10 | El contexto

1.7K 168 10
                                    

- ¿Qué ha sido eso? - Me pregunta Rachel, golpeando mi hombro para traerme de vuelta. He debido de quedarme absorta pensando en los últimos minutos que acababan de transcurrir.

La miro un instante, y por su rostro furioso, decido hacerme la loca al responder. - ¿El qué? ¿A qué te refieres? – Trato de ignorar la petición de Nathan.

- Empiezo por el tema de que has accedido a ir a casa del gruñón-mujeriego Sparks, o por el por qué has dejado que Isak se fuera así sin más, sin decirle nada. - Miro a mis propios pies, me estoy poniendo nerviosa. - ¿Puedes por lo menos mirarme? - El tono de su voz se eleva, parece molesta conmigo.

- ¿Puedes no agobiarme, por favor? Estoy tratando de asimilar muchas cosas en pocos días. - Resopla y asiente.

- Siento haberte insistido. – Suspira mirándome, parece sincera. Siempre es impaciente y persistente, sobrepasando los límites de lo debido. - Cuando lleguemos a mi casa podremos hablarlo todo mejor. Quizás con un batido de chocolate con nata, ¿vale? – Sonríe nerviosa, intentando animarme con comida. Me limito a asentir y eso parece tranquilizarla. Aunque no sé hasta qué punto estoy bien tras lo sucedido.

En el trayecto a su casa en autobús Rachel habla sin parar, como siempre hace. Aunque apenas le presto atención y me siento culpable por ello.

- ¿Me estás escuchando, Lizzy? - Me repite con un tono molesto. Respondo con una sonrisa mientras asiento, fingiendo que le estoy haciendo caso. - Sí que estás rara, sí. – Murmura para sí misma.

Por sus ojos expectantes sé que está esperando a que diga algo, pero las palabras no terminan de salir de mis labios. Así que, retoma el monólogo que estaba haciendo antes. - Como iba diciendo, luego vendrá Kyle a buscarnos porque como recordarás, esta tarde tengo las pruebas para las animadoras y estoy muy nerviosa. Estarán todos y, además, creo que Nathan va a probar para las de baloncesto para jugar con los chicos.

- Me cuesta imaginarlo haciendo deporte. - Intervengo por primera vez, y Rachel se gira para mirarme, sorprendida porque por fin he hablado. Creía que se molestaría por eso, pero su respuesta es una risa sincera.

- La verdad es que a mí también, pero creo que se presenta más por su padre que por él mismo. - La miro algo confundida, ¿por qué haría eso? - Ah claro, aún no sabes nada de ese tema. - Se lleva una mano a la sien. - No te he puesto en contexto con todos los del grupo todavía.

- Ibas a hacerlo hoy. - Le recuerdo, mirándola con ojos curiosos por todo lo que va a contarme a continuación.

- Ahora sí que prestas atención a lo que digo, eh. - Responde algo molesta por mi abstracción anterior. - Para que luego digas que la cotilla soy yo.

- No soy cotilla, soy curiosa. - Intento defenderme. - Si voy a ser parte del grupo, tendré que estar al tanto de todo, ¿no?

- Qué morro tienes. – Murmura lo suficientemente alto como para que pueda escucharlo. - Por dónde empiezo...

- ¿Por el principio? – Pregunto ingeniosa.

- No eres graciosa.

- ¿Por cuándo me fui? - Así sabría cómo empezaron todos estos cambios.

Asiente. - Buena idea. - Hace una pausa, como si estuviera recordando todo lo sucedido en estos meses. - Poco después de que te marchases a Londres, llegó Nathan. Siempre ha tenido una casa muy cerca de Kyle y sus hermanas, por eso ya se conocían de las veces que venía aquí en vacaciones. Eran vecinos, pero también amigos, pero por alguna razón su padre decidió que debían quedarse a vivir de forma permanente en esta pequeña ciudad, abandonando Londres. – Pienso en mi padre cuando pronuncia ese nombre, y se me revuelve el estómago. - No sé si los Wilkinson sabrán algo, ya que como has podido comprobar, Nathan es muy reservado y callado. Pero cada vez que sale el tema entre nosotros, Kyle se pone muy tenso y evita contarme de más. - Suspira. - Y ya sabes lo insistente que puedo ser cuando quiero saber algo, pero por cómo se pone, he decidido esperar a que quiera decírmelo, creo que es algo serio. Y además su padre es muy... - Se rasca la sien. - Estricto, por así decirlo. Ni siquiera sabe que está en la banda con los demás, si se entera de que pierde el tiempo en la música, como él dice, a saber, qué haría. - Escucho con atención, queriendo saber más. – Es un importante empresario y quiere que su hijo estudie algo de administración o economía, no lo sé. Su padre es un idiota, en resumen. Creo que por eso le tienen tanta paciencia la mayor parte del tiempo, pero, aunque intento ponerme en su lugar, me cuesta entenderle muchas veces. Hay cosas que hace o dice que no puedo justificar por tener un padre así. - Concluye, suspirando de nuevo.

Hasta la última canción [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora