Capítulo 8

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Nos quedamos unos minutos más observándolos, añorando estar allí, antes de emprender nuestro camino en absoluto silencio, parece ser que es cierto el no saber lo que tienes hasta que lo pierdes.

Bloom siempre se llevó peor con mamá, no porque yo fuera la animadora que ella deseaba ni mucho menos. Más bien fue el hecho de que tuviera más vida social a pesar de no ser del tipo que a ella le gustaría. Supongo que adorar a Adam también le influyó en cierta medida, después del accidente lanzó interrogatorios constantes pero saber a qué se debía cortar la amistad después de tanto tiempo.

Esa fue sin ninguna duda la época en la que más discutimos, ella necesitaba saber y yo no podía contarle que mágicamente había congelado una habitación. Además no estaba en mi mejor momento, así que calmarme y no devolverle los gritos como acostumbraba a hacer no era una opción.

Todo se calmó cuando la noticia del internado en Suiza les llegó. Bloom y yo estábamos más tranquilas ante la posibilidad de aprender control. Aunque no llegamos a bajar la guardia por completo, eso sumado a que mamá parecía querer crear buenos recuerdos en nuestro últimos días en casa hizo la convivencia mucho más pacífica. Estoy segura de que papá fue el mayor beneficiado del fin de guerra, como Inglaterra después de la Guerra de Sucesión española.

A lo lejos veo el edificio de lo que en su día fue el Carpet and Tile Market, parece mentira que se dejen los edificios arruinarse hasta tal punto siempre he pensado que deberían conservarse, tienen historias impregnadas en las piedras de sus paredes, historias de amor que comenzaron allí o de niños perdiéndose entre los pasillos asustando a sus madres y creando anécdotas de las que se reirán en futuras cenas navideñas.

Bloom ni siquiera duda un segundo antes de abrir la puerta pintada de rojo con bastante brusquedad. No para para esperarme, tampoco se preocupa por dejarme la puerta abierta, la visita le ha afectado más de lo que su orgullo le permite admitirme. Me resigno a entrar tras ella antes de que se piense abrir el portal y dejarme aquí.

Al entrar veo a Bloom parada en el centro, frente a las escaleras que llevaban a la planta de arriba. Sostiene el anillo de Stella en sus manos y mantiene la mirada clavada en la puerta bajo el letrero de salida pero no parece convencida de volver a Alfea.

Enciende la linterna del móvil y cambia la dirección hacia la habitación en la que solíamos quedarnos, me se el camino de memoria, seguirla no supone un problema. Le dio al interruptor de un generador de electricidad antes de entrar, lo dejamos aquí cuando nos dimos cuenta de lo incómodo que era tener solo las linternas del móvil para iluminarnos.

Está tal y como lo recordaba el pequeño colchón en el que ambas dormíamos, la lámpara de mesa que tomamos del sótano de casa, la estantería que Bloom usaba para dejar los diarios en los cuales plasmaba sus pensamientos sobre el fuego... Todo sigue igual.

- Hey mira mi iPad sigue aquí, pensé que alguien se lo habría llevado.- Me animo a decir, no creo que le apetezca hablar pero su silencio comienza a ponerme de los nervios.

- ¿Y quien vendría por aquí?- Pregunta ella al tiempo que se acerca a la estantería para agarrar uno de sus cuadernos y sentarse en el colchón.

- No lo sé, tal vez dos locas que o son seres sobrenaturales o han desarrollado una esquizofrenia muy severa.- Le contesto en tono jocoso, más no me contesta.

Su mirada se ha clavado en la pared de enfrente y parece totalmente sacada de lugar. Se levanta lentamente de su lugar como si buscará algo en concreto. Se acerca a la ventana y separa las cuerdas que actúan a modo de persiana.

Salta hacia atrás con la expresión de horror más pura que he visto jamás, me tenso inmediatamente, el anillo de Stella se pierde en las rendijas del suelo.

Bloom se tira en el colchón y me arrastra pegandonos a la pared con tanta fuerza que siento que me mimetizaré con ella. Sus ojos están abiertos como platos y ambas respiramos con rapidez.

Entonces escucho el sonido, un crujido, un chasquido, el mismo ruido que resonó en el bosque antes de la aparición del cadáver. Los pelos se me ponen de punta, la piel se me respiga y mi corazón se salta un latido. Bloom parece hallarse en igual situación, uno nuestras manos en silencio pues no es momento de decir nada.

Es entonces cuando el cristal sobre nuestras cabezas se hace añicos y se deja ver un brazo monstruoso, incinerado. Los rugidos inhumanos de la criatura se entremezclan con nuestros gritos.

Esta vez soy yo quien tira de Bloom para apartarla de la pared antes de que esa cosa sea más rápida. Abro la trampilla del suelo y rápidamente la empujo, no tardo en seguirla, por poco no caigo encima de ella. Cierro la reja que sirve de escudo contra esa cosa, dios mío, nuestra vida depende que una reja de mala calidad.

Bloom se aferra a otra verja que nos corta el paso mientras la criatura ruge sin control intentando arrancar lo único que nos separa de sus garras.

- ¿Que coño haces? Vamos.- Le pregunto agitada cuando veo que estira el brazo a través de las rendijas.

- El anillo.- Se limita a contestar. Mierda, no podemos dejar a esta cosa en este mundo...

Con el ajetreo no hemos caído en la cuenta de que la criatura ya no pelea por arrancar la reja.

El choque contra el suelo y su grito antinatural nos hace gritar. Tiro de Bloom por pura inercia, en cuento saca el brazo nos movemos rápidamente hacia la izquierda, es la única salida y no pienso quedarme a conocer a la bestia.

Otra de esas asquerosas rejas nos corta el camino pero no estoy dispuesta a dar la vuelta y averiguar si a esa cosa le sucede lo mismo. Además esta se ve más endeble. Como puedo tomo impulso hacia atrás chocando con Bloom en el proceso y le pegó una patada. No funciona. Dos patadas, tres patadas, comienzo a desesperarme pero la reja cede con la cuarta y logramos salir.

Corro hacia la sala principal del antiguo supermercado, me concentro en no dejar de oír las fuertes pisadas de Bloom a mis espaldas. Me concentro tanto que me sorprende cuando la voz de la señora Dowling resuena.

- No os pareis ahora.- Nos ordena seria. No estoy dispuesta a contradecirla mucho menos ahora, hago caso y echo a correr de nuevo hacia la puerta de salida.

Una vez ambas estamos en el bosque me giro esperando encontrar a Dowling tras nosotras pero ella se ha quedado dentro. Veo como la criatura aparece frente a ella y siento ganas de correr a ayudarla. Mas lo único que logró antes de que la puerta semi podrida se cierre es ver a la bestia salir disparada hacia atrás.

Entonces y solo entonces me permito frenar, mis pulmones arden por oxígeno y mi corazón late de forma frenética. Busco a Bloom y la encuentro a mi derecha, la abrazo tan rápido que no tiene tiempo a reaccionar. Unos segundos después me lo devuelve tan fuerte que siento mis huesos crujir, pero no me importa. No hacen falta palabras ambas nos entendemos con ese gesto.

Cuando nos separamos vemos a Aisha, Musa y Terra frente a nosotras.

- ¿Estáis bien?- Pregunta la de trenzas. Asiento a su pregunta al mismo tiempo que mi hermana responde con otra.

- ¿Que demonios era esa cosa?

- Creo que los llaman quemados o algo así.- Contesta Terra a su pregunta.

- Oh, genial, muy original.- Digo sarcástica pensando en la piel carbonizada de la criatura.

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Hola!

La historia ya tiene más de 2k y estoy emocionadísima, muchísimas gracias a todos los que la leéis.
Espero que el capítulo os haya gustado!❤️

ANTIPODES | Riven [Fate: The Winx Saga]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora