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Su cuerpo se estampó contra la pared al momento que lo aventaron. Sus piernas se debilitaron y eso causo desplomarlo en el piso abruptamente, quedo impactado. Su cuerpo ardía con intensidad a medida que seguían pateándolo en el suelo como si fuera algo inservible.

─De-etenganse. ─imploro en bajo, pero después alzar la voz─. ¡Basta!

Le hicieron caso. El líder del grupo se agachó a su altura para tomarlo del mentón y obligarlo a que lo mirase, ignorando el hecho de que cualquier brusco movimiento le causara dolor.

Observo el rostro horrorizado de Renjun, como sus ojos se llenaban de lágrimas y la sangre saliendo de su nariz y boca, causando que respirase con dificultad.

─ ¿Quién te dio el permiso de hablar? ─pregunto Xiaojun con dureza, pero fue un tremendo miedo cuando su voz sonó distorsionada y más grave de lo normal. Sus ojos se tornaron por completo en un negro brilloso que lentamente se comenzaba a derretir, pasando por todo su cara, como si fueran lágrimas.

Cuando abrió boca, esta se extendió a los lados de manera tétrica hasta que las comisuras tocaran sus oídos y el terror lo invadió cuando sonrió, mostrando unos filosos dientes a medida que se acercaba.

Renjun se sobresaltó al momento en que despertó, inhalo con profundidad y hallando a su corazón acelerándose. Dirigió su mano hasta su pecho y sintió los rápidos latidos, después a su frente y se dio cuenta de que estaba sudando gracias al miedo.

De nuevo con los recuerdos de secundaria. Supo que se encontraba en la biblioteca de la escuela, se sintió ridículo por quedarse dormido al hacer tarea.

"Ese tiempo ya paso, ellos no te recuerdan", se dijo al tener esos malos momentos en China.

Renjun nació en Jilin, China. Toda su infancia estuvo ahí, pero se mudó a Corea cuando el acoso fue demasiado. Todo gracias a Xiaojun, un alumno de un grado mayor que le encantaba molestar a Renjun.

Fue un cambio agradable al principio, empezar desde cero y aprender un nuevo idioma le emociono.

Pero no es de menos saber que los estándares en Corea son altos, la mitad de su escuela se había hecho alguna cirugía plástica o fueron bendecidos al tener un gran rostro hermoso y un envidiable cuerpo. En esos estándares, Renjun no es considerado bonito, ni un poco. Y menos cuando se enteraron de que venía de China.

Gano una enorme inseguridad en si mismo, gracias a los insultos de sus familiares y desconocidos. No podía verse en el espejo sin sentirse incómodo y menos salir a la calle sin maquillaje.

A la cuarta semana de estar en Corea, Renjun le pidió a su madre hacerse una cirugía plástica para su cumpleaños dieciséis, ella se negó. Todos en su clase lo criticaban de manera discreta, pensando que Renjun no los oía, pero lo hacía.

Cuando comprendió el coreano con fluidez, siempre escuchaba los insultos hacia su físico. Todas esas palabras no lo dejaban en paz.

Dio por hecho que era feo. No tenía un buen cuerpo, su rostro estaba lleno de imperfecciones. Tiene granos, cara grande, dientes feos y con ese colmillo chueco que siempre era la burla en secundaria gracias a Xiaojun, ojeras prominentes, piel seca que se irritaba con facilidad y su nariz no era pequeña. Le causó un gran estrés todo el tiempo que vivió en China que llegaron las pesadillas tan realistas en donde todo terminaba borroso y despertaba exaltado con miles de preguntas y una angustia terrible.

Cuando tuvo el primer día de escuela en Corea se asombró al ver a tantos alumnos con un aspecto irreal. Muchos aprovechaban eso a su favor, porque cuando uno es guapo tiene miles de ventajas en este mundo.

El club de los corazones rotos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora