Capitulo 18

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Mientras tanto, Pablo, se acababa de levantar.
Como de costumbre, bajó en bóxer a tomarse su café matutino. Mientras que lo hacía, revisaba y respondía correos

Tras acabar, subió a ponerse uno de los tantos trajes que tenia en su vestidor. Era demasiado ordenado, por lo cual, tenía cajones perfectamente ordenados llenos de relojes, corbatas, cinturones, zapatos...
En cada armario, metía un tipo de prenda o complemento. En uno, camisas, en otro, pantalones;
Así, con cada cosa.

Al acabar de vestirse, y hacer su rutina pre-trabajo, salió hacia la empresa.
En el camino, mucha gente se giraba, para ver lo elegante que era su coche,o para ver lo elegante que era el. Siempre despertaba pasiones, a leguas se veía la pasión y el poder que desprendía. A eso, ya estaba más que acostumbrado.

Cuando ya se encontraba en su planta y entró a su despacho, se sentó dispuesto a ver a Melanie. Aunque, se dio con un canto en los dientes, puesto que las persianas, estaban bajadas.

Decidió dejarlo pasar por horas,pero, finalmente, optó por ir a el despacho de su empleada. Cuando entró sin previo aviso para molestarla si es que estaba dentro, vio que no estaba, y eso, le supo raro.

- Judith, ¿Y Melanie?.- preguntó Pablo mientras se acercaba a la recepción.
- Hasta dentro de dos días no viene, pensé que usted ya lo sabía, por eso no le avisé.
- No te preocupes.- respondió mientras apretaba los puños.- Vuelve al trabajo, gracias.

Una de las cosas que más tenso pone a Pablo, es no saber lo que pasa a cada segundo. El control tenía que ser suyo en todo momento, y si no lo era, las cosas se podían poner muy feas.

Estaba seguro de que Luis sabría algo, puesto que si él no le había dado el permiso a Melanie, lo habría hecho el, y sin ni si quiera comentárselo. Otra cosa que también le enfadaba.

- Luis, hoy comemos a las 14:00. Donde siempre, te espero.

En cuanto Luis ve el mensaje, pone rumbo a aquel restaurante para no llegar tarde.
Al parecer, es el primero en llegar y decide tomar asiento para unos segundos después observar como Pablo entra por la puerta y no con muy buen humor que se diga.

- Quiero que me expliques en este mismo instante porqué le has dado permiso a una empleada mía para irse dos días sin avisarme.- dice mientras aprieta los puños y se sienta.- ¿Por qué coño se ha ido?
- Te vas relajando, ¿vale?. Para empezar, aunque sea tu empleada, tengo el mismo derecho ha concedérselos, que tú; tú también puedes hacerlo con mis empleados, lo sabes de sobra.
Si se los he dado, es porque los necesitaba.
No pienso decirte porqué se ha ido, si ella quiere justificártelo, lo hará, pero no voy a ser yo quién lo haga.- responde el gallego, suspirando a su vez.

Pablo, que conoce a su amigo, percibe que le concedió los días a Melanie por algo serio y de necesidad, así que, por eso se relajó. Él mismo se iba a enterar de el porqué de su viaje. Siempre conseguía lo que quería, y esta vez, no iba a ser menos. Ademas, Luis nunca daba días libres por gusto, al igual que él.

Después, al darse cuenta de que su amigo no mostraba el humor de siempre, dejó a un lado su cabreo.

- ¿A ti qué te pasa?
- Nada
- Nada no, venga dime. ¿Tiene que ver con Aitana?.-pregunta Pablo, mientras va relajando los músculos. Luis, a su pregunta, asiente.
- Ha venido a mi casa hoy, a traerme los papeles del acuerdo. Y había buen rollo, no sé.
Le he enseñado la casa, y, hemos acabado bañándonos en la piscina. Una cosa llevó a la otra y nos besamos.- Pablo, al escuchar esto último, abrió los ojos como platos.
- Vaya, vaya. Al fin. Os deseabais mucho, se notaba y se nota, día tras día.- afirma, mientras guiña un ojo.- Pero, entonces,¿por qué estás así?
- Pues al parecer, ella no quería o yo que sé tío.- responde Luis, mientras se apoya la mesa, se toca el pelo y pone la vista en el plato vacío.
- ¿Por qué lo dices?
- Pues porque se ha apartado y se ha ido joder.
Lo peor es que no lo entiendo, tuvo tiempo para quitarse y no lo hizo, joder. Pablo, que sin hablar, le pedí permiso para entrar en su boca, que encima, me dejó y me siguió. No lo entiendo.- dice mientras levanta la vista y mira a los ojos de su amigo, fijamente, buscando tranquilidad.
- Luis, tranquilo. Está confusa. Es fría en cuanto a abrirse, al igual que tú, y eso, crea una barrera entre los dos. En cuanto uno la cruza, el otro siente que ha perdido. No está acostumbrada a esto, pero, te aseguro que te desea.
Ya sabes, sirena, tu príncipe Pablo sabe de estos temas.- dice tranquilizando y haciendo reír a Luis. Ambos saben cómo calmarse y hacerse reír.
- Tienes razón, príncipe. Pero es que, ahora, tengo ganas de ti, y eso, es un problema, ¿me quitas las ganas?
- Si, si. Te quito lo que quieras, pero ahora a comer, juguetón.- responde Pablo, mientras se une a las risas de su amigo.- Te lo digo enserio, Luis. No te preocupes. Como siempre, mano a mano, los dos, en todo, ¿vale?
- De acuerdo. Ya me he tranquilizado, ha sido el dolor de cabeza del momento. Y, gracias por esto,te admiro. Voy a pedir.
- Te diría que te quiero, pero no soy un blando. Por lo cual, lo voy a dejar en te admiro, para quedar bonito, como tú.- dice Pablo mientras sonríe y remueve el pelo de su amigo.- Bueno, o pides, o te como a ti.
- Pido, pido.

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