🇲🇽S I X T E E N🇦🇷

971 92 8
                                    

Aún recuerdo cuando lo conocí aquella vez. Estaba llorando bajo un árbol, simplemente estaba ahí, solo.
Me acerqué hasta él despacio, tenía un vendaje blanco en los ojos y en el medio dibujado un sol con acuarelas. Era tan pequeño, un simple niño, me pare frente a él.

–Oye, ¿niño?– le extendí mi mano.

–¿Eh?– Alzó su venda y me miro, tenía sus ojos negros.

–Ouh, ¿que te paso?– Acaricie su cabeza.

–Confederación... Dijo que España debía corregirme.– Y volvió a quebrar en llanto. –¡Por favor! ¡No quiero regresar a casa! ¡No me haga volver!–

Estaba asustado, con pánico. España, ese mal nacido que mato a mi gente a quema ropa. Sin piedad, sin ningún tipo de sentimiento. Ese estúpido no solo me estaba haciendo daño a mí, si no a muchas otras colonias.
Cargue al pequeño entre mis brazos con cuidado de que no tuviera ninguna lesión.
Temblaba, temblaba mucho.

–¿Cómo te llamas?– Lo acurruque en mi pecho para brindarle protección.

–Me... Me llaman Río de Plata o... Argentina.– Pensó un momento.

–¿Te gustaría que llame Argentina?– Reí por lo bajo. –Rio de la plata es muy largo.–

–De acuerdo, señor...– Sonrió con levedad.

–Dime México. Y no me digas señor, soy solo un adolescente.– Solté una carcajada y lo cual contagié a Argentina con mi risa.

Pase el rato con él hasta que se durmió, jugo un rato largo sin ninguna preocupación. Era muy notable que vivía de tensiones en su hogar.
Mientras él descansaba en mis brazos, lo lleve de regreso hasta su hogar y cómo era de esperar, España y su hijo mayor estaba ahí.

–¡México! ¡Sueltalo ahora!– Exclamó el de acento gallego.

–Bah, si que eres una molestia. Solo vine a devolver a este pequeño.– Gruñí con mucha rabia.

Sin chistar, me arrebato a Argentina de mis brazos y se lo dio al mayor.

–¡Tú eres un ingrato!– Me señaló enojado.

–¡¿INGRATO?! ¡JAH! ¡¿QUIÉN ES EL QUE LLENO DE PLAGAS Y ENFERMEDADES A MI GENTE?! ¡¿QUIÉN FUE EL QUE SE LLEVO TODAS MI POSESIONES MÁS PRECIADAS?!– Reí con severo enojo colmado en toda mi espalda. Mis alas querían salir, pero no las dejé está vez. –Pero sobre todo... ¡¿QUIÉN LE ARREBATO LA VIDA A MI MADRE?!–

No recibí respuesta alguna más que una simple bofetada. Se dio la vuelta, y solo se fue así sin más.

–Tsk, te odio.– Me di la vuelta y me fui.

Con el pasar de los años y mi independencia, pude avanzar poco a poco con toda mi gente alrededor. Cuidando de todos y cada uno de mis hijos.
No fue hasta que Texas fue arrebatado de mis brazos por USA. Quién, para ese entonces, era el peor de los males para mí. Con los tratados y convenios que hice con él, pude estar en paz, solo que sin mi querida hija Texas.
Luego de mucho tiempo, ONU nos llamó para firmar tratados de paz y acordar convenios. Ahí fue cuando lo volví a ver.
Ya no tenía su vendaje en los ojos, sus ojos azules deslumbraban a todos, a pesar de ser tan joven tenía el carácter de un hombre de 40 años muy amargado.
Su físico me cautivo, delgado pero bien cuidado.
En toda la reunión no dijo ni una palabra hasta que ONU le pregunto algo.

–Argentina, ¿acordarás el tratado de paz con Chile?– El sujeto azul lo quedo viendo.

–¡ESO NUNCA!– Se levantó de su silla. –¡ES UN TRAIDOR!–

Y comenzó una disputa dentro de la junta entre Chile y Argentina sobre un par de gemelas, más una alianza con UK. Lo cuál no logré entender del todo.
Tuvimos que terminar la reunión puesto que ambos países vecinos iban a agarrarse a golpes por la intensidad del asunto.
Al salir afuera, todos los países comenzaron a hacer rumores acerca del biceleste y su actitud tan cruel con el de una estrella.
Aunque debo admitir que me recuerda mucho a mi hija, Texas.
Lo ví de nuevo, aunque notablemente triste. Cómo aquella vez debajo de ese árbol. Estaba seguro de que esa pregunta le había traído malos recuerdos.
Intente acercarme pero Russia me había ganado de antemano. Hasta le dio consuelo.
Esa vez, me dio un ardor inexplicable en mi pecho.

Ahora, ahora mismo estoy viendo a USA manejar a toda velocidad al hospital mientras me tiene esposado.
Argentina está en el asiento de atrás, de pronto comenzó a echar humo y tocio algo negro. Se está quemando, hay fuego. Argentina está en llamas.
No lo puedo creer, y aún me siento furioso por lo que hizo con mi hijo, pero por otro lado estoy sintiendo una profunda tristeza. No por mí, si no, por él. Esta sufriendo delante de mis ojos.

–Hold on Argie, please! [Aguanta Argie, ¡Por favor!]– Podía ver a USA cómo nadie lo ha visto antes, llorando y rompiendo la ley por cruzar semáforos en rojo.

Argentina si bien ha herido mi corazón, pero es aquí donde me cuestionó si debí haber hablado con él antes de causar un nuevo lío.
Es lo malo de mí, soy demasiado impulsivo.

Su Amor, su dolor. Where stories live. Discover now