24 | Cita triple

1.2K 132 15
                                    

Lizzy

Le conté a Maddie que quería ir al lago, y tras hablar con Bella, me han llevado hasta allí por un camino largo de piedras y barro.

Me gusta ver que están juntas, realmente hacen buena pareja.

- ¿Quieres que nos sentemos en la orilla, Lizzy? - Pronuncia Maddie con una sonrisa. Asiento. Me hace un hueco a su lado y pasa un brazo por encima de los hombros de Bella. – Este sitio es mágico y me encanta estar aquí con vosotras.

Bella le da un beso en la mejilla y mis ojos se posan en el lago. El agua es casi transparente y de un azul infinito. Siempre me ha fascinado el agua y la calma que me transmite.

Una voz a nuestras espaldas nos sorprende. Es Rachel.

- ¿Nos podemos unir? – Exclama en la lejanía. Viene acompañada de Kyle y Nathan. – No sabía que estaríais aquí, veníamos a darnos un baño. – Tira las toallas a nuestro lado con una sonrisa de oreja. – Cuantos más seamos mejor.

Mi mirada se cruza con la de Nathan, estoy algo agitada. No esperaba pasar más tiempo con él y no sé cómo actuar.

Nathan

Venir aquí ha sido idea mía, fui a buscar a Kyle y lo encontré en su habitación con Rachel, no fue difícil convencerles de hacer algo. No sé cuál es mi objetivo, pero empezar con unas disculpas cuando estemos a solas sería lo más acertado.

Rachel y Kyle se meten a jugar en el agua.

- Me habéis dado envidia, - exclama Maddie. - ¿vamos a por el bikini, Bella?

- ¿Me traes una toalla? – Pregunta Lizzy. – Aunque sea meteré los pies. – Maddie asiente y se va junto a su novia a cambiarse.

Nos quedamos a solas. Lizzy y yo.

No me atrevo a mirarla y sé que ella a mí tampoco. El corazón me va tan rápido que temo que pueda escucharlo, pero qué más dará si de todas formas es suyo.

- En algún momento tendremos que dirigirnos la palabra. - La miro a los ojos, pero los suyos están fijos en el lago, viendo cómo Rachel y Kyle comparten un beso. Guardo silencio. - No dices nada, está bien.

El silencio entre nosotros hace que la sienta a kilómetros de mí. Pero está aquí, a mi lado. Y diría tantas cosas que al final solo nos dañarían que prefiero que me odie ahora, en este mismo momento, a empeorarlo todo y que sufra más.

- ¿Sabes? Has actuado como un capullo. - Me mira y noto ira en sus ojos. - Puedes guardarte todas tus palabras ahora, pero creía que éramos amigos.

- Sé que soy un capullo.

Silencio.

- Desde el primer momento fuiste un cretino conmigo. Pero me convenciste con tus acciones de que había algo más dentro de ti. Me divertía contigo y me caías muy bien. Pero anoche me hiciste sentir como que nunca te he importado nada, que solo has jugado conmigo. Dijiste que me deseabas, pero parece que solo para un instante. - Da directo en mis sentimientos y noto una punzada de dolor en el pecho. – Ahora mismo no te quiero cerca. – Dice levantándose, lista para alejarse de mí.

- Lo siento. - Digo en un hilo de voz. Su expresión cambia a sorpresa. - No pretendía hacerte daño. – Confieso, abrumado.

- Y qué pretendías con todo esto entonces.

Silencio.

Me muerdo el labio para no decir nada más y noto cómo vuelve a enfadarse.

- Dime, qué es lo que querías. - Frunce el ceño. - Me lo debes.

- Nunca he querido hacerte daño, ¿no te basta con eso?

- Confiaba en ti y me has herido. Quiero saber el por qué.

- No sé por qué hago las cosas que hago, quizás sea mejor para ti tomar distancias conmigo.

- Una solución muy madura, Nathan. - Ironiza sus palabras. - Querías que fuéramos amigos, después me besaste y ahora me empujas fuera de tu vida. Pero al mismo tiempo, te disculpas porque no quieres hacerme daño, ¿qué lógica tiene?

- Supongo que ninguna.

- Estoy cansada. Me debes una explicación. Si solo querías algo puntual, está bien. Pero qué menos que decírmelo, Nathan.

Está tan cerca de mí que su olor me embriaga todos los sentidos y mi sentido común queda reducido a cenizas en cuanto escucho su respiración.

- Yo... no puedo hacer esto. – Me llevo una mano a la sien.

- ¿Por qué no? - Inquiere acercándose aún más.

- Me he disculpado, ¿qué más quieres? No sé qué explicación puedo darte. Solo sé que lo siento y que no volverá a ocurrir.

Cierra los ojos, exhausta. – Está bien. - Se gira y parece que va a marcharse con los demás.

- Te mereces ser feliz, Lizzy.

- Tú también, Nathan. - Hace una pausa y me mira. - Espero que no lo hayas olvidado.

- A veces lo hago. - Digo en un hilo de voz. En sus ojos sé que me ha comprendido y me hago pedazos por dentro mientras veo cómo se aleja. Una lágrima amenaza con asomarse porque siento que esta va a ser nuestra última conversación. Tengo que decirlo una vez en voz alta, aunque no creo que vaya a escucharme. - Mereces el mundo entero, siento no ser yo quien pueda dártelo. - Susurro casi para mí, pero sus pasos se detienen.

- ¿Qué has dicho? - Noto cómo su voz está temblando.

Hasta la última canción [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora