Absurdo descuido.

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Armando pensaba que lo mejor era no interrumpir y dejar que la doctora Ventura se hiciera cargo de la situación, más que nada porque era obvio que la niña se sentía segura y protegida con ella

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Armando pensaba que lo mejor era no interrumpir y dejar que la doctora Ventura se hiciera cargo de la situación, más que nada porque era obvio que la niña se sentía segura y protegida con ella. Pasaría mucho tiempo para que esa sensación la tuviera con ellos, pero con tiempo y amor lo lograrían, por lo que la figura de aquella mujer era muy importante en la vida de todos, sería ella quien guiaría sus pasos para que Consuelo se sintiera parte de una familia.

—¿Ya se siente mejor? —Preguntaba Armando luego de dejar los paquetes sobre una silla.

—No se preocupe Armando, ya está un poco mejor, —expresaba la doctora— esto le pasará siempre que realicen este tipo de viajes. Ya se los había comentado, pero sabiendo cómo tratarla no hay de que alarmarse.

—Lo tenemos claro, —afirmaba éste— sin embargo este viaje era necesario, solo que lo pasamos por alto producto de nuestra alegría de que por fin esté con nosotros.

—Cuando noté que se encontraba mal, —interrumpía Beatriz— abrimos un poco la ventanilla del auto para que le entrara aire fresco. Incluso le pedí a Armando detenerse para poder sentarme junto a ella. Me asusté mucho al verla así.

—Hicieron bien, —decía la doctora— la niña debe sentirse protegida por ustedes, en especial en este tipo de situaciones. El aire fresco ayudó a calmarla un poco, y más el ver que usted se sentó junto a ella. De no ser así su nivel de desesperación producto de sus náuseas hubiese empeorado al punto de intentar salir del vehículo.

—Tomó mi mano. —Murmuró Beatriz, mirando a Armando.

—¿De verdad cariño?

—Sí mi amor. —Respondió emocionada ésta.

—Eso habla bien de la situación, ya verá que las cosas se darán de forma natural y poco a poco irá ganando su confianza, —decía la doctora, dibujando una sonrisa en sus delgados labios— dele tiempo.

—Solo quiero que mi niña sea feliz junto a nosotros, —expresaba Beatriz con un suspiro— es todo lo que deseo.

—A propósito de niña, ya conocí a la pequeña de la cual me habían hablado, —decía la doctora, refiriéndose a Pandora— y tengo el presentimiento que se llevarán bien.

—Es lo que esperamos, —expresaba Armando— tienen edades similares, aunque como ya se debió dar cuenta, Pandora es un tanto especial.

—Tendremos que abordar esa relación de otra manera, pues debemos lograr que la niña comprenda la condición de Consuelo, su mentalidad es otra, y por lo que pude apreciar desde que llegué y hablé con ella, en su mundo tiene la idea de que junto a Consuelo podrá hacer un sin fin de cosas, y la realidad no es tan así de momento. Hay que trabajar esa relación.

—Lo sabemos, por lo mismo es que le pedimos estar aquí y ayudarnos cuanto más pueda, nosotros siendo adultos, —expresaba Beatriz— se nos hace un tanto complejo entender muchas cosas, y a pesar de que llevamos tiempo en entrevistas y conociéndola, hay muchos aspectos que desconocemos.

Pandora (EN PAUSA)Where stories live. Discover now