Planes futuros.

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Ante la mirada impávida de Beatriz, Leila dejaba el vaso sin una gota en su interior, no obstante, su rostro reflejaba el asco que le producía el beberlo, y con rabia lo lanzaba sobre el mueble, rompiendo así el tiempo que se había mantenido lejos...

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Ante la mirada impávida de Beatriz, Leila dejaba el vaso sin una gota en su interior, no obstante, su rostro reflejaba el asco que le producía el beberlo, y con rabia lo lanzaba sobre el mueble, rompiendo así el tiempo que se había mantenido lejos de aquella bebida que tantos estragos le había causado en el pasado, y sin tener la reacción que el momento así lo ameritaba, Beatriz la veía sucumbir ante el licor, aunque disminuido por gracia de la soda vertida en el vaso.

—¡Pero qué has hecho mujer!

—¿Cuántas veces tengo que repetirte lo mismo? —Leila volteaba hacia su hermana con mirada desafiante, sin medir las consecuencias que podía tener en ella lo que había hecho— ¡Tú mejor que nadie sabe lo que Aníbal me hizo, acaso eres estúpida!

—¡No te estoy recriminando eso y lo sabes!

Sin darse cuenta, ya tenía en sus manos nuevamente la botella con whisky, la que agitaba sin cesar poseída por una rabia incontrolable que la recorría de punta a punta. Beatriz se abalanzaba sobre ella, quitándole la botella y empujándola lejos de la licorera, y en un acto de desesperación, le propinaba una fuerte bofetada que le volteaba el rostro, dejando sus dedos marcados en su mejilla.

—¡Te volviste loca acaso, mira lo que estás haciendo mujer! ¿Acaso quieres volver a caer en las garras de la bebida, no piensas lo que haces?

—¿Crees que me importa acaso? ¿Qué más al fondo puedo llegar?

—Te desconozco Leila.

—¿Te desconozco dices? Podría decir lo mismo por la bofetada que me diste, siento que me arde el rostro.

—Perdón hermanita, fue un arrebato de mi parte.

—¡Pues lo mío también fue un arrebato! —Leila se mostraba furibunda, llevando sus manos hacia su cabeza y enterrando sus dedos entre sus cabellos— ¿No eres capaz acaso de ponerte en mi lugar, no entiendes el peso enorme que llevo conmigo?

—No es excusa para que busques refugio en algo que te hizo miserable por mucho tiempo hermanita, —tiernamente Beatriz la tomaba por los antebrazos y la miraba fijamente, pese a que Leila intentaba esquivar su mirada— pero no puedes permitir que un arrebato vuelva tu vida en un infierno. Ya pasaste por eso y créeme que no es lo mejor para ti.

Leila rompió en llanto, dejándose caer en los brazos de Beatriz, buscando refugio en ellos y abrazándola fuertemente a la vez. Si bien el whisky en el vaso era insignificante, es bien sabido que por muy baja que sea la dosis, es suficiente para que un alcohólico vuelva a tener una caída libre a ese oscuro abismo. No podía dejar que aquello ocurriera nuevamente, no con todo lo que ya estaba sufriendo actualmente, sino además con esa carga enorme por lo ocurrido años atrás. Esos fantasmas no la dejaban en paz.

Pandora (EN PAUSA)Where stories live. Discover now