白布 賢二郎

719 47 18
                                    

Te miro, te observo, te analizo y te respeto.

Si bueno, aquello no aplicaba en él, lo suyo fue más como:

Te miro, te admiro, te analizo y me enamoro.

Se mató estudiando para el examen de admisión, suplicó una y otra vez a su madre para que lo dejara asistir, cambio todo su estilo de juego y lo logró, logró entrar a aquella costosa academia.

La mitad de su primer año fue buena, mantuvo su promedio elevado y logró resaltar entre todos los novatos de su club. Hizo y seguiría haciendo hasta lo imposible para ser el colocador del gran Ushijima Wakatoshi.

Todo marchaba a la perfección hasta que se percató de algo; veía más a su senpai de lo que consideraba normal, ok, siempre lo observaba con admiración, más cuando no le estaba hablando o lo tenía cerca, pero supo que aquello era diferente en el momento en el que le pareció aún más atractivo el mayor cuando lo vio rematar de perfil.

Le tomó algo de tiempo pero comprendió que le gustaba el capitán del equipo, después de meditarlo unos días, se quitó todo tipo de culpa, pues aquel ejemplar de hombre cumplía con cada uno de los requisitos para su tipo ideal, tanto deportivamente como sentimentalmente. Podía vivir con aquello, si bien, en momentos fuera de la cancha le costaba un poquito mantenerse bajo control cuando estaba con la estrella, regularmente podían tener conversaciones cortas y simples; se entendían bastante bien y aquello era suficiente para él.

Su segundo año no pudo empezar de mejor manera al ser llamado como el colocador oficial, por un momento, cierta inquietud lo inundó al pensar que de alguna manera pudiera ofender al antiguo colocador pero éste rápidamente le aclaró que no había sido así, quedando en buenos términos, al fin de cuentas, ambos sabían que el castaño era la mejor opción para levantar el balón al joven rematador.

Si, todo se encontraba perfectamente bien, hasta que cierto pelinegro se transfirió de Australia. Kobayashi Hayate, el nombre que no podía sacarse de la mente; no le agradaba, era alto pero no hábil, era fuerte pero desagradable y sobre todo (aún que no lo admitiera en voz alta) se notaba que era fan de su rematador y no cualquier fan, si no, uno en su mismo nivel. La mayor diferencia entre los dos eran sus personalidades, mientras Shirabu era serio y reservado, Kobayashi era más del tipo alegre y liberal. Y ambos estaban enamorados del mismo tipo. Frustrante.

Aún así, no lo consideraba un "rival en el amor", era claro que su mayor no tendría nada sentimental con el pelinegro, ni con él, por lo que aquello dicho por su amigo le resultaba ridículo.

—No lo creo—

—¡Te digo que si es cierto!

Aquélla peculiar amistad comenzó el día del chequeo anual de todos los que tenían un segundo sexo.

Se encontraba en la improvisada sala de espera sin nada que hacer cuando de la nada llegó Taichi a hacerle plática. Todos los días lo veía tanto en clase como en el club, pero nunca habían hablado más de lo estrictamente necesario. Después de un "¿No me dijiste que eras Ingeneráre" y un "No es de tu incumbencia si puedo o no engendrar" de su parte, no había poder humano que pudiera separarlos,excepto el de Kenjirō, pero solo pasaba cuando el asunto se salía de control, casi nunca sucedía.

De nuevo, todo marchaba bien, hasta que el más alto comenzó a darse cuenta de cosas y se las hizo saber; las primeras veces lo negaba rotundamente pero por alguna extraña razón dejó de hacerlo, no negaba nada pero tampoco confirmaba nada, aprendió a convivir con cada "te gusta Ushijima-san" pero en cierto momento a aquella frase, la empezó a acompañar un "y a Ushijima-san le gustas también". Aquello si era demasiado para él.

—Y yo te digo que no...además ¿cómo estás tan seguro?— añadió alzando una de sus cejas.

—Crecí viendo a mi hermana conseguirles citas, novios y novias a las chicas de su escuela—infló y golpeo su pecho con orgullo—sé de estas cosas.

Antes de poder agregar algo más, vieron como el miembro recién incorporado el equipo corría gritando "Wakatoshi-senpai" hasta posarse a su lado. El colocador casi rompe el balón que tenía en sus manos al apretarlo con una fuerza sobrehumana. Kawanishi le arrebató el balón antes de que pudiera lanzarlo a la cabeza que parecía captar toda su atención.

—No te preocupes por él, Ushijima-san te quiere a ti—le mencionó de buena manera pero eso no evito enfurecer e indignar al castaño.

—Deja eso de una buena vez si no quieres que...

—Shirabu.

Shirabu y el que no era Shirabu, giraron sus cabezas rápidamente en dirección a la gruesa voz.

—¿Qué pasa Ushijima-san?

—Vamos a entrenar —después de escuchar de ambos un fuerte "si", se retiró a la cancha.

—¿A ti quién te invitó?—le reprochó enojado.

—Tu odio no debe enfocarse en mi Kenjirō, soy tu amigo, no tu rival—le dijo con una sonrisa burlona.

—¡Taichi! ¡deja de perder el tiempo y ven a entrenar de una buena vez!—su senpai albino dio por finalizada su conversación.

***

No sabía exactamente lo que sentía cada que escuchaba aquello pero ya se estaba cansando.

—¿Es tan difícil entender que quiero que cierres tu maldita boca?—soltó aquello en voz baja, solo para que la persona que se encontraba detrás de él, lo escuchara.

—No, lo que es difícil de entender es el porque no quieres entender.

—Yo no entiendo lo que ustedes tratan de entender pero si entiendo que si no avanzan no les van a dar de comer.

Ambos voltearon hacía atrás, dónde se encontraba una chica a la que nunca habían visto, pero hicieron lo que dijo. Al parecer su conversación/discusión en voz baja, no había sido tan en voz baja como pensaron ¿cuanta privacidad podrían tener en la fila de la cafetería?

Una vez con sus bandejas llenas caminaron en dirección a la mesa habitual.

—¡No puedo soportarlo más! Te lo demostraré Shirabu, ¡Te lo demostraré! —detuvo su caminata.

—¿Qué me vas a demostrar?

—Que le gustas a Ushijima-san—dijo con verdadera convicción.

El más bajo entró en una pequeña crisis pues su amigo se encontraba diciendo aquello en plena cafetería donde cualquiera pudiera escucharlo, especialmente el mencionando que se encontraba unas mesas más lejos. Después de un "si, como quieras" continuaron su andar hasta llegar a la mesa.

Cualquiera que pasara cerca de ellos podría ver lo raro que era el ambiente. El gran Ushijima Wakatoshi se encontraba comiendo tranquilamente mientras escuchaba a su menor, enfrente de él, Tendō sonreía burlonamente a la nada, a su lado, Semi comía sin levantar la cabeza pero aún así se podía notar el fuerte sonrojo que tenía, a lado del capitán, Shirabu comía mientras le hablaba sobre el entrenamiento y para finalizar, a lado de él, se encontraba Kawanishi Taichi quien tenía un peculiar brillo en los ojos.

Había visto a su hermana hacerlo una y otra vez, ahora entendía porque le gustaba tanto hacer aquello. Él lo lograría, demostrar que aquella atracción era mutua, de lo contrario, le daría su postre de todo un mes a su amigo como disculpa.

Confiaba fuertemente en sus instintos. Su familia era experta en el amor.

Yo sé de amorWhere stories live. Discover now