Vive y deja vivir

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Capítulo 2


No podía borrarla. No conseguía eliminar esa escena erótica de su mente que se repetía una y otra vez sin descanso, tantas que el recuerdo de una más le hizo soltar un resoplido extenuante. Naruto cerró los ojos, e inclinando la cabeza hacia delante se cruzó de brazos, dedicado a rumiar en silencio como llevaba haciendo desde la noche anterior.

Ahora lo comprendía todo...

Las mentiras, las falsas apariencias, las escapadas nocturnas y los chicos a saldo, de ropa ligera y lengua afanosa.

Todo ello oculto tras una doble vida cuya apariencia ante la sociedad y sus amigos era, a cara vista, la de un hombre dedicado a su trabajo, el perfecto hijo heredero de una gran potencia industrial y un riguroso prometido. Pero tras la cara oculta se revelaba el verdadero hombre que escondía, un hombre atormentado, afligido, aquel que no era capaz de expresar su libre condición homosexual y batallaba día tras día en salvaguardar una vida triste y repleta de mentiras.

Como bien había deducido en su momento, se trataba de un caso de infidelidad. Pero no uno que señalara a una única persona concreta, sino a muchas terceras personas. Chaperos a los que pagaba con dinero por los servicios.

Naruto abrió la carpeta marrón donde guardaba las comprometidas fotografías y volvió a contemplarlas por undécima, no, duodécima vez... ya ni sabía cuantas veces las había analizado. Pero seguro habían sido muchas más de las que lograba recordar.

En las diversas instantáneas, Sasuke mostraba un gesto de sincera sorpresa bastante cómico; con la boca entreabierta y los ojos desorbitados, como a aquel que se ve sorprendido ante sus fechorías. Por suerte, el rostro del joven chapero de cabellos cortos a sus pies continuaba en el anonimato. Sakura no tenía por qué conocer con exactitud ese tipo de datos, y mucho menos tomar represalias contra inocentes. Al fin y al cabo, ninguno de ellos era culpable de que Sasuke solicitara por iniciativa propia ese tipo de compañías.

Metió de nuevo las fotografías en la carpeta con un extraño sentimiento de culpabilidad apretando en el fondo de su estómago. ¿Pero por qué? ¿No era su deber desenmascarar la verdad? ¿Por qué debería de sentirse culpable ahora? ¿Acaso los farsantes no debían pagar por sus mentiras?

Sacudió la cabeza enérgicamente. Qué importaba ya. Él era detective y el caso ya estaba cerrado. No tenía sentido quedarse sentado en el coche rumiando algo absurdo.

Con un gesto decidido, se colocó el abrigo, escondió la carpeta en el interior de la chaqueta y salió del vehículo. Al otro lado de la acera, a muy poca distancia, se encontraba Sakura dentro de aquel mugriento bar donde se citaron por primera vez, a la que sin esfuerzo, podía divisar tras la ventana sentada en una de las mesas.

Entró en el local con una sonrisa conciliadora y la seguridad que tanto lo caracterizaba, al menos en apariencia, ya que por dentro lo carcomían los nervios. Y por primera vez, al conectar con los bellos ojos de su clienta, Naruto tuvo la imperiosa necesidad de salir corriendo en sentido contrario, con la seguridad de que todo iba a acabar mal. No comprendía por qué demonios estaba tan alterado, había resuelto este tipo de casos cientos de veces, incluso algunos mucho más peliagudos. Pero nunca, jamás, en su maldita vida, revelar una información le había ocasionado tal nivel de agitación y ansiedad, como si el nudo cernido en su garganta tratada de asfixiarlo.

Haciendo ademan de tranquilizarse, respiró hondo antes de sentarse frente a ella.

—¿Has descubierto algo? —le preguntó ansiosa la joven.

El rubio se frotó las manos sudorosas desviando la mirada. Tenía muy claro como afrontar este tipo de situaciones, había escogido las palabras exactas con las que se lo comunicaría sin que la verdad resultase demasiado violenta.

8 SemanasWhere stories live. Discover now