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El mismo resultado una vez más.

—¡ERES UN INÚTIL KENJIRŌ! ¡NO SÉ CÓMO DIABLOS LOGRASTE ENTRAR AL EQUIPO Y CONSEGUISTE LA TITULARIDAD!  ¡INTENTALO OTRA VEZ Y MAS TE VALE NO FALLAR!

"En éste momento yo tampoco lo sé entrenador"

—¡Si!—siguió la orden, pero de una afirmación a que sucediera había un gran camino.

Falló y no entendía el porque.

Se insultó y se dijo que se merecía el golpe que el entrenador le había propiciado en la cabeza.

Nada importaba a su alrededor, sus manos se aferraban a sus rodillas y sus ojos se mantenían enfocados en el sucio suelo, su respiración errática era más por enojo que por cansancio.

—Shirabu—levantó la mirada y se enderezó frente al dueño de la fría mirada—sigue entrenando.

Lo vio irse y se mordió el labio para evitar gritar. Que el mayor tuviera que repetírselo significaba que le estaba causando problemas al equipo.

Comenzaban a llegar a niveles de frustración y decepción de si mismo poco sanos.

***

—Ya te dije que no tienes que preocuparte por nada—ambos caminaban al salón de recreación—te aseguro que su mirada se iluminará en cuanto te vea así como en las mejores historias de amor.

—¿tú como sabes eso?—lo miró extrañado.

—Tendō-san me lo dijo—se encogió de hombros.

—mmm...como sea...te aseguro que si estuviéramos en una historia romántica no sería un clásico, sería mas como una mal escrita y poco interesante—intentó decirlo sin interés pero la verdad es que muy dentro suyo, anhelaba vivir una historia cursi con su capitán. Como casi todas las personas enamoradas.

—Todas las historias tienen más de un punto de vista, lo que para ti no tiene sentido para alguien más puede ser algo increíble y romántico.

—Me niego a creer eso, las cosas son lo que son.

Se adentraron a la sala y notaron que todo el equipo se encontraba ahí reunido, su mirada viajó por todo el lugar y deseó no haberlo hecho.

No sabía que pensar, no sabía que sentir. Sus ojos no podían separarse de aquella escena.

Todo ocurrió a velocidad normal pero pudo apreciar a la perfección (para su desgracia) como los rostros de su capitán y del que no consideraba su rival se acercaban, todos los asientos se encontraban vacíos excepto por el sillón para dos personas en el que se encontraban.

La verdad no era clara pero tampoco resultaba necesario buscar alguna "razón lógica" a la situación.

—¡Shirabu! ¡Taichi! ¡Que bueno que llegaron, el partido está apunto de empezar tomen asiento!—se colocó enfrente de ellos con los brazos estirados su exótico senpai.

Cuando se quitó, observo al rematador de banca levantarse e irse; por puro instinto comenzó a caminar en dirección al castaño oscuro.

—Ushijima-san—su voz tembló ante todo lo que lo golpeaba en su interior.

"¿Qué fue eso Ushijima-san?"

—Shirabu ¿no deberías estar entrenando?—su ceño notablemente más fruncido que lo común le dio a aquello la pinta de un regaño.

—Bueno....—aún se encontraba lo suficientemente aturdido como para contestar a eso y de todos modos nunca le diría "Deje mi entrenamiento a la mitad por que quería verlo" aunque fuera la verdad.

Yo sé de amorWhere stories live. Discover now