28; edser

3.1K 122 7
                                    

28 veces en las que Serkan Bolat recuerda a Eda Yıldız y 1 vez en la que hace algo al respecto.

– – – –

– – – –

La primera vez que Serkan Bolat recuerda a Eda Yıldız lo hace en el instante exacto en que sus ojos conectan a través de la oficina. Ella se está acercando a él y la imagen de una Eda con una falda azul y un top blanco aparece ante sus ojos. No reacciona y se olvida de todo cuando ella cae desmayada en sus brazos, demasiado preocupado por una mujer que no conoce, pero que le ha mirado con más amor del que ha sentido nunca. Poco después, al explicarla la situación (que no sabe quién es), Eda saca unas esposas y une sus muñecas, y Serkan tiene de vuelta la imagen de esa Eda, de estar en la universidad, de que ella le raye el coche, de que le espose. Se acuerda de subir quince pisos andando, juntos de esa forma, y de como volvió a verla al día siguiente, en un avión. Se acuerda de ayudarla con su claustrofobia, de proponerla un trato. Y cuando le besa esa noche, la mente de Serkan se lanza a volar meses atrás, a ese primer beso. Ella se abalanzó igual y sus bocas se conocieron. Y ahora, Serkan siente que sus labios están en casa. Se hunde en el beso sin poder evitarlo, pero tiene miedo, porque Selin le ha contado que esa mujer es una manipuladora, y no puede confiar en sus propias emociones. Así que, cuando se separan, es ese miedo el que le pide a Selin que se case con él y no el propio Serkan. Pero lo ha hecho, y no hay marcha atrás. El problema es que Serkan solo puede pensar en la boca de Eda Yıldız y en los pequeños recuerdos que le han ido asaltando desde que la ha mirado por primera vez al volver.

La segunda vez que Serkan Bolat recuerda a Eda Yıldız es al verla con el vestido amarillo. En sueños, una imagen de una mujer sin rostro con un vestido igual le ha estado persiguiendo, y el pecho le duele porque ella está bajando las escaleras de la oficina, con esa belleza que posee y ese vestido, y Serkan se toca el corazón porque se le está olvidando cómo respirar. El mundo le da vueltas y de repente se ve a sí mismo en el jardín de casa de su madre, con Eda llevando el vestido amarillo y un anillo de compromiso. Se ve a sí mismo bailando con ella, acomodándose a su cuerpo, rodeándola la pequeña cintura con sus manos. Se ve a sí mismo besándola y se ve a sí mismo hablándole de las constelaciones. No entiende qué está pasando y vuelve a tener miedo de esa mujer y de lo que le produce. Porque quiere saber más, pero Selin enseña su anillo y de repente Eda dice que se va a casar. Así que Serkan no sabe qué pensar. Y duerme esa noche con la compañía de dos Edas. La del vestido amarillo de sus sueños, pues esa mujer sin rostro ahora tiene el suyo, y con la Eda de esa noche, con el mismo vestido y el brazo rodeando el de Deniz.

La tercera vez que Serkan Bolat recuerda a Eda Yıldız es una mañana en la oficina. Cada uno está a un lado de la mesa, sin interactuar, concentrados en sus propios diseños. Pero él no puede evitar alzar la vista cada poco y mirarla. Es como si existiera un imán entre ellos y Serkan no tiene fuerzas (o no quiere tenerlas) para repelerle. Es en una de esas ocasiones en las que intenta disimular mientras la mira, en la que Eda comienza a tararear. Lleva unos cascos puestos y balancea la cabeza de un lado a otro mientras dibuja y Serkan cierra los ojos porque la imagen de ambos en su coche, con ella bailando una canción, le ha sofocado de repente. Cuando los abre, respirando nervioso, Eda ni siquiera se ha dado cuenta, pero él ya no puede prestar atención a nada más en todo lo que queda de día.

La cuarta vez que Serkan Bolat recuerda a Eda Yıldız, Eda Yıldız no está cerca. Serkan ha ido a casa de su madre y está dando un paseo por el jardín con Sirius mientras espera a que Seyfi termine de preparar la comida. Llega a la piscina y se agacha, pasando su mano para mirar la temperatura del agua. En cuanto sus dedos la tocan, ve la silueta de Eda con un bañador bajando las escaleras. La ve y se le seca la garganta y recuerda el momento en el que vio el bañador por primera vez, en cómo cortó la clase que había preparado para que un monitor la enseñara a nadar porque no podía soportar ver a otro hombre tocarla. Recuerda taparla con una manta y la sonrisa que ella le regaló rodeada por la luz del atardecer. Se levanta, aturdido, y llama a Sirius, que le sigue hasta la cocina del exterior. Serkan quiere prepararse un vaso de agua con limón, pero de repente más imágenes le asaltan y ahora son ellos allí, cocinando, sonriéndose, jugando. Son ellos preparando una cena, dándose de comer lo que el otro ha cocinado. Serkan no entiende nada y algo dentro de él se encoge porque la ansiedad de no saber qué es real y qué no le está matando.

Los deseos de las estrellas | one shots edser y hankerWhere stories live. Discover now