colgados de una palmera; hanker

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caner y kerem tienen una idea un tanto,,,, arriesgada y acaban asumiendo que colgarse de una palmera nunca es buena idea.

mini fic de risis para pasar un buen rato :)

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Kerem y Caner eran la misma persona pero en dos cuerpos distintos y eso era una realidad para todos aquellos que los conocían. Eso, aun así, no impedía que Hande y Gamze se asombraran cada vez que se les ocurría una nueva y loca idea, temerosas de que un día acabaran en el hospital y/o en los tribunales. Y en esa ocasión, la opción uno era la que más posibilidades tenía de pasar.

Mavi estaba en brazos de su tía, riendo de las muecas graciosas que esta la estaba haciendo, ignorando por completo a su madre, que la estaba llamando para hacerla una foto.

Kerem y Caner, que estaban tirándose arena mutuamente como niños pequeños, se levantaron para intentar que la bebé posara para la foto. Pero Mavi, más pendiente del sombrero que llevaba Hande y que hasta hacía un rato, había tenido su tío en la cabeza, no estaba prestando atención a nadie. Y ellos, tan acostumbrados a tener siempre a la niña siguiendo sus pasos, se indignaron. Se apartaron a una esquina y se inclinaron, hablándose en susurros.

–Dile a tu novio que pare de sugerirle a mi marido hacer locuras –Le pidió Gamze a su hermana, chasqueando los dedos para ver si su hija reaccionaba.

–Es tu marido el que le sugiere a mi chico hacer locuras –Respondió Hande, soltando una risa al verlos palmearse la espalda como si se les hubiera ocurrido el mejor plan del mundo.

–¿Qué crees que harán ahora?

Hande se encogió de hombros, moviéndose para que Mavi diera pequeños saltitos en sus brazos.

–Mira a papá y al tío Kerem, mi amor.

Caner se había acercado a una de las palmeras y estaba mirando hacia arriba mientras le daba tiempo a su cuñado para atarse el pelo.

Cuando ambos estuvieron listos, se miraron una última vez y comenzaron a escalar el tronco, para sorpresa de las chicas, que soltaron un grito.

–¿¡Qué hacéis!? ¿Estáis ido de la cabeza? –Exclamó Hande, acercándose. –¡Kerem, deja de hacer el subnormal y baja ahora mismo!

–¡No se dicen palabrotas delante de la niña! –Le respondió su novio, parándose para mirarla.

–¡Caner! ¡O bajas ahora mismo o duermes medio año en el sofá!

Su marido se rio, sabiendo que era una amenaza vacía, y le hizo un gesto con la cabeza a Kerem, para que siguieran subiendo.

Llegaron a la rama más larga y Caner se adelantó, agarrándose a ella primero con las piernas y los brazos hasta encontrar el equilibrio y soltar las manos. Kerem, que se mantenía cerca, hizo lo mismo.

Y ambos, colgados de la palmera, saludaron a Mavi, que se rio, mirándolos.

Hande, con el ceño fruncido, señaló a su novio con un dedo.

–¡Kerem Bürsin, no me enfades más y baja ya!

–¡Que os podéis caer y haceros daño! ¡Parecéis unos críos! –Siguió Gamze, tapándose los ojos.

–Lo estamos haciendo por la bebé más bonita del mundo, ¿verdad, Mavi?

–¡Abi! –Exclamó la niña, alzando las manos como si quisiera alcanzar a Kerem.

–Mira a papá, corazón –La pidió Caner, aplaudiendo.

Ambos empezaron a hacer muecas y sonidos graciosos y Mavi siguió riéndose, en brazos de su tía. Y Hande, sin poder evitarlo, al ver así a su sobrina, miró hacia arriba y se rio también, a lo que su hermana aprovechó para hacerles unas fotos.

–¿Está funcionando? ¿Sale guapa? –Le preguntó Caner a su mujer, notando ya calambres en las piernas al de unos minutos, cuando ella siguió con el móvil en la mano, moviéndose y buscando ángulos.

Gamze estuvo a punto de asentir cuando un grito cortó el aire. Caner se había soltado y Kerem había estirado el brazo, para sujetarle.

Ahora uno estaba colgado en el aire mientras el otro solo se sujetaba a la palmera con las piernas.

–¡No! –Chilló Hande, al ver cómo se le marcaban las venas a su novio, sin poder soportarlo más.

Y de repente, ambos cayeron a la arena con un golpe sordo.

–¡Es que os pasa por gilipollas! –Gritó Gamze, asustada, corriendo hacia ellos.

Mavi empezó a llorar y Hande se agachó con ella en brazos.

–¡Será estúpido! –Le dijo a Kerem, quitándole arena de la cara, para comprobar si estaba bien.

–¡Un infarto nos vais a causar! ¡No os soporto ahora mismo! ¡Os merecéis quedaros aquí y romperos una costilla! ¡Ni surf, ni canoa, ni sexo a partir de ahora!

Caner estaba intentando protestar ante las exclamaciones de su mujer, frotándose la cabeza por el golpe.

–Lo dice solo por ella, ¿verdad? –Susurró Kerem, mirando a su novia e incorporándose para coger a Mavi en brazos –No llores, dulzura, mira, papá y yo estamos bien.

–¡Abi! ­–Lloró, abrazándole el cuello.

Kerem la balanceó, tarareando sobre su pelo, sin dejar de mirar a Hande.

–¿Amanım? ¿Tu hermana lo dice por ella?

–¿El no surf, no canoa, no sexo? –Le preguntó ella, inocente.

Kerem asintió, besándole la frente a Mavi, todavía con los gritos de Gamze de fondo. Caner la había cogido del brazo y la había tirado junto a él a la arena y esta le estaba dando golpes en el pecho, más por el susto que por otra cosa.

–Creo que un castigo merecido, bebé.

–¡Hande! –Exclamó Kerem, con el tono cortado –¡No seas cruel!

–¿Cruel? ¿Cruel yo? –Preguntó ella, frunciendo el ceño –¡Cruel tú! ¡Cruel tú, Kerem Bürsin! ¿En serio creíais que era gracioso subiros como monos a una palmera?

–Estábamos intentando que Mavi se distrajera para la foto, baby –Intentó excusarse, echándole una mirada a su cuñado por ayuda.

Caner, no obstante, tenía en brazos a su mujer, que se había tranquilizando y estaba revisándole por si tenía alguna herida. Mavi empezó a llamar a su padre y Kerem la dejó en la arena junto a él, después de darla otro beso en la frente.

–Handemiyy... –Empezó a decir, pero su novia se había girado, acercándose a la orilla.

Kerem corrió tras ella, rodeándola la cintura y levantándola por los aires.
Hande se rio, como hacía siempre, sujetándose a él, y dejó que su chico le diera vueltas.

Cuando volvió a pisar la arena, los suaves besos por los hombros diluyeron su enfado, y cerró los ojos, acomodándose a las caricias.

–Lo siento, mi vida –Susurró, detrás de su oído, presionando los labios después sobre el tatuaje de la mariposa –Sabes que a Caner y a mí a veces nos cuesta ver los límites y es verdad que nos hemos pasado.

Hande sonrió, aun con los ojos cerrados, y se giró, apoyándose en el pecho de su novio.

–Si no fuera porque te quiero tanto...

Los deseos de las estrellas | one shots edser y hankerWo Geschichten leben. Entdecke jetzt