Indiscreción.

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Pandora irradiaba felicidad al ver a su “tía Leila”, no obstante, la pequeña notó las lágrimas de la mujer, preguntando desde su inocencia el motivo de éstas

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Pandora irradiaba felicidad al ver a su “tía Leila”, no obstante, la pequeña notó las lágrimas de la mujer, preguntando desde su inocencia el motivo de éstas. Tanto Leila como Beatriz se apreciaban sorprendidas ante la interrogante de la pequeña, pues no esperaban que ésta se diera cuenta. Al mismo tiempo las perturbaba el hecho de no haberse dado cuenta cuando la pequeña apareció sorpresivamente, y solo esperaban que no hubiese alcanzado a escuchar algo que no debía.

—¿Qué le pasa tía, por qué llora? —Tras soltar aquel apretado y fuerte abrazo, sin moverse de las faldas de Leila, la pequeña le pasaba las manos por su rostro, secando sus lágrimas— ¿La tía Beatriz le dijo algo feo?

—No mi niña, para nada, solo estoy feliz de verte pequeña, —se excusaba Leila, al tiempo que secaba de manera nerviosa sus lágrimas. Estaba tan sorprendida que pasaba sus dedos por sus ojos, acomodando con ellos sus pestañas e intentando corregir inútilmente su maquillaje— ¡pero qué grande que estás, y cada día más linda mi pequeña! ¿Cómo te has portado?

Leila no sabía qué decir, improvisaba sus palabras ante la pequeña, quien la miraba con ternura, mordiéndose graciosamente el labio mientras le pasaba las manos tanto por su rostro como por su largo cabello, deteniéndose por unos segundos en los aros que llevaba.

—¡Bien, muy bien, yo me porto muy bien! —Exclamaba con júbilo Pandora.

—Qué bueno Pandora, ¡y qué largo que está tu pelo! ¿Lo peinas tú o tu madre?

—¡Pero tía, si yo lo peino, ya estoy grande! —De manera pretensiosa pasaba sus manos por su larga cabellera, haciendo notar la longitud de ésta.

—Pandora, ¿por qué mejor no vas a la cocina por helado, te parece? —Beatriz intervenía en la conversación en el momento preciso, notaba que Leila estaba perturbada aún, no sabía qué decirle o preguntarle a la pequeña— Déjame hablar una cosa en privado con mi hermana, luego iremos juntas a dar un paseo a caballo, ¿te parece?

—¡Caballo, sí caballo, me gusta el helado y el caballo! —Gritaba ésta, levantándose de inmediato y acomodando su vestido. —No se vayan sin mí. ¿Quieren que les traiga helado, de qué sabor les gusta?

—No mi niña, no es necesario. Disfruta tu helado y ve a cambiarte para que puedas montar.

—¡Sí, vamos a dar una vuelta a caballo, pero yo quiero ir con Temible! ¿Puedo, puedo?

—Ya hablamos de eso Pandora, —Beatriz la tomaba por sus pequeñas manos— no es prudente que salgas a montar con ese animal.

—¡Pero si no es un animal, —Pandora corregía de inmediato a Beatriz, pues para ella, Temible no era un animal, lo consideraba su amigo— es un caballito lindo y se porta muy bien conmigo.

Pandora (EN PAUSA)Where stories live. Discover now