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No le gustaba el calor, no le gustaba estar bajo el sol cuando hacía calor, no le gustaba correr cuando hacía calor, no le gustaba no poder alcanzarlo al trotar. Estaba de malas por muchas cosas ese día.

En su último intento por alcanzarlo, juntó lo que le quedaba de fuerza y aceleró... pero no cambio el ritmo de su trote. Volteó y vio como su amigo estaba agarrado de su playera.

—¡¿Qué diablos haces?!

—Shi...Shira...bu...a..¡ayudame!

Lo miró mal pero no hizo nada para quitárselo de encima, resignado continuó el recorrido.

Estar en la academia 24/7 llegaba a ser aburrido, no importaba las hectáreas que abarcara, no importaba la deliciosa comida ni siquiera importaban la gran pista de atletismo o el club de equitación; aunque la jaula estuviera hecha de oro, seguía siendo una jaula, o eso fue lo que dijo la tía del líbero y cuando este les contó pareció agradarle a casi todos. Lo único que querían era llegar a su fresco, cómodo y elegante gimnasio más que nada para descansar.

"Odio esto, odio esto, odio esto" se repetía mentalmente.

El único que parecía medianamente feliz era su mayor pelirrojo, que se encontraba empujando a Taichi, que aún seguía aferrado a él, quien se aferraba a Semi, que a su vez empujaba a otros dos, uno con cada mano.

Al llegar al Shiratorizawa, un suspiro colectivo se escuchó.

—¡Animo! el entrenamiento apenas comienza—con miradas de fastidio sobre él, caminó en dirección contraria.

—¡¿A dónde vas?!—le gritó el albino.

No les prestó atención ya que las peleas entre ellos dos eran comunes y mayormente absurdas. Entró al gimnasio junto con el resto del equipo, que para estar cansados, entraban entre empujones y ¿patadas? Siempre había sido del tipo tranquilo por lo que aquel comportamiento no era uno con el que se encontraba familiarizado.

—¿Por qué estas tan feliz? ¡Ah ya sé! estás así porque verás todo sudado a...

—¿No tienes a nadie más a quien fastidiar?

—Eres un encanto Kenjirō—soltó en un suspiro exagerado—No hay duda que tu amargada cara trae loco a Ushijima.

—¿Otra vez con eso?

—Te dije que no pararía con esto hasta demostrarlo.

—¡Taichi! ¡Kenjirō! ¡Dejen de perder el tiempo o darán 10 vueltas extras mañana! ¡¿entendieron?!—gritó el entrenador.

—¡Si!

—¡Si!

Con cierto (bastante) grado de miedo se acercaron a la zona donde comúnmente entrenaban, aún cansados, se encontraban emocionados, al fin de cuentas ambos estaban ahí por gusto y les fascinaba el volleyball. Shirabu esperaba que aquel entrenamiento fuera lo suficientemente bueno para que le permitiera olvidar el mal rato del calentamiento.

***

Tenía hambre y agradecía que el entrenamiento hubiera terminado ya que solo podía pensar en irse de ahí y comer.

—Callate Taichi.

—¡Pero si no estoy diciendo nada!

—Escucho tu mirada

—¡Eso no es posible!

—Calma chicos, la violencia no trae nada bueno—los interrumpió Tendō colocando sus manos en los hombros ajenos—solo conseguirán enfurecer al entrenador—aunque se encontraban en silencio, podía sentir la tensión entre ellos—¿qué pasa? saben que pueden confiar en su senpai.

Yo sé de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora