Y... él es mi vecino (EDITANDO)

Capítulo 17

—Por favor...

—No.

—Por favor-

—No.

—Por favor —le sigo mientras lloriqueo cual niña pequeña.

—No —repite elevando su tono frustrado. Tira de su mochila quitándomela de las manos.

—Llevame contigo —supliqué aferrándome inmediatamente a su pierna. Levanté la cabeza y cuando nuestros ojos chocaron hice un puchero —¡Llévame contigo!.

—¡No! —chilla arrugando el gesto, al borde de explotar —Suéltame, Aleisha.

—No.

—Dame paciencia, dame paciencia —murmura mirando al techo haciéndome fruncir el ceño —¡Aleisha, ya! Debo irme —dice rápidamente cuando los tres oímos a un auto desde afuera —¡Dios! —comienza a arrastrarme consigo hasta afuera, quejándose como si pesara cien kilos.

No es mi culpa que sea un débilucho
Ni la mía por comer tanto

—¿Ese es el idiota de Rolan? —chillo levantándome con la intención de ir hasta esa camioneta y meterle la maldita palanca por...

—¡Sujetala y no la sueltes hasta que estemos lejos!.

De un momento a otro mis pies dejan de tocar el suelo y soy tomada desde atrás, dando un giro hasta dejar a Jake y el idiota de Rolan lejos de mi campo visual.

—¡Suéltame, suéltame!.

Y aunque haya gritado como una demente por minutos, pataleado, amenazado de muerte y el intento de morderlo, no me soltó hasta que ya no fuimos capaces de oír el motor.

—Vaya, eso si que fue... Vergonzoso —y al suelo.

—¿Tú, idiota, puedes tener más cuidado? Pudiste haberme lastimado.

—No te lastimaste cuando Jake te arrastró escaleras abajo y no te lastimarás ahora, niña.

—Niña tu hermana.

—Tiene 13 y puedo asegurar que es más madura que tú —pasa por mi lado y se dirige a la casa, mi casa.

—Tu casa está del otro lado.

—Soy tu niñero, ¿recuerdas? —se voltea y me mira con el ceño fruncido —Salva la poca dignidad que te queda y levantate.

—Ven y levantame si te jode verme así —reto cruzándome de brazos.

—Soy tu niñero, no tu empleado —responde y esta vez entra a la casa.

Abro mi boca con sorpresa y aceptando el hecho de que no volverá, indignada me pongo de pie y decido perderme por un rato.

Cuatro cuadras y medias después me detengo sintiendo que en cualquier momento me voy a desmayar por caminar tan rápido, decido en que lo mejor sería juntarme con Mia para pasar el rato pero mi celular no quiere cooperar al informarme que no tengo saldo, sin más termino yendo al parque que por suerte solo estaba a una cuadra y tanto quizá, allí buscaría una tienda y le podría saldo.

Quince minutos de caminata a paso de tortuga y un helado, me encontraba sentada en uno de los bancos del parque aun con mi plan en mente el cual al paso de los minutos cada vez se me hacía más ridículo. Austin no daba señales de vida.

-¿Qué? -gruño respondiendo la llamada que me sacó de mis pensamientos.

-¿Cómo estás, hermanis?.

-¡Oh! Acabas de recordar que tienes una maldita hermana que dejaste a cargo de un completo desconocido, ¿cómo quieres qué esté, Jake Evans? ¡De maravilla! ¡De ma-ra-vi-lla!.

-Ah, me alegro -responde con su tono normal y relajado -Entonces no te molestará quedarte más tiempo con Austin.

-Me estás jodiendo.

-No -canturrea.

-Jake-

-¡Cuídate!

-Ja- ¡Aagh! —chillo frustrada a la pantalla en negro para luego guardar el celular en mi bolsillo delantero y me pongo de pie, lista para volver a casa.

—¡Hola, amiga! ¡Perdón por hacerte esperar! —no diré que no me asusté cuando fui tomada del brazo por una chica porque si me asusté, y mucho.

—Disculpa... —detengo mi caminar agarrando su mano para separarla de mi —¿Quién eres?.

Y su respuesta me deja totalmente paralizada
—No me conoces ni yo a ti, pero desde hace diez minutos hay un tipo que te ha estado observando y ahora siguiendo. Sígueme la corriente —dice entre dientes mientras su sonrisa se ensancha —¿Vamos? ¡Hugo nos está esperando en el auto!.

A tirones intentó llevarme con ella, pero mi mente me jugó en contra y creyendo que tal vez ese tipo podría ser Austin, me zafé de su agarre y me voltee para encararlo pero sorpresa fue la mía al darme cuenta de una cabellera castaña y ojos negros que me miraban fijos totalmente desconocidos para mí.