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Jimin era consiente que a Jungkook le faltaban aún dos peticiones y realmente estaba curioso de saber cuáles serían. Esa mañana cuando recibió su mensaje diciendo que tenía la cuarta petición y que se la diría cuando se vieran, Jimin imagino miles de peticiones menos lo que Jungkook realmente pidió, ya que Jungkook conocía lo suficiente a su madre como para saber que cumplir esa petición no sería algo fácil.

—¿Estás seguro? —Jimin soltó el móvil en sus manos y giró a mirar a Jungkook a sus espaldas. Se encontraban en la azotea en su rutina de siempre, viendo vídeos de animales que Jungkook había elegido— Ya sabes que si no puedo cumplirlo igual contara como petición.

—Si, lo sé —Jungkook tomó el móvil y froto los hombros de Jimin— Pero tengo fe en que tu mamá dirá que sí, ella dijo que me quiere.

—Te quiere, pero quiere más que cumpla los mandatos del señor y probablemente crea que tu petición lo pondrá en riesgo... —rio— Es gracioso, porque ya no hay nada que poner en riesgo, supongo —suspiró— Como sea, le preguntaré, pero no te hagas ilusiones.

—Que me haga ilusiones, dice.

Jimin soltó una carcajada al escucharlo, aún le parecía curiosamente gracioso como Jungkook repetía ciertas frases que oía de los demás. Días atrás Jungkook había creado un grupo de chat con Rosé y Chan en dónde incluyó a Jimin, ya que, el pelinegro quería que Jimin fuera también amigo de sus amigos. En el chat de grupo, Rosé no paraba de añadir "que lo diga, dice / que lo haga, dice" cada vez que los chicos decían que no debía decir o hacer algo, por lo que no se sorprendió de que Jungkook también tomará el hábito.

—Ay, Jung —siguió riendo— Eres tan adorable —Jimin se inclinó para besarlo— Espero que mamá deje que te quedes a dormir en casa.

—Esperamos —aclaró— Esperamos, Jimin.

—Jung, tienes que dejar de copiar todo lo que Rosé manda en el grupo —volvió a reírse— No puedo ver correctamente cuando me río.

—Uh, ya va a llorar.

—¡Jungkook! —Jimin seguía riéndose— Si, si —apenas podía hablar— Si sigues, juró que no me importara sacrificarme a mí mismo para que dejarte en abstinencia absoluta lo que resta de semana.

Jungkook frunció el ceño, no sabía que significaba eso, pero no parecía algo agradable, así que se abstuvo de decir otra de las frases de las imágenes que Rosé y Chan mandaban en el grupo.

—¿Qué significa eso?

—¿Asustado, Potter?

Jimin volvió a reír, pero esta vez Jungkook no lo veía como algo gracioso, sino más como algo preocupante y posiblemente serio, causándole más gracia a Jimin. Cuando Jimin finalmente dejó de reír, le explicó a Jungkook lo que significaba "Estar en abstinencia" y luego de escucharlo con atención, Jungkook juro que jamás volvería a citar las frases del grupo, al menos no hasta que la semana terminara, no importa lo que pasara. No valía la pena sacrificarse de esa manera tan espantosa por unos cuantos chistes, que ahora que lo analizaba, ni siquiera eran graciosos.

Jimin jamás le había tenido miedo a su madre, al menos no un miedo real. La respetaba y a veces le asustaba un poco cuando le regañaba por no ordenar su cuarto o no lavar los platos el día que le tocaba hacerlo, pero fuera de eso, su madre era una mujer bastante compresiva y amable. Si, a veces era un poco bastante intensa con la religión y la furia del señor, pero Jimin había aprendido a vivir con ello y de cierta manera, a él le agradaba la manera en que su madre veía las cosas y profesaba su fe.

Su madre era una fanática de la religión desde que Jimin tenía memoria, cada domingo asistía a misa y cada par de par lo llevaba a él. Cuando tenía catorce años Jimin recuerda como en la iglesia se esparció aquel rumor sobre que a él le gustaban los chicos y la manera en que su madre reacciono. Jimin recuerda aquellos días como los más emocionalmente inestables de su vida, aunque no precisamente por su madre.

First Times ミ⚘ 𝐾𝑜𝑜𝑘𝑚𝑖𝑛Where stories live. Discover now