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El entrenador los odiaba. Esa era la única respuestas ante hacerlos correr con semejante sol y calor. Después de aquél tortuoso recorrido, se encontraba de pie detrás del límite marcado de la cancha. Con una postura un tanto relajada, los brazos cruzados y ojos determinados, se dedicaba a observar al zurdo que se encontraba en el otro extremo de la cancha; analizaba detenidamente cada movimiento y gesto (tanto como la distancia lo permitía) para encontrar una respuestas a sus inquietudes.

"Ayer prácticamente huyó de mi y hoy no se me ha acercado para nada ¿será que ya no quiere saber de mi?"

—¡Vamos! sé que estas agobiado pero podrías verte un poco más feliz.

—Me veo como me siento.

—No creo que sea tan malo...

—Porque no estabas ahí.

—Si bueno...—ya no sabía de que manera podía consolar a su amigo—No deberías juzgar a las personas tan a la ligera—dijo como si hubiera sido una gran revelación—Tú me lo haz dicho antes y es justo lo que estas haciendo.

—Eso es diferente.

—No, no lo es.

—Shirabu.

Lo escuchó fuerte y claro por lo que enfocó su atención en él.

"Esta hablando ¡ME ESTÁ HABLANDO! ¡calmate Kenjirō! de lo contrario cometerás otra estupidez"

—¿Qué pasa Ushijima-san?—estaba ansioso, tenía varías preguntas que quería hacerle pero no podía echárselas en la cara así como así ¡Y menos cuando todos lo miembros del equipo los estaban observando!

—Eres confiable y fuerte.

Sus ojos parecían querer salirse de su lugar y su cerebro estaba a punto de explorar; en su mente ya había vivido un sin fin de posibles escenarios sobre el mayor ignorándolo, reclamándole e incluso uno dónde lo rechazaba y se cambiaba de club junto Hayate pero ninguno se encontraba medianamente cerca de lo que acababa de suceder.

—Nah Wakatoshi-senpai no es justo que solo le de cumplidos a Kenjirō, mejor diga ¿qué es lo que piensa de mi?—lo detestaba, no existía manera alguna de que pudiera agradarle.

—¿Quieres saber lo que pienso de ti?—no supo que pensar de aquello dicho por el rematador.

—¡Si!

—Eres fuerte y puedes llegar a mejorar aún más si trabajas duro.

—¡Yo también quiero un cumplido del capitán!

—¡Ahora voy yo!

Rápidamente sus demás compañeros comenzaron a acercarse exigiéndole cumplidos al capitán. Eran cerca de diez pasos lo que lo separaba del gentío, pero ni eso era suficiente para hacerlo sentir lejos de la estrella, sus ojos no podían separarse de las facciones contrarias.

—Son igual de raros.

—Callate Taichi.

—Es cierto...de seguro él no sabe bien lo que hizo y tú tampoco tienes idea.

—¿Según tú que sucedió?

—Te reclamó enfrente de todos.

—¿De qué diablos hablas?

—¡NADIE SE MERECE CUMPLIDOS SI NO SON CAPACES DE DEJAR LAS ESTUPIDECES Y PONERSE A ENTRENAR!

—Al parecer Semi-san anhela mucho ganar el Intercolegial.

Yo sé de amorWhere stories live. Discover now