Necesidad extrema

1.8K 245 289
                                    


Capítulo 08


Cinco semanas antes...

—Realmente me sorprende verte por aquí. No recuerdo que hubiéramos concertado ninguna cita previa —el perezoso consultor se tomó la molestia de abandonar su preciadia y erótica lectura para dedicar una lánguida mirada a su cliente—. Mah, en cualquier caso... ¿cuál es el motivo de tu visita, Sasuke?

El moreno cerró los ojos con un extenuante suspiro.

Realmente no lo sabía. Solo recordaba haber subido al coche y haber conducido durante largo tiempo sin un rumbo fijo. Para cuando se quiso dar cuenta había detenido el vehículo frente a aquel consultorio sentimental que tantas veces había jurado vengarse en su fuero interno. Quizás involuntariamente buscaba alguien con el que poder desahogarse, consultar sus dudas, alguien confidencial, una persona intrascendente con quien no tuviera relación en su vida diaria y no pudiera juzgarlo.

Alguien como Kakashi.

—Creo... —pronunció vacilante, arrugó el ceño y la expresión de sus ojos negros se tornó pensativa—. Creo que me estoy volviendo loco.

El consultor sonrió de medio lado, cerrando finalmente el libro erótico que apartó a un lado.

—¿Por qué dices eso?

Porque desde que ese dobe había desaparecido de su vida una semana atrás, una asfixiante sensación de vacío se había instalado en su pecho y su mal humor había alcanzado límites insospechados. Ese tipo de reacciones involuntarias no tenían ningún sentido. Definitivamente tenía que estar perdiendo la cabeza.

Si no la había perdido ya.

Había soñado todas las noches con él. Y no cualquier tipo de sueños, sino aquellas ilusiones húmedas en los que las caricias y los besos se sucedían sin descanso. Hasta el punto de levantarse de madrugada, sudoroso y excitado, en dirección al dormitorio de invitados donde la esencia de su piel y sus cabellos dorados, aún impregnadas en las sábanas y la almohada, calmaba su anhelo. Algo realmente preocupante para una persona que reafirmaba encarecidamente ser un heterosexual convencido.

Enfermizo, simplemente enfermizo.

Concentrarse plenamente en su trabajo siempre había logrado aislarle de los problemas, hacer deporte, entrenar en el gimnasio hasta quedar exhausto. Pero no encontró en ninguna de ellas el remedio a su dolor de cabeza. Y Naruto seguía siendo el centro de sus pensamientos.

Necesitaba volverlo a ver, algo completamente inadmisible para alguien que había decidido apartarse por completo de su vida. Pero como ya intuía, siempre que se trataba de Naruto, los juramentos tendían a quedarse en el olvido, y sus más febriles deseos iban tomando fuerza en su mente de una forma arrolladora e imposible de ignorar. Por lo que Sasuke no dudó en recurrir de nuevo a sus contactos y contrató a un detective que saciara esa imperiosa necesidad por saber de él.

—Naruto resulta ser una persona bastante inquieta. Cuesta mucho seguirle la pista —le informó Neji, el detective de turno—. Acude rigurosamente todos los días al gabinete de detectives, en el que apenas malgasta un par de horas. La mayoría del día lo pasa fuera, de un sitio para otro, aún es pronto para concretar detalles pero creo que está buscando a alguien. A veces se detiene a comprar comida para llevar en un puesto de ramen ambulante, y por la noche suele visitar algunos bares en el barrio de Akatsuki, siempre acompañado de un chico moreno de ojos negros.

—¿De quién? —preguntó más ansioso de lo que quiso.

—Sai, un compañero de trabajo.

8 Semanasحيث تعيش القصص. اكتشف الآن