🇷🇺F O U R T E E N🇲🇽

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México al estar tan furioso con Argentina. Aquella noticia hizo que olvidará por completo todo su amor hacia el biceleste, tenía que ser un chiste pero esos papeles confirmaron que todo era absolutamente cierto.
Sin pensar mucho en todo lo que había pasado en los últimos días, el cómo el de estrella dorada lo había tratado. Se sentía un imbecil; creyó en un amor a ciegas y termino siendo apuñalado.
O eso le hicieron creer.
Todo había terminado para el de tres colores, ya no volvería a caer en la mirada tierna de aquel país sureño.
Ya no volvería a marcarle y le haría pagar cada palabra que se leyó en esos papeles.
Aguascalientes no estaría a la venta, jamás lo estaría, menos para alguien que nunca cuido de sus propias provincias.
Reclinó la silla frente al ruso, mirándolo frívolamente.

—¿Y que deseas a cambio de tu ayuda?— Menciono México sin rechistar.

—Dejame que me encargue de Argentina, le haré entender por las malas que NADIE se mete contigo.— Sonrió el de Ushaska.

—Bien. Gracias, ahora entiendo porque nadie lo quiere.— Agrego el Mexicano.

Querido México, ¿por qué creer en las mentiras de un traidor? Quizás te haya ayudado. Creer en cada palabra de alguien que lleva veneno en su lengua solo hace que mueras lentamente sin saberlo.
¿Que haría Rusia sin tu facilidad de creer en quienes te ayudan? Solo espero te absténgas a las consecuencias.
Rusia se levantó de su silla, y acompaño al latinoamericano a la puerta de salida. Ahora solo quedaba llevar a cabo su siniestro plan. Y así comenzó.

Mando a preparar su avión privado para tomar su ruta a casa de su amado ex novio.
Él haría el resto.
Se puso su traje más elegante para la ocasión y peino finamente su cabello. Su sonrisa no se la borraría nadie, ni siquiera los rechazos del argentino a quien estaba listo para ir a visitar.
México, por su parte, una lágrima caía mientras subía a su avión privado. Su corazón estaba roto, pero, no era culpa del biceleste.

Oh, México, México. Caíste en una mentira. La más grande que alguien pudo haberte dicho.

Mientras tanto Russia, ya estaba en camino a visitar sin avisar a su querido Argie. Todo saldría bien, solo tenía que hacerle creer a Argentina que México también estaría en su contra para hacerle daño; aunque sabiendo que investigaría el asunto, ya estaba preparando un discurso y un papel que afirmara cada una de sus palabras.
Hasta que, sin darse cuenta, ya estaba en la casa Rosada.
Al bajar noto que Argentina ya lo había visto llegar desde un balcón. Y el mismo tomo su celular, y marco a su contacto de emergencia.

—¡Loco! ¡Arranca ya mismo para mi casa!— y sin más colgó metiendose adentro de la casa.

—¡Argie!— Exclamó el Ruso desde afuera.

Argentina se apresuro a cerrar la puerta pero ya era muy tarde, Russia ya tenía medio pie dentro.
Y de pronto, una fuerza de voluntad increíble, hizo que lo empujara hacia afuera.

—¡NO QUIERO VERTE!— Exclamó Argentina, sin darle tiempo a una respuesta cerró la puerta con seguro.

—ARGIE, SE QUE NO. PERO TENGO ALGO IMPORTANTE QUE DECIRTE.— Respondió Russia.

—¡ANDATE A LA MIERDA VOS Y LO QUE ME QUIERAS DECIR! ¡RAJA DE ACÁ!— Argentina no quiso seguir su discusión, y se encamino a su dormitorio.

Ruidos de la puerta hicieron que volteara, Russia derribo la reciente puerta arreglada. Sus ojos estaban envueltos de furia. Sin pensarlo dos veces siguió al Argentino quién huyó hasta su dormitorio.

—¡ARGIE! ¡NO HAGAS ESTO MAS DIFÍCIL! ¡TIENES QUE ESCUCHARME!— Exclamó Russia sin ningún tipo de respuesta de parte del Argentino.

El de celeste y blanco, por su parte, mientras trataba de comunicarse con la policía, se mantenía escondido en un armario. El miedo lo invadía.

¿Russia se había vuelto loco?¿Por qué irrumpir así en su casa?

Por su parte, el helado país, pateo la puerta. Ya estaba cansado. Ya había logrado olvidar toda su idea para conquistar a Argentina nuevamente. Adiós a su poco romanticismo, y su amabilidad.

—Argie. Te guste o no, ya sos mío. ¡Estamos casados!— Entonó el Ruso recordando viejos tiempos.

—Es cierto...— Susurro  el Argentino, pero ya estaba tramitando el divorcio.

La puerta del armario se abrió bruscamente y su brazo fue jalado por el mayor, lanzandolo a la cama y lo cual, aquél agresor tomo provecho poniéndose encima desgarrando la ropa de aquel muchacho.
Gemidos de dolor, gritos y súplicas se escuchaban en ese dormitorio. Russia estaba convencido, con eso ya él tendría en claro a quien le pertenece.

Esto sería un horrible recuerdo, su cuerpo estaba siendo profanado. Su interior estaba siendo desgarrado. Lastimado.
Argentina, lamentaras este día. Tu sonrisa se borrará al final de este crimen.
Ya no habrá días que el sol salga.

Su Amor, su dolor. Where stories live. Discover now