Capítulo 27

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Una mañana más, Luis, entra por la puerta de su despacho,encontrándose así, con Mel de espaldas. Va vestida de una manera diferente a la habitual para el trabajo, y eso, le hace recordar que hoy, su amiga, no tiene que trabajar.

- Aquí vas a aprovechar tu mañana libre.- dice, sobresaltándola.
- He venido a traerle una cosa a Aitana y he decidido esperarte para verte, listo.
-Me alegro de que te hayas acordado de mi, ricura. Últimamente, estás ocupada.
- Ya lo sabes, ¿verdad? .- le pregunta, haciendo referencia a Pablo y él asiente.- Iba a contártelo.
- Lo sé, yo también. Tú sabes lo mío también, ¿no?
- Sí. Habla con ella. Cuéntaselo si estás preparado.
- Voy a ello ahora. No quiero que crea que es por ella por lo que paré.
- Pues te dejo, guapo. Llego tarde a las uñas. Te quiero, mucho. Sé que puedes.
- Y volvemos a la Mel pija. Yo te quiero más.- contesta, mientras le deja un beso en la mejilla a modo de despedida.

Antes de cruzar la puerta que le separa de Aitana, se repara en ajustar bien su corbata, a modo de gesto nervioso.

- Buenos días bonita.
- ¿Necesitas algo?.- le responde Aitana, secamente.
- Sí,necesito hablar contigo.
- Lo siento pero ahora no puedo ni quiero.- contesta, esquivándole así la mirada.
- Pues tendrás que escucharme.- dice, mientras coge asiento a su lado.- No me gusta hablar del tema,de hecho, solo lo saben mis padres, Pablo, Mel y ahora, lo sabrás tú.
- No tienes que hacerlo por obligación .- vuelve a responder, bordemente.
- Quiero hacerlo,por favor, escúchame.- dice, haciendo que ella le mire.
- Dime.- suspira.

Luis, no sabe muy bien como empezar, ni como contarlo, ya que de ninguna manera podrá igualar el dolor que él, lleva por dentro. Así que, decide soltarlo de golpe.

- Hace unos años, yo estaba con una chica. Era la mujer más bonita que había visto en mi vida. Es la única vez que me he enamorado.
Ella, se quedó embarazada. No fue buscado,fue un descuido que poco a poco fuimos amando.
Rompió aguas 4 meses antes de lo que tocaba. El parto se complicó,ella perdió mucha sangre y no aguantó.- dice, mientras le empiezan a salir las primeras lágrimas, haciendo que Aitana, las limpie y acaricie su brazo para animarlo a seguir.- El niño no estaba bien desarrollado, no podía respirar por si solo. Estuvo dos días en neonatos, pero, al tercero me dijeron que probablemente, no llegaría al cuarto y que tenía que despedirme de él. A raíz de esto,soy un negado totalmente al amor y por eso, el otro día, no quise hacerlo sin preservativo.
Lo siento, no sé querer de esa forma.
- Yo si que lo siento muchísimo, Luis. De verdad. No debí insistir.Yo, joder, lo siento.- contesta y lo abraza. Él, termina de sacar todas las lágrimas.

Tras un rato, Luis, se relaja y decide cambiar de aire.

- ¿Quieres que avise a estos y vamos a tomar un café?
- Como quieras.- le sonríe.
- Vale, ahora les mando un mensaje a todos. Aunque, no tengo el teléfono de Laia.
- ¿Laia?.- pregunta, desconociéndola.
- Una chica que está en la empresa de Pablo.
- Oh. Vale.

Cuando llegan a la cafetería, Aitana, va directa a su amiga y la abraza.

- ¿Todo bien?.- pregunta está, al ver la sonrisa de Aitana.
- Si, todo bien, ¿y tú? ¿que has hecho esta mañana?
- Pues nada en realidad, solo me he hecho las uñas,. Y bueno, al final no he ido al concesionario a echar un vistazo, no sé si ir luego o mañana. Por cierto, lo siento.- le dice, refiriéndose al tema Luis. En cierto modo, se sentía mal por no habérselo contado, pero, no era capaz de hacerle eso a su mejor amigo.
- No te preocupes. Pero, bueno, cambiando de tema , ¿a tu chico no lo saludas?.- pregunta la catalana, con sonrisa pilla.
- Que me salude él, no te jode.- contesta Mel, mientras ríe.

Pablo, saludó a Melanie como normalmente hacía y después, durante el tiempo que habían estado allí, le sonrió unas cuantas veces de manera pícara, para hacerla sonrojar. Pese a que estaba atento a Melanie, hablaba también con Laia, la cual, no se despegaba de él.

Melanie, por otro lado, se dedicó a hablar con Erik.
Le caía genial. Después de compartir los bailes de la noche pasada, se sentía muy cómoda con el y compartían bastante tiempo juntos fuera del trabajo diariamente.

El café, se alargó más de lo esperado, haciendo así, que algunos, regresaran a su puesto de trabajo.

- Yo me voy a ir yendo, nos vemos en casa.- informa Aitana, dejando un beso en la mejilla de Mel y de Pablo.
- Yo te llevo.- le dice Luis, y ella, asiente.

Tras despedirse todos, Pablo y Mel, iban para el mismo lado puesto que sus coches estaban aparcados al lado sin ni si quiera haberlo planeado.

- Si quieres, mañana puedo ir contigo al concesionario. Sé de coches. Y si nos toca una chica, por lo guapo que soy, te hace rebaja. Aunque, no la necesitas.
- ¿Cómo sabes eso?
- Soy un hombre atento.- ríe.
- Vale, como quieras. Ya sé que sabes de coches, con solo ver el tuyo, se nota.- dice, mientras señala su coche.
- Tú podrías tener el mismo o el que quisieras. Tienes mucho dinero, al igual que nosotros.- contesta, refiriéndose a su entorno.
- Sí. Pero, no me gusta fardar. No es mi estilo llamar la atención. Además, ¿que diferencia hay? Me cambio de coche porque a este, le queda poca vida, si no, no lo haría.
- Eres muy insegura.- dice el malagueño, mientras la mira a los ojos, intimidándola.
- No te voy a decir que no.- responde, sonriendo.-¿Quieres que demos una vuelta?.- pregunta, sorprendido a Pablo por completo.- Mi coche no es tan lujoso como el tuyo, pero bueno.
- Mi Melanie. El lujo eres tú, preciosa.- contesta, haciendo que Mel, se sonroje.- Mañana recojo el mío. Ahora, vamos. Yo te indico, porque, no me vas a dejar conducir, ¿no?
- Nop. Venga, vamos, monta. Y no soy tuya.
- Te encanta que te diga "Mi Melanie". Ah, y, vas muy guapa. Te queda muy bien todo. Eres un peligro.- dice, tensándose al poder confirmar que todos los hombres se fijaban en ella.
Al igual que en su amiga, Aitana. Ambas, siempre despertando pasiones.

Pablo, tenia razón. A Melanie, le agradaba que él le llamara así, pero, no se lo iba a decir. Cuando lo escuchaba decirla así, se sentía indefensa, pero, a la vez, muy protegida.

Tras subirse al coche, Pablo, le puso una mano a Melanie en la entrepierna, haciendo que Melanie, se sobresaltara y se sorprendiera. Aún así, se le hacía cómodo.

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