La cena

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Capítulo 06


Seis semanas antes...

—Te dije que no te acercaras a él.

—Cállate, Sai. No te lo he contado para que me riñas.

Con eficiencia, Naruto comenzó a sellar y clasificar la gran pila de papeles que acaparaba toda su mesa de despacho. Había descuidado el papeleo durante varios días y las consecuencias comenzaban a acumularse en pilas de documentos a la espera de su revisión.

—¿Entonces vas a ir esta noche a la cena? —le preguntó nuevamente Sai a la expectativa, apoyándose relajado sobre el borde del escritorio.

—Ya te he dicho que no —rebatió con un largo suspiro—. Más tarde llamaré a Sakura para disculparme. Le diré que me ha surgido un compromiso de última hora que no puedo rechazar.

—¿Y por qué le dijiste que sí? —preguntó confuso.

Naruto alzó el rostro con una sonrisa ancha y traviesa.

—Tú no viste la cara que puso el bastardo cuando dije que iba a ir. Parecía que estuviera a punto de sufrir una crisis nerviosa y de identidad —rió, reclinándose hacia atrás con las manos tras la nuca—. Fue divertido.

Sai parpadeó confuso, sin variar ni un ápice su expresión indefinida.

—Sigo sin entenderlo.

—No importa, tampoco esperaba que lo entendieras —dando un sonoro suspiro, Naruto se incorporó retomando sus labores de forma eficiente—. Por cierto, ¿cómo te fue anoche? ¿Conseguiste sacarle más información a ese camarero? Al rarito de la mascara.

Aunque Naruto había accedido a acompañar a Sai a esos tugurios de mala muerte ubicados en el barrio de Akatsuki, no había puesto mucho empeño en recopilar datos. Sobre todo a partir de que Sai hubiera desaparecido tras la puerta que daba acceso a la sala oscura con aquel camarero llamado Tobi. Un tipo tan raro como curioso. Fue entonces cuando decidió marcharse del local.

Sai recompuso esa sonrisa indefinida que tanto lo caracterizaba antes de decidirse a relatar su profunda investigación.

—Me metió en el cuarto oscuro y me empujó contra la pared. Estaba duro, lo noté —recalcó—. Le dije que no me quería acostar con él porque yo con los chicos tengo buen gusto, entonces se quitó la mascara y...

—Ahórrame ese tipo de detalles, ¿quieres? —apresuró a cortar el rubio evasivo moviendo una mano en el aire desdeñoso—. Concéntrate en el tema de Itachi.

—Sabes, leí hace poco en un libro que la frustración sexual...

—Tampoco quiero saber lo que pone en esos libros degenerados que lees habitualmente... —gruñó en tono peligroso alzando un dedo acusador—. Vamos, habla de una vez.

—Eres un chico muy aburrido. Por eso nunca tienes nada interesante que contar.

—Nada que tú necesites saber. Ahora desembucha.

—Tobi no sabe con exactitud dónde se encuentra Itachi. Pero sus fuentes lo ubican en un recóndito lugar a las afueras de la villa de la roca, próximo a la ciudad natal de Deidara, el chico que lo acompaña —del bolsillo interior de su chaqueta, Sai extrajo una fotografía que tendió hacia el detective—. Esta es su imagen actual.

Naruto no pudo ocultar su sorpresa. Resultaba inquietante el gran parecido físico que se procesaban ambos hermanos, tanto que parecía estar contemplando una versión de Sasuke más adulta y serena; el mismo color de pelo, el mismo tono de piel, pero los ojos... aquellas dos hermosas piedras negras e infinitas reflejaban un brillo melancólico, lejano, incluso triste. Y Naruto no pudo evitar pensar en qué cosas habrían llevado a que aquel hombre reflejara tal amargura.

8 SemanasWhere stories live. Discover now