Capítulo 13

36.6K 1.7K 46
                                    

—¿Qué? —me mira preocupado. Oh no, ¿qué mierda acabas de hacer, rubio?.

—Eres un imbécil —suelto sin mirarle. ¿Ahora qué haremos?

—¿Vuelve tu odio? Creí que comenzábamos a llevarnos bien

Decidí no responder. Iba pendiente en el camino, intentando reconocer por dónde íbamos.

—Puedes devolverte, no sé por dónde vamos.

—O salir por a la carretera y tomar la-

—Sólo da la vuelta y ya —interrumpo ya malhumorada. Mi celular vibra en mi bolsillo trasero, lo tomo y veo que Jake me está llamando y dudo entre contestar o no. Creo que mejor no

-¿Dónde estás, Aleisha Evans? –muy tarde.

-Si supiera te lo diría. Nos hemos perdido

-¿Cómo que están perdidos?

-Lo que oyes, Evans –Austin da la vuelta sin previo aviso, haciendo que yo chocase contra la puerta —¡Eh! Avisa antes, idiota

-¿Qué ha pasado?¿Estás bien?

-Sí, mejor ya corto, nos vemos en casa –corto la llamada y mi atención se centra en Austin —¿Y a ti qué jodidos te pasa? ¿Por qué has dado vuelta como un subnormal?

—Tuve la oportunidad de dar la vuelta y ya, no exageres

—¿Qué no exagere? ¡Me has dejado pegada en la puerta! —me quejo con enojo, moviendo mis manos de un lugar a otro. Pero lo que más me caga es su risa, esto le ha causado una risa tremenda, se está burlando de mí.

Este es el momento que odio no tener conmigo mis audífonos, aunque la risa de Austin cada vez va disminuyendo, sigo necesitando mis audífonos para calmarme, porque de alguna extraña razón estoy malditamente nerviosa.

—Vas contra el tránsito, imbécil —informo como si él no supiese ¡Lo está haciendo a propósito! —¡Joder, Austin, que estás yendo contra el tránsito y viene un puto camión de frente! —desesperada y cagada de miedo, tomo con rapidez el volante y hago que la camioneta vuelva a ir por el lado que le corresponde —¿Qué jodidos pasa contigo, maldito idiota?¿Querías matarnos?

Su sonrisa me desconcierta

—Conduces —no fue una pregunta, lo dice con tanta seguridad como si me hubiese visto en las carreras. Jake se estera de eso y me mata.

—Instinto se le llama, no iba a dejar que me mataras cuando podía evitarlo —respondo volviendo a mi asiento, evitando por completo hacer contacto visual con él.

—¿Aquella manera de esquivar el camión lo hace una persona por instinto? Sólo lo hace un corredor con experiencia y agilidad innata.

Inmediatamente mi abuela se me viene a la mente

-¿Y si choco? –pregunto temerosa, agarrando el volante con inseguridad.

-Chocas y ya, sólo asegúrate de salir con vida –ríe y cierra la puerta del lado del piloto, donde estoy –Te he enseñado lo básico, si lo agarras es tuyo, si no nunca lo será.

-Pero Char...

-Sientes la misma adrenalina que yo, Sella, o tal vez con más intensidad –interrumpe llamándome como solo ella lo solía hacer –Haces y sientes con la misma pasión que sentí de joven –confiesa con ternura en sus ojos –Te miro y me recuerdas a aquellos tiempos en donde era libre. Que nunca nadie te quite tu libertad –sonríe con tristeza, acariciando mi mejilla con su dedo -¡Arranca, mujer, arranca! –suelta una risotada, asustándome aún más y, obedeciendo inconscientemente, hago rugir el motor aún más y piso el acelerador.

—¿Sigues ahí? —unos largos dedos pasan por mis ojos, llamando mi atención, volviendo al presente, presente en donde me encuentro sentada al lado del rubio que creía odiar.

—Vuelve a hacerlo y te quito los dedos con los dientes —amenazo.

—Que humor.

Diez minutos más tarde Austin se encontraba aparcando en su garaje, se mantuvo en silencio en todo el viaje de regreso, y si él no me habla, yo no le hablo, así de simple y fácil.

—Gracias —pero los buenos modales no se me olvidan ni a palos.

—Voy contigo, necesito hablar con Jake

Muerdo mi labio y sonrío forzosamente, me volteo y comienzo a caminar a casa.

—¿Estás son horas de llegar, jovencita? —al abrir la puerta Jake es el primero en recibirme, trae un delantal de flores y guantes de hule.

—Culpa al zopenco que viene atrás —es lo que respondo. Stanly corre escalera abajo, saltando sobre mí —Oh, mi pequeño bebé.

—¿Pequeño? —el horror es notable en su tono de voz y esta vez no reprimo las ganas y rio.

—Bueno, tal vez tenga unos cuantos años, pero ya, sigue siendo mi pequeño bebé —acomodo a Stanly hasta que sus patas traseras queden colgando por mi lado izquierdo, tomándolo como un bebé.

—¡Austin! —grita repentinamente mi hermano —Ya que estás aquí, necesito que hablemos del favor.

—¿Qué favor?

—No seas entrometida, hermanis, ya sabrás —agarra a Austin de la ropa y tira de él hasta hacerlo entrar a la cocina.

Miro a Stanly y este me mira

—Cosa de gays —mi perro solo me muestra su larga lengua —¿Por qué eres tan hermoso? —pregunto sabiendo que no me responderá. Sonrío hundiendo mi cabeza en su cuello y subo los peldaños.

Y... él es mi vecino (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora