Capítulo 6

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―Durmiendo ―responde Leah acercándose de forma coqueta a él.

Leah le baila a -no sé su nombre así que quedará como Rubio Imbécil- y este como todo imbécil que es, le sigue el juego, tomándola de la cintura.

De pronto, un auto descapotable aparca en la calle, en el lado de los nuevos vecinos, y de él bajan dos intentos fallidos de barbies

―¡Hola! ―saludan al unísono mientras se acercan a ellos.

―Austin bebé, ¿Me extrañaste?―la barbie 1 se le acerca, posicionándose entre las piernas del Rubio Imbécil y enrollando sus brazos en su cuello.

―Suéltame, Aylén ―responde intentando zafarse de su agarre.

―Vamos bebé, no te hagas el difícil, ambos sabemos lo que quieres.

El rubio imbécil sin perder más tiempo la besa.

Echando humos vuelvo a la casa, subo a mi habitación y me acuesto, tapándome hasta el cuello.

Al despertar en la mañana siguiente, me encuentro con dos cuerpos roncando sin cansancio en el suelo de mi habitación. Sin embargo, me levanto y abro de sopetón las cortinas, dejando entrar a los radiantes rayos de sol.

―¡Ahhh...ush! ―increíblemente ambas se quejan al unísono.

―Oh, Mia, Leah, ¿Qué tal, chicas? ―finjo inocencia ―Ay, lo siento, es que... ―suspiro exageradamente ―amo los rayos de sol por la mañana, ¿Ustedes no?.

―No cuando la res...

Leah la interrumpe

―Oh sí, claro que sí, sí, son hermosos ―se tambalea cuando intenta ponerse de pie.

―Aush... Aush, el piso se mueve ¡Aahh! ―lloriquea Mia tapando sus ojos.

―¡Vestirse, ya, ya, rápido! ―grito "animándolas" mientras que le acompaño con fuertes y sonoros aplausos ―Mientras ustedes cambian sus ropas, yo iré a despertar a mi hermanito, tan querido ―¿Hace falta decir que la frase estuvo de completo sarcasmo?.

Abro la puerta de mi habitación, preparada para salir cuando logro oír como cuchichean detrás:

―No seas idiota, Mia, casi y nos pilla por tu culpa... Sí, con eso concordamos... No, shh, solo sígueme la corriente, shh.

Lo próximo me valió una mierda, cerré la puerta y me dirigí a la habitación de Jake quien, por suerte, sigue durmiendo como oso invernando.

Miro con malicia el vaso con agua, que se encuentra al lado de su rostro, justo en la mesita de noche. Sonriendo como una psicópata, tomo el vaso y antes de aventárselo, le intento despertar con susurros:

―Jake... Jakecito... Jake, Jake. Oh Jake, Jake, pobre Jake si no despiertas por mi bella voz... ―comienzo a toser por culpa de mi propia saliva. Traidora. Carraspeo, con los ojos llorosos y sigo ―bella voz, será por el agua... ―amenazo, pero mi lindo hermanito ni se inmutó.

Comienzo a derramar el agua de a poco, cayendo primero unas gotas a su boca, haciendo que este orangután se saborease, comenzando lentamente a despertar pero ya era muy tarde, terminé de derramar el agua por completo.

De una gran bocanada de aire se sienta asustado y con rapidez en su cama.

―¡No, yo no! Soy virgen, soy virg... ¿Soy qué? ¿Qué mierdas? ¿Aleisha? tú...―mira el vaso en mi mano y lo entiende todo ―Oh maldita malcriada de puta madre, ya verás ―amenaza y yo aún sigo retorciéndome en la alfombrada a carcajada limpia, viendo de vez en cuando a mi hermano, a mi sonrojado y furioso hermano.

―Ay, hermanito ―doy una última carcajada ―Me cago en la puta, no te he grabado, tu cara fue épica ―y vuelvo a estallar a carcajadas.

―¿Ah sí?

De un momento a otro no veo nada más que oscuridad y sofocada con el perfume de mi hermano, agitada de un lado a otro hasta que mi panza queda por sobre el huesudo hombro de Jake.

―¡No... Aah Jaaa-ke! ―me quejo cuando siento como baja los escalones de salto en salto conmigo aun sobre su hombro. Aush, mi panza ―¡JAAAAKE!

―Señorita, como castigo te toca hacer el desayuno.

Y finalmente mis descalzos pies hacen tacto con las frías baldosas de la cocina.

―Uf, pobre de tus hijos ―murmuro sobando mi adolorida panza.

―Oh, no, tranquila jamás tendré hijos ―asegura decidido.

―Cierto, luego de mi exquisito desayuno no saldrás vivo para procrear ―finjo susurrarme a mí misma pero cuando en realidad es, indirectamente, un chantaje solo para que el orangután me ayude. Y funciona a la perfección.

―¿Sabes qué, hermanita?, te ayudaré solo para que el desayuno quede comible y para poder seguir teniendo sexo, pero nunca en mi perra vida tendré hijos, ni dejaré a una embarazada, nop, jamás de los jamases lejanos. 

Y... él es mi vecino (EDITANDO)Where stories live. Discover now