8. un piti o un polvo.

1.8K 126 7
                                    

Se duchó con un sentimiento agridulce.

Por que sí, estaba en casa de la rubia, duchandose con agua tibia y sí, pasaría la noche con ella, pero también estaba su furgo inundandose y debería utilizar el dinero para cambiar el cristal  (que si bien ya estaba roto, ahora era algo mucho más urgente, considerando que el invierno estaba a la vuelta de la esquina) y el parabrisas.

Se vistió allí dentro y puso su ropa sucia en una bolsa para lavarla cuando hiciera sol.

Mientras se vestía recordó el pijama que llevaba puesto la rubia, no pudo no sonreír al verla con aquella ropa pues se veía adorable. Sintió ganas de hacerle una foto y ponerla de fondo de pantalla del móvil, estaba segura de que así sonreía el triple de veces más que de normal. Claramente no iba a hacerlo, pero la idea la hizo sonreír.

Salió del aseo y la abordó un aroma familiar pero que hace ya mucho no sentía.

- ¿qué has cenado?- preguntó Alba desde una habitación a la que nunca había entrado y que rápidamente comprobó que era la cocina.

- yo... Alba pero no hace falta.

La rubia rió.

- no me has contestado.- era increíble como su voz era una risa en sí.

- no he cenado.- contestó con una sonrisa que le había contagiado la rubia.

- siéntate. -pidió amablemente alejando un poco la silla de la mesa para darle espacio y Natalia no pudo negarse.- ¿eres alérgica a algo?

- a las abejas, pero no creo que sea un impedimento ¿o sí?

- no, te preocupes, soy vegetariana, no cocino abejas. -volvió a reír.

abrio la puerta del microondas unos segundos antes de que sonase aquel timbre característico.

- no quiero que se despierten los niños- explicó al ver la expresión curiosa de la otra.
Dejó el plato de comida sobre la mesa y a Natalia le brillaron los ojos de la ilusión.

- son macarrones con tomate.

Natalia sonrió.

-¿qué? ¿No te gustan?

- ¿cómo no van a gustarme? Son macarrones con tomate. Mi madre me los preparaba cada vez que tenía un mal día, de pequeña.

Le dio un bocado a aquella comida recalentada que Alba había hecho hacía unas horas, sin demasiadas ganas de cocinar algo más elaborado.

- mmm-. Echó la cabeza hacia atrás, sin despeinar su corto pelo azabache.- que puta maravilla.

La rubia soltó una carcajada mientras dejaba un vaso con dibujos de Ladybug y buscaba el zumo de la nevera. Eso le hizo recordar el pequeño incidente del zumo y el sillón.

- oye... acabo de recordar que hoy han echado zumo en el sofá. Ya lo hemos limpiado, pero no se ha secado... ¿te molesta dormir en mi cama? Si quieres yo duermo en la habitación de mis...

- claro que no me molesta... Y puedes dormir conmigo si quieres

Alba tragó saliva con nerviosismo y Natalia lo notó.

- solo si tú quieres. Si quieres puedo dormir en el sofá, le ponemos una toalla encima. Va a estar más seco que mi cama en este momento.- la hizo reír.

- que no, que no. Te dejo mi cama. ¿me das tu ropa? La que te has quitado digo. Así la meto en la lavadora

- mmm... -hizo señas mientras de negación mientras se limpiaba la boca con una servilleta.- déjalo, que yo mañana la llevo a la lavandería.

nómada Where stories live. Discover now