deseo bajo el agua; edser

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Este relato está basado, principalmente, en la escena de la ducha del bölüm 19. Literal que va a ser mi fuente de oxígeno a partir de ahora.

No lo he leído una segunda vez porque me conozco y sé que me iba a entrar la vergüenza y al final no lo iba a subir, así que pido perdón por cualquier error o falta que pueda haber.

Así que nada, eso, disfrutad ✨

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Esa noche no había ni una sola estrella que saludara a Serkan Bolat cuando salió de su coche.

No había ni estrellas ni luz de luna porque Eda Yildiz no estaba a su lado y ya no había ningún brillo en el cielo al que él quisiera mirar.

Serkan era un hombre consciente de todos y cada uno de los errores que había cometido a lo largo de su vida, pero estaba cansándose de tener que cargar con los errores de los demás a sus espaldas también.
No era tan fuerte.
No podía soportarlo.
Porque estaba exhausto.

Estaba agotado de que el fantasma del accidente causado por su padre le persiguiera en cada sueño.
De que el dolor por no poder cambiar el pasado le atormentara a cada instante.
Estaba tan, tan, tan, a g o t a d o.

Ya no tenía ni un solo momento en el que poder ser libre, porque incluso cuando se dormía, deseando soñar con los buenos recuerdos que atesoraba junto a Eda, escenas del incidente que su mente recreaba le ennegrecían el sueño y se convertían en pesadilla. Pesadillas recurrentes cada noche que no le permitían descansar.
Pesadillas que solo conseguían que llorara y llorara y llorara más, hasta que los ojos le picaban de hinchazón y la cabeza le palpitaba de dolor.

Alptekin era el culpable de la muerte de los padres de Eda Yildiz, pero era Serkan Bolat quien estaba sufriendo por ello. Porque había tenido que renunciar al amor,
al amor de su vida,
a la razón de su existencia.
Y tenía que aprender a vivir con las consecuencias.

Había renunciado al calor de su hada, siempre pensando en ella, para que pudiera tener una vida feliz sin recordar constantemente a sus padres cuando le mirara. Había renunciado creyendo que, a la larga, ambos podrían superarlo. Pero no estaba preparado.
No estaba preparado para verla con alguien más.
Para verla reír con alguien más.
Para verla besar a alguien más.
Para verla enamorarse de alguien más.
Y no estaría preparado jamás.

Porque si esas eran las consecuencias que tenía que asumir, no sabía cómo iba a ser capaz de hacerlo.
Porque no le quedaba más líquido en el cuerpo para llorar ni más corazón que se pudiera romper.
Porque no paraba de sangrar por dentro y sentía que iba a morirse en cualquier momento.
Porque no quería una vida si no podía compartirla con Eda Yildiz.

Así que,
sin estrellas,
ni luna,
ni polvo de hadas,
se dio cuenta de que, de nuevo, la oscuridad le estaba acechando.
La soledad había entrado por la puerta abierta que Eda había dejado al irse y parecía haberse acomodado otra vez, como una vieja amiga. Y Serkan ya no tenía fuerzas para echarla.

Había tardado demasiado tiempo en darse cuenta de que no merecía que ese sentimiento fuera su único compañero. De hecho, la propia Eda Yildiz había sido la responsable de que fuera consciente de ello. Con su presencia angelical y su sonrisa que hacía crecer flores a su alrededor.

Y ahora que se había ido, Serkan había vuelto a hundirse.
Porque quizá merecía que la soledad le enredara el brazo para toda la eternidad.
Porque, en el fondo, siempre había estado solo.
Era lo que mejor conocía, lo que mejor sabía.
A lo que estaba acostumbrado.

Y así, con las lágrimas guardadas detrás de sus ojos y las cadenas invisibles del sufrimiento alrededor de su débil corazón, entró al primer bar que encontró.

Los deseos de las estrellas | one shots edser y hankerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora