Decisiones, el llanto de una madre.

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Ocho años atrás

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Ocho años atrás.

Sollozante en su habitación, Leila Almeida observaba el hermoso jardín a través de aquellas enormes ventanas decoradas con largas cortinas y visillos de encaje, intentando en el exterior, en aquel horizonte que deleitaba su mirada, encontrar respuesta a todo cuando ocurría. Con miedo acariciaba su vientre, aquel que gestaba una nueva vida, preguntándose cómo le daría la noticia a su esposo. Se encontraban al borde de perderlo todo, y lejos de ser su llegada una bendición y motivo de festejo, se convertiría en una carga, una boca más que alimentar en un futuro que no se veía prometedor.

La noticia de su embarazo llegaba en el momento menos oportuno, por lo que no tenía más alternativa que ocultar la noticia a su familia. La situación económica por la que pasaban en aquel entonces no era de las mejores, las malas decisiones en algunos negocios los tenían al borde de la quiebra, pero el golpe que terminó por derrumbar a la familia Montero Almeida, fue la estafa por parte de quien era la mano derecha dentro de la compañía.

Su futuro económico estaba en peligro y la estabilidad que reinaba dentro del núcleo familiar poco a poco se deterioraba. A pesar del duro golpe que estaban sufriendo, el jefe de hogar intentaba por todos los medios no sucumbir ante el escenario tan adverso, al punto incluso de ocultarle a sus propios hijos lo que sucedía, lo que no era difícil dado sus edades. Ellos corrían por los pasillos de aquella enorme mansión, ignorantes de lo que ocurría y de aquel futuro incierto que les deparaba el destino.

Acostumbrado a vivir una vida de lujos y servidumbre, donde todo cuanto quería estaba al alcance de la mano y el poder del dinero, Quentin Montero buscaba la manera de revertir la situación tan desesperante que estaba atravesando para que aquello no se volviera en solo un vago recuerdo de lo que un día fue. Sin embargo, esto se convertía en una montaña difícil de escalar, y por más documentos que revisaba una y otra vez, y la infinidad de llamadas que realizaba hacia sus abogados, lejos de remediar la situación, poco a poco se hundía en aquel abismo del cual desesperadamente intentaba escapar sin éxito.

Tres meses de gestación ya tenía cuando supo de su embarazo, precisamente el mismo día que se supo sobre la estafa y los negocios que no resultaron. La felicidad que consigo llevaba al momento de saberlo se fue al demonio tras saber que aquel imperio forjado por años, estaba a un paso de desaparecer. ¿Cómo lidiar con algo así, cómo explicarle a Quentin que estaba embarazada dentro de todo este caos? Para Leila, aquel era el menor de sus problemas, pues debía explicar el motivo de su embarazo, y aquello la atormentaba, no podía imaginar la reacción que tendría su esposo.

Los días transcurrían de manera estrepitosa, y Quentin cada vez se alejaba más de su familia, su reto más grande era el de no perder su imperio, en recobrar aquel futuro tan seguro que tenía y que se escabullía como agua entre sus manos, sin que sus esfuerzos lograran cambiarlo, olvidando con ello su presente. Dicen que el pasado es historia, y frente a ello nada se puede hacer, no hay forma alguna de revertirlo, el futuro por su parte es un misterio, y nada se puede hacer ante ello, pues es cambiante, nunca se sabrá a ciencia cierta lo que sucederá, solo son especulaciones. Sin embargo el hoy, el hoy es un regalo, por ello se llama presente.

Pandora (EN PAUSA)Where stories live. Discover now