Capitulo 40

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Tras salir de casa de Pablo, Melanie estaba completamente cabreada y no tenía ganas de pensar en nada puesto que del cabreo que llevaba encima seguro que lo vería todo de una manera distinta.

Al llegar a casa, dejó las llaves en el recibidor y con muy poco entusiasmo subió las escaleras hasta llegar a su cuarto, tirar el bolso y dejar el móvil sobre la mesita. Este, cuando vio la cara de Mel se iluminó y en él, pudo ver una foto de ella y Pablo.
Esto le hizo sentirse realmente mal y con ganas de llorar, cosa que no pudo evitar nada más tumbarse.
Las lágrimas empezaron a caer por su rostro y miles de sentimientos de confusión pasaron por su mente.
No entendía nada y se sentía como una total desconocida para Pablo.

A la mañana siguiente tras levantarse y notarse la cara seca se dió cuenta de que se había quedado dormida mientras lloraba.
Como no podía quedarse en casa y seguir así ya que tenía que trabajar, se vistió y se dirigió al trabajo sin más. Al llegar, varias personas al darle los buenos días le preguntaron que si estaba bien puesto que su cara decía todo lo contrario a eso. Había dormido más bien poco y encima no paraba de dar vueltas a la actitud que Pablo había ido arrastrando días atrás. Cuando estaba llegando por fin a la oficina, se encontró con Judith y esta le paró:

- ¿Cómo estás bonita?.- pregunta preocupada mientras le acariciaba mechones de pelo.
- Bien. ¿Como voy a estar?
- Ah. No. No sé. Nada. Vuelvo al trabajo.- responde Judith volviendo al trabajo y con aires de haber metido la pata en algo.

Mel no le da mucha más importancia y entra a su oficina puesto que Judith a veces tiene arranques difíciles de entender. Tras abrir la puerta y dirigirse a su escritorio, ve que sobre él hay un sobre y una memoria portátil. Esto le pilla de sorpresa y se extraña mirando a un lado y a otro, percatándose así de que Pablo aún no ha llegado y de que su oficina está cerrada a cal y canto.

Tras mirar el sobre, decide abrirlo y leer lo que hay en su interior:

No se que estarás pensando ahora o si quiera si estás leyendo esta carta o ya la has tirado por tu impulsividad. No obstante, voy a seguir con lo que tenía pensado decirte ya que creo que lo necesitas.

Me marcho. Me marcho por tu bien y por el mío. Se que algún día cuando sepas el porqué lo entenderás aunque mientras tanto, me odies con todo tu corazón. Siento muchísimo el irme así pero de verdad que no tengo suficiente valentía de hacer esto cara a cara. No podría dejarte ir y mucho menos marcharme si se que tú estás atrás mirando como lo hago.

Te agradezco todo el tiempo que has pasado junto a mi y cada uno de los días, momentos e instantes que me has dedicado. Me has hecho sentir como nunca nadie y siempre tendrás un hueco en mi.

Se que nos volveremos a ver. Estamos hechos el uno para el otro. Te he sentido como parte de mi. Te he sentido mía y te he sentido como nunca a nada ni nadie. Te he sentido mi hogar y mi lugar.
Eres luz y eres alegría. Eres todo lo que está bien en este mundo.
Lo siento con el alma Melanie. Te quiero como nunca querré a nadie. Contigo se queda todo mi ser.
Recuérdame.
                        
                                                    Pablo.

           
Sin palabras y destrozada se encontraba en ese momento Mel. Toda la carta estaba empapada de las lágrimas que habían ido cayendo por su rostro mientras que leía la carta de Pablo.
Estas no pararon mientras que introdujo la memoria portátil en su ordenador de mesa y vio lo que este llevaba dentro.

Éxtasis Where stories live. Discover now