Capítulo 10

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—Hoy saldré, ¿te quedas o te unes? —me dirige la palabra por primera vez luego de horas de "enojo".

—No tengo ganas de salir —respondo concentrada en mi celular.

—¿Estás en tus días? —llama mi atención con esa pregunta. Hago a un lado mi celular y lo miro, está parado, apoyado en la puerta, también concentrado en su celular. Aprovecho la ocasión, tomo un cojín y se lo lanzo con fuerza, apuntando sobre él, para que caiga en él con éxito, haciendo que su celular cayese de sus manos.

—¡Ah! ¿Pero qué te pasa, subnormal?

—No porque no tenga ganas de salir significa que esté en mis días. Grábatelo en la cabeza, animal.

—Estás loca —recoge su celular y se va ¡dejando mi puerta abierta! Aunque no sé para que la mantengo abierta si vivimos solos.

Busco desesperadamente el cargador de mi celular cuando este me avisa que tengo 5%, pero cuando lo he encontrado ya era demasiado tarde. Apagado. Lo conecté y lo dejé cargándose en el mueble que tengo al lado de mi cama. Tomé mi almohada y me acodé en ella, jurando que solo cerraré los ojos por unos minutos y ya.

Desperté sobresaltada, viendo mi habitación más oscura. Tomé mi celular que seguía cargándose y vi la hora ¡23.30! oh y tengo 100% lo desconecté y volví a dejarlo en su lugar. Me estiré, quedándome unos segundos más en la cama y cuando creí que ya eran suficientes, me puse de pie –si fuese por mí, dormiría toda la vida pero... tengo hambre- abrí la puerta de mi habitación y salí, bajé y entré a la cocina, busqué en las bolsas que estaba en el suelo algo para comer y lo primero que pillé fue ¿sopa? Con hambre todo se come.

Puse la olla en la estufa y me dediqué a buscar por internet cómo preparar una sopa. 5 minutos más tarde empecé a preparar la sopa, teniéndola lista en 10 minutos. Con el plato con sopa fui a la sala, me senté en el sofá y encendí la tv.

Me estaba quedando dormida y lo habría estado si no fuese por la cuchara que cayó al suelo, asustándome. Gruñendo fui a la cocina, dejando el plato y la cuchara, al voltearme me encontré con un sobre en la isla, lo tomé y no sé cómo ni por qué terminé leyéndolo, encontrándome con la preparación de la sopa y de lo fácil que era ¡y que solo era fuego lento de 5 a 7 minutos!. En mi defensa diré que aún no despertaba del todo.

Volví a la sala, me acosté en el sofá y dormí profundamente una vez más.

[***)

Sentí ruidos que me pusieron en alerta, pero bajé la guardia al pensar que era Jake ¡pero luego recordé que estaba sola y que mi hermano no aparece hasta el siguiente día!.

Abrí uno de mis ojos y vi dos sombras ¡gigantes! Una sostenía a la otra que se apenas podía mantenerse de pie, un momento... ese huesudo cuerpo... ¿Jake?

—¿Te cuento u-un-un secreto? Tú me recu-erda-das al idio-ota que tengo de vecino —dice atropelladamente, obviando lo ebrio que está —Pero shh, shh

—Quizá sea porque soy yo —responde el otro empujándolo para que caiga sobre el sofá más grande.

—¿Tú quién?

—Austin Johnson, tu nuevo vecino —claramente Austin no está tan ebrio como mi hermano, puede hablar perfectamente pero aun así se tambalea un poco.

—Oki —responde mi hermano.

—¿Qué? ¿Jack? —quiero encararlo y decirle que es Jake, no Jack y que se puede ir a la mierda, pero... solo me quedo ahí fingiendo, por alguna extraña razón, dormir —Te dormiste —ríe mirándolo hasta que me miró, mantuve la respiración cuando lo vi que se acercaba. Rápidamente cerré mi ojo y esperé —Descansa, princesita —esperaba un insulto o algo, pero en vez de eso, solo sentí algo suave cubrirme. Segundos más tarde escucho la puerta principal cerrándose.

Austin Johnson acaba de salir de mi casa luego de haber dejado a mi hermano a salvo y haberme cubierto con mi mantita.

Y... él es mi vecino (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora