26 | Dos corazones latiendo con fuerza

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Lizzy

- Creo... - Me tiembla la voz al pensar en esto. - Creo que siento algo por Nathan. - Termino de decir mientras hundo mi cara en mi almohada. - No me gusta esto, Maddie.

Mi amiga me mira con cierta sonrisa en su rostro. No comprendo esa expresión tan divertida que tiene. Me frustra. - No voy a hacerme la sorprendida, Lizzy. Se veía venir.

- ¿Tan predecible soy?

- No es eso. - Dice sujetándome la cara entre sus manos. - Pero tenéis una dinámica tan curiosa que sabía que esto iba a pasar.

- ¿Curiosa?

- Y algo mala, no te voy a mentir. – No sé qué quiere decirme. - Déjame explicarme. - Me mira dubitativa. – En las últimas semanas que pasé junto a Bella antes de que me dejase, discutíamos mucho. Yo no entendía qué pasaba, por qué me trataba así. Ahora sé que era porque estaba deprimida. Creo que a Nathan le pasa algo parecido. Por eso creo que deberías pensar bien tus decisiones y meditarlo, saber que va a ser difícil.

- ¿Crees que debería renunciar a Nathan?

- No he dicho eso. - Me mira horrorizada. - Las decisiones las tienes que tomar tú, independientemente de lo que diga yo o cualquiera. - Hace una pausa, pensando sus siguientes palabras. - Pero sí que pienso que, si quieres tener algo con él, tienes que saber que no va a ser fácil. Tienes que estar dispuesta a ello, tener paciencia y compresión. Saber que a veces te frustrarás y no entenderás qué ocurre. Si eres capaz de ello, adelante. Pero también tienes que poner ciertos límites para que no salgas mal parada de todo eso.

Asiento. - Tampoco quiero precipitarme. Me ha escrito una canción a modo de disculpa, pero eso no significa que él esté dispuesto a tener algo conmigo.

Me ofrece un abrazo y hundo mi cara en su pecho. Conocer a Maddie creo que ha sido lo mejor que me ha pasado en mucho tiempo, más que cualquier relación que pueda tener con cualquier chico. Su amistad es lo que siempre he necesitado aún sin saberlo.

- Estoy muy agradecida de tenerte en mi vida. - Digo aún sin separarme de ella.

- Como me des las gracias una sola vez más, te muerdo el moflete derecho. - Me río, y toda la presión que he estado aguantando florece de nuevo en forma de lágrimas.

Nathan

Estoy pensando en mil maneras de empezar esta conversación con Lizzy. Siento casi un vértigo por el agobio que llevo encima. No he estado tan asustado en mi vida, aunque es por una buena razón. Voy a sincerarme con ella.

He llegado a la puerta de su habitación, pero no llamo. Levanto el puño varias veces para hacer el amago de golpear la puerta, pero algo en mi interior, me detiene.

- Hey, tío. - Me coloca una mano en el hombro, me giro y veo a Isak junto a mí. - ¿Qué haces ahí parado?

Una ola de culpabilidad me recorre por dentro. Tengo que mentirle, y es casi un hermano para mí. - Yo, eh, he venido a hablar con Lizzy. - Me mira confuso, esperando algo más de mí. - Hacemos el trabajo de literatura juntos, ya sabes.

Asiente, entendiendo la situación. - Yo venía a ver si quería dar una vuelta antes de irnos de aquí porque últimamente está rara conmigo, pero ya veo que estáis liados.

La puerta se abre y aparece Maddie tras ella. - ¿Por qué hacéis tanto ruido aquí fuera? ¿No hay más sitio en toda la casa o qué? - Miro a Lizzy tras ella, con los ojos y mejillas sonrojados. Como si hubiera llorado, pero me está sonriendo. Siento una punzada en el pecho, culpabilidad. Espero poder solucionarlo todo con ella y nunca más herirla. - A todo esto, ¿alguno de vosotros dos quería algo?

- Nathan me ha dicho que estos tenían que hacer un trabajo, así que mejor me voy. - Lizzy me mira sorprendida a la par que confundida. - Luego nos vemos. - Se despide sonriendo. Siento que me he metido en medio, pero no me siento mal, voy a luchar por ella.

- ¿Puedo pasar? - Inquiero con un tono más nervioso del que esperaba tener.

Maddie mira a Lizzy, esta asiente y se va de la habitación, no sin antes decir algo. - Cómo vuelvas a hacerle daño, voy a cortarte las pelotas y a ponérmelas de pendientes. – Su mirada es amenazadora, trago saliva y se marcha.

- ¿Por qué has mentido a Isak? - Pregunta sin mirarme siquiera, ¿es lo único que se pregunta?

- Porque la explicación real es algo más complicada. - Asiente y juega con sus manos. Siento un impulso por sostenerlas, para calmarla. Lo hago y me mira sorprendida, algo ruborizada. - Lo siento, yo...

- No pasa nada. - Inquiere, interrumpiéndome. Asiento, nervioso. - ¿A qué has venido realmente?

- No lo sé, bueno, sí lo sé. - Me mira confusa. - Yo... quería pedirte perdón por todo, esta vez sin excusas ni canciones de por medio. Solo la verdad, lo prometo. - No dice nada. Silencio. - Si es que todavía quieres escucharme. - Digo bajando la cabeza y mirando a mis propios pies. Aún no me ha soltado la mano, es buena señal, ¿no?

- ¿A dónde quieres llegar con esto realmente?

- A ti. - Digo de forma impulsiva, pero no me arrepiento de ello.

Me mira todavía más confundida. - ¿Qué quieres decir? Habías dicho que no más rodeos, Nathan.

- ¿Tengo que decirlo?

- No te estoy entendiendo.

Llevo su mano a mi pecho. - Tú provocas esto en mí. - Mi corazón late tan fuerte cuando está cerca, que podría escucharlo incluso si cantase para ella ahora mismo. - Y por ello, te pertenece. - Me mira, ruborizada y nerviosa. - Todas las canciones que he escrito han sido para ti, Elizabeth.

- Me llamo Lizzy, idiota. - No me deja responder, sus labios chocan con los míos con fuerza. Cierro los ojos y siento algo llamado felicidad florecer en mi interior.

Hasta la última canción [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora