Capítulo 23

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—Sabías que antes o después este momento llegaría.          

SeokJin dejó de pasearse de un lado a otro y se encontró cara a cara con los ojos azules de su Vigilante. TaeHyung  cruzó la arcada que daba entrada a la sala principal del Gremio de Arcontes, vestido totalmente de negro, con las alas plegadas a la espalda y los vibrantes ojos azules clavados en él poseía la serenidad de un maldito Doberman y con la misma peligrosa apariencia. 

—Se te avisó una y otra vez —continuó el ángel hasta quedarse frente a él—, pero te has empeñado en hacer oídos sordos a cada uno de nuestros intentos por hacerte ver la realidad. 

Aquello no es lo que quería oír, no deseaba ver la veracidad de sus palabras en los ojos del Arconte, quería poder dar media vuelta y hacer de cuenta que jamás las había escuchado, pero al mismo tiempo no podía dejar de ser consciente del hecho de que este momento llegaría. 

—¿Por qué? Tan solo dime por qué, ¡maldita sea! 

TaeHyung expuso lo obvio. 

—Sabías que este momento llamaría a tu puerta antes o después. 

Se sintió herido al escuchar sus palabras, al oír la certeza en su voz. 

—Y tal parece que tú conocías el momento exacto en el que lo haría —lo miró acusador—. ¿Desde cuándo? 

—SeokJin... 

—¡¿Desde cuándo?! 

El ángel suspiró. 

—Tu hechicera es casi tan buena como tú en guardar secretos —le dijo con tranquilidad—. Nada hubiese cambiado si hubiese sido antes o después. 

—¿Cuánto le queda? 

Luchó por mantener su poder bajo control, su espíritu le incendiaba la sangre, podía notar cómo toda su piel emanaba un calor sobrenatural que quemaría a cualquiera que tuviese la mala idea de ponerle un solo dedo encima. 

—Su corazón ha sido alcanzado por el hielo —respondió con tranquilidad—. Se irá apagando poco a poco, llegará el momento en que no pueda detener a su espíritu. No le queda mucho tiempo. 

‹‹No le queda mucho tiempo››.

Aquella no era una respuesta satisfactoria, como tampoco lo había sido la que obtuvo de ella después de que se enzarzaran en una batalla dialéctica en medio del páramo. La puesta de sol que ella anhelaba se había teñido de dolor, gritos y culpas, EolEum había dejado caer una pesada carga sobre sus hombros; su propia muerte. 

No podía perderla, no de esa manera. No era justo, no le concedería la libertad que tanto anhelaba cuando esta solo traería consigo un nuevo infierno para él. 

‹‹No podrás evitarlo, ya nadie puede hacerlo››. —Le había dicho—. Míralo de esta manera, al menos mi muerte traerá consigo tu libertad. 

‹¿Mi libertad? Mi maldita alma está atada a la tuya, hechicera. En el momento en que tú dejes de existir, mi condena será eterna. ¿Qué clase de libertad crees que tendré entonces? No, EolEum. No hay libertad para ninguno de los dos, ¡nunca la hubo!››. 

Se negaba a aceptar tal destino, tenía que existir alguna cláusula, algo que pudiese hacer para evitar tal desenlace. 

—Tiene que haber algo que podamos hacer... —reclamó mirando a TaeHyung —. No puedo perderla... ¡No se lo merece! ¡No merece esa clase de libertad! 

Los ojos de su Vigilante se angostaron, el brillo en ellos se convirtió en sobrenatural. 

—Sigues culpándola por tus propios errores —murmuró con voz baja y totalmente tranquila—. ¿Cuándo aprenderás a verla por lo que es y no por lo que el destino quiso que fuera? 

ℍ𝕖𝕔𝕙𝕚𝕔𝕖𝕣𝕠 𝔻𝕖𝕝 𝔽𝕦𝕖𝕘𝕠 ༆𝕂𝕚𝕞 𝕊𝕖𝕠𝕜𝕁𝕚𝕟༆  Libro 5Donde viven las historias. Descúbrelo ahora