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Encontró a Jaehyun saliendo de su salón y comenzar a caminar por los pasillos infestado de estudiantes en dirección al patio de la escuela, en donde todos se dirigían para el evento deportivo.

─ ¡Jaehyun! ─lo llamo Jaemin con una sonrisa en el rostro. El nombrado volteo a verlo y saludo al recordarlo─. ¿A dónde ibas?

─Afuera, para el evento. Espera, ¿no te has puesto la camisa de tu equipo? ─preguntó al verlo con la simple camisa blanca del uniforme─. Deberías apoyar a tu grupo.

─Lo olvide por completo. ¿Me acompañas por mi camisa? No quiero ir solo, ya todos se fueron. ─pidio Jaemin llevando su mano hasta su nuca y actuando con inocencia─. Sera rápido.

─No hay problema, de todos modos a mi equipo le toca participar mas tarde.

─Me alegra escuchar eso.

La inocencia de Jaehyun podría llevarlo a lugares terribles, Jaemin sabía que las personas nunca sospechan de sus conocidos al principio, siempre sospechan de lo desconocido.

─Deje mis cosas en mi club, se encuentra en el sótano. ─aviso mientras bajaban las escaleras para encontrarse en el lugar tenebroso de la escuela.

─No sabia que la escuela tenia sótano.

En cuanto llegaron al club, Jaehyun comenzó a darse una vuelta por el aula pero se detuvo cuando vio una mancha roja en la pared, supo que no era algo normal. Se acercó para tocarla con curiosidad, la olfateo y se asqueo al darse cuenta que era sangre seca.

Dio vuelta, enfrentándose con Jaemin mirándolo con unos inquietantes ojos. Sus manos se encontraban detrás de su espalda, como si le fuera a dar un regalo.

─Eso...era...

Jaehyun por instinto quiso escapar pero Jaemin fue más hábil y le estampó el martillo en su rostro. Ese martillo que habia usado en Jeno. Jaehyun cayó al suelo soltando un alarido de dolor.

─De todos tu serás el más divertido. ─susurro Jaemin dejando caer el martillo.

Arrastro su cuerpo hasta toparse con la pared, Jaehyun se movió con lentitud mientras cubría su rostro por el horrible ardor que experimentaba. Volvió hasta su mochila que se encontraba en el otro extremo del salón para sacar algunos clavos gruesos.

Alzo a Jaehyun soltando un gruñido por la fuerza que ejerció al levantarlo y lo coloco en la pared de pie, pudo observar que le había roto la nariz pero eso fue lo menos que le importo.

Acomodo sus extremidades en forma de estrella para después tomar uno de los clavos y posicionarlo en la palma de su mano derecha, después comenzó a clavarlo ayudándose del martillo, clavándolo en la piel y que pudiera quedar fijo en la pared. La sangre comenzó a brotar de su mano.

Jaehyun soltó otro grito desgarrador al intentar librarse, pero lo único que consiguió fue empujarlo para que se alejara de él.

─Ash, en verdad...─maldijo Jaemin para después darle otro golpe con el martillo en su quijada, tronándola─. ¡Deja de moverte!

Jaemin tomo su mano izquierda para colocarla en la posición de antes y volvió a repetir el proceso pero esta vez clavo tres para que no pudiera escaparse, Jaehyun sollozaba pidiéndole que lo suelte pero el menor se hizo el sordo.

Admiro lo que había hecho. Los brazos de Jaehyun estaban extendidos y sus piernas juntas, le recordó a cuando crucificaron a Jesús. Volvió hacia su mochila para sacar un galón de gasolina y los ojos de Jaehyun se llenaron de suplicas. Se acercó hasta el mayor para comenzar a bañarlo de gasolina y a llenar el salón como lo había hecho en los pasillos y algunas zonas de la escuela para que su plan funcione.

El club de los corazones rotos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora