~8 (Un secreto menos)

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23 de Noviembre de 1997 (Nueva York) Wen:

—¿A qué se debe ésta visita?

Estábamos de nuevo en el salón de la casa de los Peterson, sentados en el sofá, y con el señor y la señora Peterson enfrente de nosotras.

Estaban confundidos ya que nos habíamos presentado allí sin avisar.

Mi hermana se aclaró la garganta y habló:

—Lamentamos haber venido tan repentinamente, pero se trata de un asunto de máxima importancia—hizo una pausa—debemos ver la habitación de Lucas, Mateo y Lucy para inspeccionar por dónde entró el culpable.

El señor Peterson asintió, satisfecho.

—Por supuesto.

La señora Peterson se levantó ante la aprobación de su marido y fue a avisar a Adriana para que nos acompañase a las habitaciones de los niños.

Después de un par de minutos en un incómodo silencio en el salón, la señora Peterson volvió, acompañada de la ama de llaves.

Adriana se mostró tan simpática como siempre y accedió con ganas a acompañarnos.

—Será un placer acompañarlas—dijo.

Mi hermana y yo nos levantamos del sofá y seguimos a Adriana por el pasillo hasta llegar a la puerta de una habitación.

La localización de las habitaciones era la siguiente:

—Ésta es la habitación de Lucas—dijo Adriana, señalando la habitación más cercana a nosotras (que estaba enfrente de la cocina)—la siguiente es la de Lucy y la última es la de Lucas

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—Ésta es la habitación de Lucas—dijo Adriana, señalando la habitación más cercana a nosotras (que estaba enfrente de la cocina)—la siguiente es la de Lucy y la última es la de Lucas.

—Muchísimas gracias, Adriana—la agradecí yo—puede retirarse ahora.

Adriana asintió y se fue.

Entonces Maya se giró hacia mí, radiante.

—¡De acuerdo, Wen! Hora de inspeccionar.

Y entramos en la de Lucas.

Su habitación era de color marrón claro y carecía de ninguna decoración. La cama estaba en la esquina superior izquierda y había una ventana paralela a ella, por la que entraba mucha luz.

Me acerqué a la ventana y miré por ella.

Me impresionó cuanto de cerca estaba del suelo, entonces levanté la mirada y observé el jardín del que los Peterson gozaban. Inspiraba demasiada paz y tranquilidad.

—Esto es... interesante—dijo mi hermana, cortando el silencio

—¿El qué?—pregunté yo.

Maya no respondió.

—No importa. Vallamos a la habitación de Lucy—me dijo, ya dirigiéndose a la puerta.

La seguí.

Agencia de Detectives Nichols #1Where stories live. Discover now