~6 (El consejo de Wen)

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➭¡𝗛𝗼𝗹𝗮 𝗱𝗲 𝗻𝘂𝗲𝘃𝗼! 𝗘𝘀𝘁𝗲 𝗰𝗮𝗽í𝘁𝘂𝗹𝗼 𝗲𝘀 𝗺𝘂𝘆 𝗰𝗼𝗿𝘁𝗼, 𝗽𝘂𝗲𝘀 𝘀𝗼𝗹𝗼 𝘀𝗲 𝘁𝗿𝗮𝘁𝗮 𝗱𝗲 𝘂𝗻𝗮 𝗿𝗲𝗳𝗹𝗲𝘅𝗶ó𝗻 𝘆 𝗲𝘀 𝗰𝗼𝗺𝗽𝗹𝗲𝘁𝗮𝗺𝗲𝗻𝘁𝗲 𝗶𝗿𝗿𝗲𝗹𝗲𝘃𝗮𝗻𝘁𝗲 𝗮 𝗹𝗮 𝗶𝗻𝘃𝗲𝘀𝘁𝗶𝗴𝗮𝗰𝗶ó𝗻. 𝗘𝘀𝗽𝗲𝗿𝗼 𝗶𝗴𝘂𝗮𝗹 𝗾𝘂𝗲 𝗹𝗼 𝗱𝗶𝘀𝗳𝗿𝘂𝘁é𝗶𝘀.

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23 de Noviembre de 1997 (Nueva York) Wen:

—¿Que hacemos aquí?—pregunté.

Al día siguiente de nuestra visita a los Johnson, Maya había decidido ir al río Hudson antes de dirigirse a la casa de los Fisher. No me había dado ninguna explicación y seguía sin dármela cuando se sentó en el húmedo césped a dos pasos del río.

—¿Que hacemos aquí?—volví a preguntar yo, acercándome a Maya.

Hubo de nuevo una pausa en la que solo se podía escuchar el canto de los pájaros que normalmente habitaban cerca del Hudson.

Entonces y solo entonces, Maya contestó.

—¿Sabes, Wen? Esta investigación es muy... inverosímil—hizo (de nuevo) una pausa en la que parecía querer encontrar las palabras correctas—¿una desaparición en la que nadie ha visto algo sospechoso? Me parece algo... inverosímil.

Suspiré y me senté al lado de Maya, mirando al río. No me había dado cuenta antes de lo precioso que era. Supongo que era porque habíamos estado demasiado tiempo centradas en la investigación.

Miré a Maya, más específicamente a la expresión que sostenía.

Me era familiar.

Muy familiar.

—Si estás teniendo una conmoción cerebral puedes decírmelo ¿eh?—bromeé yo

Ella sonrió, todavía mirando al río.

—Eres muy amable, Wen. Pero creo que ese no es precisamente mi problema—respondió mi hermana.

—Lo sé—respondí, astutamente—lo que te pasa es que tienes miedo.

Maya me miró, confundida, mientras que yo sonreía aún más que antes.

—Explícate—pidió ella.

—Sí, miedo. Temes no poder descifrar nuestro primer caso, y que toda nuestra carrera acabe antes de haber empezado—hice una pausa para que Maya pudiera procesar lo que acababa de decir y proseguí—es normal tener miedo, Maya.

Mi hermana negó frenéticamente con la cabeza mientras repetía una y otra vez que no tenía miedo.

—No no no no no. Yo no tengo miedo. No es eso. Estoy segura.

A mi nunca me habían gustado las peleas así que solo cruce los brazos y la dije a mi hermana que pensara lo que ella deseara.

—Siempre das consejos a los demás sobre sus sentimientos. Sé que diste uno a Lucy, no soy tonta. Pero jamás dejas que otros te den consejos a ti—la miré y la cogí la cara para que me mirara a mí también—así que, por esta vez, deja que te de un consejo yo: vayamos a la casa de los Fisher y resolvamos este misterio. Porque sé que lo haremos.

Maya sonrió y pude ver dos cosas en ella: que sus ojos habían recuperado su brillo, y que confiaba en mí.

Agencia de Detectives Nichols #1Where stories live. Discover now