First Times ﾐ⚘ 𝐾𝑜𝑜𝑘𝑚𝑖𝑛

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Celos, celos, celos.

Que sentimiento tan molesto.

Jungkook pensaba que había superado todo aquello de los celos cuando era niño, incluso, cuando habló con su terapeuta sobre lo incómodo que sentía con el hecho de que Taehyung y Hoseok fueran tan íntimos con Jimin, logró superarlo de una manera bastante rápida. Por lo que, pensó que los celos en una relación no sería cosa suya. Bueno, Jungkook también tenía que tomar en cuenta que la situación ahora era diferente, en aquel momento no solo contaba con la ayuda de su terapeuta, sino que, también ayudo el hecho de que Jimin dejara en claro que no había nada más que un vínculo de amigos entre él, Taehyung y Hoseok. Pero ahora, Jimin no había dejado en claro cuál era su vínculo con Eunwoo y estaba claro que Eunwoo no quería ser simplemente su amigo.

Fue por eso que, Jungkook sintió su corazón detenerse un momento cuando el chico de cabellos negros caminó de manera tan sonriente hasta Jimin en el receso de la práctica de fútbol y los dos compartieron miradas y sonrisas coquetas.

Ridículo y molesto. Era lo único que Jungkook podía decir para describirlo. Quería intervenir, quería ir hasta donde estaba Jimin y decirle que lo que estaba haciendo le hacía sentir terriblemente mal. Pero Jimin parecía genuinamente contento de estar ahí sentado junto a ese chico y pese a sus celos, Jungkook no quiso arruinar aquello. Jungkook quería que Jimin sonriera siempre y tomando en cuenta que los últimos días aquella sonrisa se apagaba cada vez que le miraba a él, Jungkook fue incapaz de intervenir.

Jungkook suspiró y tomó sus cosas de las gradas antes de dirigirse de nuevo al aula de clases. Tenía la esperanza de hablar con Jimin y terminar la conversación que habían empezado el día anterior antes de ser interrumpidos por Jeunbi, pero estaba claro que en ese momento no arreglarían absolutamente nada.

Después de todo, Jimin le estaba dejando en claro que lo que dijo la noche de la cena sobre gustarle como un amigo, era realmente serio. Jimin no parecía tener interés alguno en ese momento de estar involucrado románticamente con él. Bueno, parecía no querer estarlo de ninguna forma en realidad.

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En clase de historia, Jungkook seguía repitiendo en bucle la sensación tan molesta que sintió al mirar a Jimin junto a Eunwoo esa mañana. Se sentía remplazado de alguna manera, el compartir los recesos de los entrenamientos era cosa suya y de Jimin, incluso, habían creado una rutina para ello. Cada vez que el silbido del entrenador sonaba tres veces de manera prolongada, Jungkook caminaba hasta debajo de las gradas y un minuto exacto más tarde, Jimin aparecía y tomaba asiento en la grama junto a él. Jungkook le llevaba sin falta alguna una bolsa de frituras a Jimin para que comiera durante los veinte minutos, Jungkook armaba su cubo Rubik mientras que hablaban de algún cotilleo de alguno de sus amigos y cuando faltaban justo siete minutos para que el tiempo del descanso acabase, se dedicaban a besarse hasta escuchar el silbato del entrenador para que el equipo volviera a la cancha. Esa mañana, Jimin siquiera volteo a ver las gradas.

Su corazón dolía de siquiera imaginar que Jimin lo ignoraría por el resto de su estadía en el instituto. Jungkook recordó su beso con Lisa y por un momento, se sintió agradecido de que Jimin no supiera que había sucedido. Si Jimin lo estaba tratando de esa manera por nada, no se imaginaba como sería sí este se enteraba. Por lo que, se sintió agradecido de seguir el consejo de sus amigos.

Genuinamente no entendía porque Jimin no quería pasar tiempo junto a él, eran amigos, él le dijo que jamás se alejaría y era doloroso que Jimin no cumpliera su promesa. Sin embargo, no había mucho que Jungkook pudiera hacer al respecto con la manera en que se sentía. El plazo del trato no había culminado, por lo que técnicamente seguía en pie y técnicamente estaban saliendo. Jimin le había enseñado que cuando sales con alguien, debes respetar sus decisiones, así que eso era lo que él estaba intento hacer, respetar el espacio de Jimin y no hostigarlo, sin importar que doliera como la mierda y que le dieran ganas de llorar cada vez que lo veía cruzar el pasillo sin hablarle.