ℙℝ𝕠́𝕃𝕆𝔾𝕆

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SeokJin no estaba preparado para perderla.

No podía rendirse ahora, no después de luchar durante tanto tiempo. Si ella se iba, todo lo que había hecho no serviría de nada. Los sacrificios, la continua lucha diaria y sobre todo esa horrible culpabilidad que venía arrastrando desde el mismo instante en que la abandonó, acabaría con él para siempre.

Su corazón era un órgano yermo, latía por inercia, llevaba tanto tiempo sumido en esa malsana autocompasión que se negó a reconocer que ella era uno de los pilares principales de su vida.

La odió antes de conocerla. La despreció y utilizó cuando no era nada más que una ingenua e inocente jovencita, la abandonó cuando debería haberla protegido contra todo y todos y la culpó cuando su propia culpa contribuyó a aumentar el odio que sentía hacia su propio destino y hacia el papel que esa mujer jugaba en él.

EolEum había nacido para complementarle, para convertirse en su balanza y equilibrio, pero en lugar de eso ella se convirtió en su penitencia y él en su carcelero.

Miró a su alrededor como si el lugar en el que se encontraban pudiese dar respuesta al tumulto de preguntas que se agolpaba en su mente. La blanca superficie y el espartano mobiliario ya no le sorprendían, a través de los dos gigantescos arcos que formaban las ventanas entraban los primeros rayos de sol de un nuevo día. La espesura del jardín aislaba aquella vivienda privada en las dependencias del Gremio de los Angely a la que llegaron una semana atrás. Siete largos días en los que su espíritu luchaba a brazo partido con su propia vida, una batalla que ella perdía con cada nuevo segundo que pasaba y ante la que él se veía totalmente indefenso.

Se sentó al borde de la cama como tantas otras veces en los interminables y pasados días, contempló el pálido rostro, el largo pelo rubio extendido sobre la almohada y las espesas pestañas que cubrían las tersas mejillas. Tenía la piel blanca y helada, el corazón se esforzaba en latir a través de la capa de escarcha que se formaba a su alrededor. HwadeokJingun, el Gran Espíritu de Fuego que corría por sus venas ya no la reconocía, ella lo rechazaba sin más. Por fin estaba cumpliendo su promesa; su muerte lo dejaría libre.

-—No puedes abandonar ahora —rechinó los dientes mientras la miraba con renovado rencor—, no cuando te has encargado de convertir mi vida en un maldito infierno.

Tembló interiormente ante la falta de respuesta de su parte. EolEum no podía hacerle aquello, no podía abandonarle. No se lo permitiría, no viviría en aquel infierno en la tierra él solo.

—¿Quieres que te ame? Pues tendrás que despertarte y rogar por ello, hechicera —la desafió llevado por la desesperación—. Tendrás que arrastrarte de rodillas y suplicar, porque todo lo que tengo ahora mismo en mi interior es un enorme y yermo agujero que devora cualquier tipo de piedad o sentimiento hacia ti —la contempló con un odio nacido de la desesperación—. ¿Quieres que cumpla con ese estúpido contrato que me obligaste a firmar? ¡Pues despierta, maldita seas! Despierta y oblígame a ello o te perseguiré hasta el mismísimo infierno y te traeré de vuelta solo para ver cómo viertes lágrimas de sangre.

Y estaba tentado a hacerlo, bajar al mismísimo infierno para recuperar a la única mujer por la que nunca se permitiría sentir nada, pero sin la que sabía no podría vivir. Ella no había hecho otra cosa que darle problemas, desde el momento en que supo de su existencia, EolEum se convirtió en su propio infierno.

Comenzamos, besos voladores para las amantes de SeokJin 😘😘😘

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Comenzamos, besos voladores para las amantes de SeokJin 😘😘😘

07/04/2021.-

ℍ𝕖𝕔𝕙𝕚𝕔𝕖𝕣𝕠 𝔻𝕖𝕝 𝔽𝕦𝕖𝕘𝕠 ༆𝕂𝕚𝕞 𝕊𝕖𝕠𝕜𝕁𝕚𝕟༆  Libro 5Donde viven las historias. Descúbrelo ahora