de que amanezca.

Ojalá no pase mucho tiempo hasta que la vuelva a ver...

Ares y Afrodita, un amor prohibidoWhere stories live. Discover now