Capítulo 26

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No pudo evitar sentir un escalofrío en el momento en que puso los pies sobre aquellas tierras, el pasado amenazaba con mezclarse con el presente mientras se atrevía a dar un paso tras otro a través de un suelo que había abandonado por primera vez seis años atrás. Deslizó la mirada sobre el río y apretó los puños cuando el recuerdo de una pira funeraria y el duelo que llevaba en su corazón desde entonces. El paisaje había cambiado sustancialmente a esta orilla del río mientras que en la otra ribera seguía igual de yermo y muerto que años atrás.        

—EolEum—pronunció su nombre en recuerdo de lo ocurrido y en muda súplica por encontrarla todavía con vida. Ella no podía dejarle, no podía desafiarle de tal manera. 

Se vistió con su impermeabilidad y se centró en aquello que había venido a buscar. La sintió al momento, un frío helado atravesó su vínculo con la efectividad de un balazo, se quedó sin aire, doblado por la mitad y jadeando para un segundo después desvanecerse en el aire. 

SeokJin reapareció a orillas del río, la vegetación que cubría el borde del mismo aparecía cristalizada, conservada en hielo y ese estado se ampliaba más y más a medida que caminaba río arriba. No tuvo que andar mucho más pues en el primer recodo del mismo la encontró arrodillada en el suelo, con la cabeza gacha y temblando de frío. A su alrededor el hielo lo había cristalizado todo menos el agua.

—¡EolEum! 

Corrió hacia ella, resbalando sobre el hielo hasta detenerse abruptamente a su lado. 

—Eol, ¿qué diablos has hecho? —Se concentró en derretir todo el hielo que la envolvía a ella y a la tierra alrededor de ambos—. Mírame, EolEum, mírame. 
‹‹¡TaeHyung! —gritó en su mente—. Deja lo que sea que estés haciendo y ven aquí ahora mismo››. 

Le cogió la barbilla entre los dedos y la obligó a alzar el rostro hacia él. Las lágrimas escapaban de unos ojos totalmente grises, deslizándose por sus mejillas como pequeños y brillantes diamantes. 

—Yo... quería volver a casa —murmuró ella en respuesta. El dolor y la desesperación eran palpable en su rostro—. Quería deshacer el infierno que traje sobre ambos, pero no puedo, SeokJin... no... no puedo. 

Dejando a un lado su contacto con el ángel, arrancó a EolEum del charco de agua helada que se formó a su alrededor tras derretir el hielo y la encerró en sus brazos, pegándola a su cuerpo y sorprendiéndose por la helada temperatura que poseía su piel. 

—¿Qué has hecho? —le recriminó, pero su tono no podía ser menos duro. El cansancio en su rostro, la extrema palidez y el grisáceo color de sus ojos lo asustaron a muerte. Jamás la había visto tan cerca del espíritu que portaba—. EolEum, ¿qué has hecho? 

La suave y rosada lengua recorrió el labio inferior, su cuerpo cada vez se relajaba más entre sus brazos, perdiendo el aplomo. 

—Vuelve a casa —la escuchó susurrar, sus ojos lucharon por mantenerse abiertos sobre él—, cuando todo acabe, vuelve a casa, SeokJin. Ella... te dará la bienvenida. 

Apretó las manos en su carne, tensándose ante la pérdida de calidez en su cuerpo y el aumento de frialdad. Su piel empezaba a escarcharse, una delgada capa de hielo parecía brotar a través de sus poros. 

—Maldita seas, hechicera, no te rindas ahora —siseó frotándole los brazos, eliminando esa película de hielo mortal que deseaba cubrirla—. Mírame, Eol. Vamos, pequeña, mírame... así, quédate conmigo, no es el momento de marcharse. 

‹‹¡¡TaeHyung!! ¡Baja tu emplumado culo aquí ahora mismo!››. 

O su Vigilante aparecía pronto o por los dioses que tendrían que encontrar su cadáver después con una lupa. 

ℍ𝕖𝕔𝕙𝕚𝕔𝕖𝕣𝕠 𝔻𝕖𝕝 𝔽𝕦𝕖𝕘𝕠 ༆𝕂𝕚𝕞 𝕊𝕖𝕠𝕜𝕁𝕚𝕟༆  Libro 5Where stories live. Discover now