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Un día por curiosidad, Jimin hizo un test de personalidad y los resultados arrojaron, que una de sus características principales era la empatía. Jimin no se consideraba un chico tan empático como el resto de personas solían hacerle creer que era, sin embargo, tenía claro que algo de ello tenía.

Por supuesto, ser empático traía sus beneficios para otros, pero también traía consigo su par de consecuencias propias.

Jimin se encontraba en la azotea del instituto, su espalda pegada a la pared, la cual estaba tan perfectamente pintada de blanco que parecía bañada en nieve. Jungkook, descansaba su cabeza en su regazo mientras el pelirosa dejaba pequeñas caricias en los hilos de cabello grueso. Esa mañana del lunes, no estaban solos como solían estarlo, sino que, Rosé y Chan habían decidido quedarse junto a Jungkook después de ver su deplorable ánimo por la mañana. Y es que, aunque el pelinegro estaba realmente contento de sentirse un poco más cerca de Jimin una vez más, su cabeza seguía dándole vueltas a todo el asunto de su madre. Jungkook jamás había tenido una pelea con ella antes, al menos no una que durara más de cinco minutos, por lo cual, era abrumador y realmente triste para él llevar una semana sin hablarle.

No lo malentiendan, Jungkook quería que las cosas se arreglaran, pues, realmente no era su intención dejarle de hablar a su madre toda su vida. Sin embargo, la situación era demasiado extraña y el pelinegro no descifraba como enfrentarla y sabía que, su madre tampoco estaba del todo segura como proceder para tumbar el invisible muro que se había alzado entre ambos.

Jimin detestaba ver a Jungkook de esa manera y estaba casi desesperado por ayudarle, no obstante, no sabía que debería hacer al respecto. No quería entrometerse demasiado, aunque técnicamente ya lo estaba bastante tomando en cuenta que, él era la razón por la que Jungkook y su madre habían creado esa brecha. Jimin sabía que, si él no existiera o si él se hubiese mantenido alejado de Jungkook, Jungkook jamás hubiera tenido que pasar algo así con su madre. Hace un par de semanas, Jimin hubiese creído que retroceder sería lo mejor, pero hacerlo ahora no era una opción. Por lo que, necesitaba encontrar una solución que terminara con todos felices.

Jimin estaba tan ensimismado en sus pensamientos sobre Jungkook, que no notó cuando el tema inicial había dejado de ser los problemas del pelinegro y habían cedido el lugar a Chan y la chica a la cual le había pedido el número aquella vez en los pasillos. Resulta ser que, en realidad, si había conseguido salir con ella un par de veces durante el receso de otoño.

—No somos novios, ya sabes... Pero estamos en algo, supongo. Tipo, Jungkook y Jimin.

Rosé al escucharlo decir lo último, le proporcionó un codazo en el estómago. Jimin rio, en realidad, Chan no había dicho nada que no fuera cierto.

—¿Y por qué no son novios aún?

Jimin preguntó curioso.

—Cosas de ella... No es nada.

Jimin frunció el ceño.

—Chan, eso no suena como algo bueno —el pelirosa entrelazó su mano con la de Jungkook, quién, aunque no hacía parte de la conversación, le estaba prestado atención a todo lo que decían— ¿Qué quieres decir con que son cosas de ella?

—Son tonterías.

Repentinamente, Chan comenzó a jugar con la correa del reloj en su muñeca. Rosé quién le miró de reojo, frunció el ceño y se dio cuenta de que "la tontería" no era para nada una tontería. La rubia no pudo evitar pensar que la única razón por la que Chan no estaba siendo sincero al respecto, era porque ella estaba ahí.

—Chan, dilo ya —habló Rosé— Me causa ansiedad esperar que digas algo.

Chan soltó un suspiro y sin tener otra cosa que decir para evitar el tema, simplemente dijo la verdad.

First Times ミ⚘ 𝐾𝑜𝑜𝑘𝑚𝑖𝑛Donde viven las historias. Descúbrelo ahora