Capitulo 26

732 24 9
                                    

Pablo, se despertó antes que Melanie, por lo cual, se permitió mirarla un rato mientras dormía.

Tras eso, miró la hora y se dio cuenta de que si no salía de la cama ya, no iba a llegar a una reunión que tenía a primera hora. No quería irse del lado de su Melanie, pero lo tuvo que hacer, ya que, todo lo bueno acaba.

Se sentía extraño. Añoraba estar en la cama con ella y eso era muy inusual en el. Nunca tenía sexo en su casa ni tampoco dormía con las chicas con quienes lo tenía. Por varias razones bastante privadas para él.

Cuando llegó a su cuarto, su móvil vibró, y ahí, se dio cuenta de que tenía varias llamadas perdidas de Luis.

Decidió llamarlo, para ver si estaba bien.

- Joder, Pablo.- contestó Luis, al otro lado del teléfono.
- ¿Que te pasa?.- preguntó Pablo, mientras se sentaba en la cama.
- Te lo iba a contar desayunando, pero, te lo cuento ahora. Llevo toda la noche sin dormir.- contestó el gallego.

Una vez le contó todo lo ocurrido con Aitana a Pablo, se quedó callado.

- ¿Estás ahí?.- preguntó el malagueño, preocupado.
- Sí, lo siento. Dime que hago o que opinas o no sé. Dime algo, Pablo.
- Tranquilo, Luis. Te entiendo. No quieres que nada vuelva a ocurrir, y por eso, te previenes tan bien.
No ha sido culpa de ninguno de los dos, pero, aún así, creo que se lo deberías contar a Aitana. Se que le tienes cariño, y por eso, creo que debería saber el motivo por el que paraste tan de repente. Le hará sentir mejor.
- No sé. No somos nada, y es algo muy mío, pero, supongo que lo haré, aunque me cueste. No quiero que crea que es por ella.
- Bien.- respondió Pablo, suspirando.- Yo.- dijo tomándose un tiempo.- Melanie está en mi casa.
- Pablo, la quiero más que a mi vida. Lo sabes. Te lo advertí. Si llega a sufrir por tu frialdad, la tendré contigo, y me da igual que seas mi hermano. Con ella no, no se lo merece.
- No somos nada, Luis. Ni lo seremos. Simplemente, te lo cuento para que lo sepas. No le haré daño, tengo cabeza. Se merece a alguien mejor. Y tampoco es que sintamos algo.
- Pablo, tú eres la mejor persona que he conocido, pero, eso no quita que seas un hijo de puta.- respondió Luis, quitándole hierro al asunto y riendo.
- No me digas eso, príncipe.
- Siento pasarme, sirena. Nos vemos ahora. Donde siempre, para desayunar.
- De acuerdo. En una hora nos vemos allí.- contestó Pablo, mientras se levantaba de la cama.

Después de hablar con su amigo, Pablo, se puso un traje de los que tenía en el vestidor y decidió ir a ver si Melanie estaba despierta.

Al entrar en la habitación donde Melanie seguía dormida, dejó la chaqueta del traje y su móvil sobre un sofá y se sentó en la cama, provocando así que Melanie, abriera los ojos.

- Buenos días.- dijo Pablo, dándole caricias.
- Hola.- contestó Melanie,sonrojándose.
- No me digas que te da vergüenza ahora. Anoche me comiste la boca y alguna que otra cosa más y no tenias vergüenza alguna.- soltó, riendo a carcajadas
- Cállate, que vergüenza.- dijo Mel, tapándose la cara con un cojín.
- No seas tonta, anda.- contestó el malagueño, quintadole el cojín de la cara.
- ¿Vas a trabajar?
- Sí. Venia a avisarte. Quédate cuanto quieras.

Tras eso, se acercó a ella, le agarró el labio inferior y se lo succionó. Eso, a ella le provocó una humedad que Pablo notó al momento y que le hizo sonreír.

- Me voy.- dijo Pablo, dándole un pequeño beso.

Después, cogió la chaqueta que estaba en el sofá, y salió por la puerta.

Melanie, no sabía dónde meterse, pero, decidió ponerse su ropa e ir a su casa para desayunar con Aitana y después asistir a la reunión que tenían ambas a las doce.

Una vez ya estaba vestida, se dispuso a bajar las escaleras para salir de la casa de Pablo, pero, al pasar por delante de su cuarto, le entró la curiosidad.

Al mirar, vio que casi todo era negro. También, vio un vestidor enorme tras una puerta corredera.
El baño no se quedaba atrás para nada. Era igual de lujoso que la casa y la habitación en sí. Hasta la cama  (negra por supuesto) tenía la esencia elegante de Pablo.

Melanie, sonrió al pensar en lo de la noche anterior y cuando se dio cuenta de que estaba invadiendo la privacidad de Pablo, bajó las escaleras y salió de la casa cerrando la puerta tras ella.

De pasó a casa, fue a una cafetería y pidió un desayuno para llevar, para así, compartirlo con su amiga.

Cuando llegó al edificio, subió al ascensor y abrió la puerta de su apartamento como pudo, ya que con todo lo que llevaba en las manos, le era difícil.

Nada más entrar, vio a Aitana sentada en el sofá, con una manta y pañuelos, así que soltó las cosas que llevaba en las manos y se acercó a ella, cogiéndole la mano.

- Aitana, ¿estás bien?.- preguntó Melanie, al borde de llorar por lo mal que se sentía por su amiga.
- No. Te tengo que contar algo que me pasó ayer.
- ¿Por qué no me has llamado?
- Tu estabas peor. Judith me dijo que escuchó las voces que le diste a Pablo, contándole lo de tus padres.
- Vamos a ponernos al día.- contestó Mel, tomando asiento al lado de Aitana.

Éxtasis Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt