Capítulo 12

35K 1.7K 100
                                    

Y cuando creí que me llevaría por comida... terminamos en el parque más lejano de casa. Estábamos sentados en una de las tantas bancas que había, Isaac estaba a mi lado, drogado, y yo... no tanto como él. El efecto nos pega diferente, a él lo deja completamente tranquilo, mientras que yo siento que me quiero comer el mundo.

—¿Estás vivo? —pregunto al borde de la risa, sintiendo que esto era absurdamente gracioso. Él solo ríe y me mira fijamente.

—Quiero besarte —confiesa jugueteado con un mechón que caía por mi hombro.

Lo miro detenidamente, mordiendo mi labio. Y lo beso, pasando mis manos por sus hombros hasta su cabello, separo brevemente nuestros labios, mordiendo del suyo volvemos a hacer contacto. Isaac tira de mí hasta posicionarme sobre él, sentada en su regazo, de frente a él, aun besándome, pone sus manos en mi cintura, bajando hasta mi trasero y apretando.

—Me estás calentando —susurra contra mis labios. Sonrío malévola y hago presión con mi cuerpo sobre él, sintiéndolo —Mi-mierda, vamos al coche —toma mi mano y me baja con cuidado, pero aun así era capaz de sentir su desesperación.

—No van a ningún maldito lado —dice de pronto alguien, ajeno a nosotros. Reconozco esa voz...

—Es mejor que la sueltes, Collins —aconseja mi hermano. Me volteo y me encuentro con sus cuerpos, Jake y Austin, están de pie frente a nosotros a unos metros de distancia.

—¿Qué mierda están haciendo aquí? —inquiero con el ceño fruncido, sin embargo esta situación se me hacía tan graciosa.

—Nos vamos a casa —ordena mi hermano acercándose y tirando de mí hacia él, no me da ni tiempo de procesar todo, cuando ya me está arrastrando.

—¡Suéltala! —grita Isaac desde atrás, intentando acercarse a nosotros supongo.

—¿A dónde crees que vas, imbécil? Te ibas aprovechar de Aleisha —escucho decir a Austin, y al parecer Jake también, ya que se detuvo abruptamente y se volteó como si no tuviera huesos.

—Llévate a Aleisha, yo me encargaré de este mal nacido —Oh, oh, Jakecito está enojadito. Inconscientemente una carcajada se me escapa, llamando la atención de los tres. Ups.

El rubio se acerca e intenta arrastrarme pero me mantengo en mi posición, inmóvil, no quiero moverme de aquí y Austin no es nadie como para obligarme. Creyendo que el rubio se dio por vencido me doy la vuelta con la intención de acercarme a los otros dos y de un segundo a otro pasé de verlo a ver ¿una espalda? No sé, pero mi panza duele.

—¿Qué mierda? ¡Bájame!

—No

—Oki —respondo con tranquilidad, dejando de moverme.

—¿Qué? —pregunta desconcertado —¿Aleisha? —no respondo provocando que detuviera su paso, mi sonrisa se ensancha —¿Aleisha? —me baja de su hombro y corro —¡Aleisha! —grita desde atrás, pero no hay tiempo para prestarle atención, el hambre está primero.

∆∆∆

¿Cómo terminé en un Burger King con un rubio? Ni idea, sólo sé que tenía hambre y ya.

—¿Qué miras? —pregunto masticando mi riquísima hamburguesa.

—Nada, sólo me parece impresionante que una persona tan pequeñita como tú pueda comer tanto

—¡Oh y puedo comer más, eh! Pero soy considerada y no quiero dejarte en bancarrota

—Considerada dice ella

—Te callas o te meto esta pajita por los ojos —amenazo levantando mi vasito con coca cola.

—¿Ya terminaste? —pregunta desviando el tema, atento a mis movimientos.

—¿Qué miras tanto, joder? Ni que tuviera un tercer ojo.

—Sólo estoy atento a lo que haces, mujer, no quiero que vuelvas a escapar corriendo como una loca

—El loco parecías tú, que ibas gritando intentando pillarme. Pero tranquilo, cuando ya he comido estoy tranquila —confieso dejando caer mi peso en el asiento, pongo mis manos en mi panza y lo miro —Cuando no como estoy gruñona y loca, pero cuando como estoy tranquila —tomo el último sorbo de mi gaseosa.

—¿Vamos?

—¿A dónde?

—A tu casa —dice como si fuese algo obvio —Tu hermano debe de estar preocupado.

Me carcajeo
—Es más probable que esté de fiesta, teniendo sexo o durmiendo. Pero extraño mi casita, mejor volvamos —me pongo de pie y Austin imita mis movimientos.

—Tendremos que caminar hasta el parque —dice mirando hacia... ni idea. No le había tomado el peso al asunto hasta que lo procesé.

—¡¿Qué?!

—¿Quién fue la loca a la que se le ocurrió correr como mono al primer Burger King que encontró?

—Te odio.

Caminamos en silencio por minutos, de camino al parque hasta que

—¿Viniste en tu camioneta? —intento evitar sonar emocionada pero fracaso terriblemente. Austin sonríe pero no responde, sólo se dedica a señalar algo.

La hermosa monstruosidad que tiene de camioneta

Juro que intenté controlarme pero terminé arriba de la camioneta incluso antes que el conductor, esto era el puto paraíso. Estaba tan embobada con la camioneta, su altura, sus asientos, como su motor rugía, como veía todo desde las alturas que no me di cuenta por donde el rubio conducía.

—Este no es el camino de regreso a casa.

Y... él es mi vecino (EDITANDO)Where stories live. Discover now